Sandino, Inteligencia, sensibilidad y entrega total a la lucha*
Revista Libre Pensamiento
Sólo un ser sensible, inquieto ante lo que ocurre a su alrededor y en todo el planeta con los pueblos en su totalidad, puede sentirse constantemente desilusionado ante lo que observa allí donde llega, en cualquier país donde se encuentre.
Sólo una persona así, con auténtica fibra humanista, puede apreciar que los hombres “… de gran mentalidad, se ensoberbecen con frecuencia”, olvidándose de su condición de mortales al “traficar con la justicia y con la carne humana”; sólo un ser así, como él, puede comprender cómo “las buenas doctrinas son menospreciadas por hombres sin escrúpulos”, en función de alcanzar prebendas.
Sólo alguien capaz de indignarse por completo ante las injusticias sociales, puede tener la conciencia plena necesaria para moverse en contra de la inacción y la indiferencia ante semejante orden de cosas.
Sólo alguien capaz de indignarse por completo ante las injusticias sociales, puede tener la conciencia plena necesaria para moverse en contra de la inacción y la indiferencia ante semejante orden de cosas.
Más aún, sólo una persona sensible y de mente amplia puede tener la certeza de lo imprescindible que resulta guiarse siempre por las circunstancias históricas y no por subjetivismos de una u otra índole. Sólo alguien por entero comprometido con la justicia popular puede contar con la más firme determinación para luchar hasta el final por esa causa.
En las décadas del veinte y del treinta del siglo XX, entre los nicaragüenses, Sandino reúne, más que ningún otro, todos esos atributos, inteligencia, sensibilidad, determinación para luchar hasta el fin y necesidad constante de escudriñar cotidianamente la realidad impuesta a los pueblos del continente americano, en particular, al nicaragüense. Por eso, el héroe refiere que, en México, junto a un grupo de espiritualistas, “día a día”, comenta “la sumisión de nuestros pueblos […] ante el avance hipócrita o por la fuerza del asesino imperio yanqui.”
En las décadas del veinte y del treinta del siglo XX, entre los nicaragüenses, Sandino reúne, más que ningún otro, todos esos atributos, inteligencia, sensibilidad, determinación para luchar hasta el fin y necesidad constante de escudriñar cotidianamente la realidad impuesta a los pueblos del continente americano, en particular, al nicaragüense. Por eso, el héroe refiere que, en México, junto a un grupo de espiritualistas, “día a día”, comenta “la sumisión de nuestros pueblos […] ante el avance hipócrita o por la fuerza del asesino imperio yanqui.”
Sólo alguien con sensibilidad, gran inteligencia, resolución y permanentemente inquieto puede aprender rápido a conocer al enemigo de clase; a desentrañar su verdadera faz.
Por ello, Sandino expresa que colocado ya en el teatro de los acontecimientos, esto es, incorporado en las filas de la Guerra Constitucionalista de 1926-1927, durante la cual crea su propia columna (la Segoviana), se encuentra “con que […] conservadores y liberales, son una bola de cobardes, canallas y traidores”, incapaces de “dirigir a un pueblo patriota y valeroso” como el nicaragüense.
Por ello, Sandino expresa que colocado ya en el teatro de los acontecimientos, esto es, incorporado en las filas de la Guerra Constitucionalista de 1926-1927, durante la cual crea su propia columna (la Segoviana), se encuentra “con que […] conservadores y liberales, son una bola de cobardes, canallas y traidores”, incapaces de “dirigir a un pueblo patriota y valeroso” como el nicaragüense.
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*Extracto de escrito propio
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