domingo, 9 de marzo de 2014

MUNDO: Hugo Chávez - pérdida, redención, resurrección

MUNDO: Hugo Chávez - pérdida, redención, resurrección
Por Toni Solo

Enviado por tortilla en Sáb, 23/03/2013 - 17:23

toni solo,  6 de marzo 2013

Durante el dolor y luto cuando muere un ser muy querido, lo que sostiene a las personas que quedan es la permanencia en ellas y ellos del don de las mismas calidades que amaban en la vida de la persona que perdieron. En este sentido, el legado del Comandante Hugo Chávez no tiene precedente. Muerto, su presencia ha asumido proporciones que lo ubican más allá de cualquier otra figura en la historia mundial reciente.


Venezuela y la región

Es innegable que bajo el Presidente Chávez la economía de Venezuela creció y se desarrolló, logrando una redistribución de la riqueza del país que reducía de manera dramática la pobreza a la vez que aumentó la igualdad de la renta. De la misma manera, las iniciativas venezolanas bilaterales y multilaterales comerciales y de cooperación para el desarrollo han logrado cambios positivos en la región sin precedentes. El sistema de PETROCARIBE y el marco más amplio de la Alianza Bolivariana de los pueblos de nuestras Américas han transformado el contexto económico regional, mejorando y diversificando las opciones de muchos países antes condenados a seguir en el miserable tapiz rodante de la deuda externa y la ayuda en gotas de los países ricos.

En la realización de su profunda, humanitaria visión libertadora nacional y regional, la lógica desarrollada por Hugo Chávez naturalmente lo condujo a aplicar los mismos principios fundamentales a las relaciones internacionales a nivel global. El anti-imperialismo categórico de la política externa de Venezuela reflejó fielmente el absoluto respeto del Comandante Chávez para la persona humana como el enfoque de su gesto político y de las políticas económicas y sociales a nivel nacional. Su inquebrantable defensa de la soberanía nacional y de la autodeterminación de los pueblos era un corolario directo de su identidad con la mayoría empobrecida venezolana y continental.

Desde hace siglos las víctimas habituales de la bárbara ferocidad imperial norteamericana y europea, para las mayorías mundiales el Comandante Hugo Chávez llegó como salvador en el momento histórico más oportuno. Su profunda intuición popular le permitía rehabilitar el concepto marxista de la lucha de clases, poniendo énfasis en la dimensión moral del socialismo, mientras a la vez se fortalecía de la espiritualidad latinoamericana, que incluye no solamente la fe cristiana sino también las creencias y fes indígenas y de origen africano. Gracias a su condición de militar Hugo Chávez podía imponer sobre esta ecléctica formación ideológica y espiritual una auto-disciplina formidable que inspiraba la lealtad y la emulación entre un rango de personas de lo más amplio imaginable.

Su originalidad lo hacía posible para Hugo Chávez percibir y aprovechar un momento y espíritu histórico que él mismo aprendía a moldear e impulsar hacia adelante. Aún al mismo tiempo que la Unión Soviética se hacía pedazos, el maligno viejo régimen imperialista norteamericano y europeo ya había iniciado su propio decaimiento terminal. En la novena década del siglo pasado, las variedades del declive imperial eran evidentes, a pesar de las cínicas y fáciles declaraciones de los dependientes de las élites globales como Bill Clinton y Tony Blair, quienes anunciaron el triunfo final del nefasto y corrompido capitalismo zombi que se había impuesto en sus países.

En toda América Latina y el Caribe, los movimientos políticos progresistas mantenían su fe en la dinámica revolucionaria de la Revolución Cubana, la expresión más aguda del impulso histórico de la región hacia su liberación definitiva. Respaldado por la experiencia y la solidaridad de dirigentes como Fidel Castro, Lula da Silva, Daniel Ortega y muchas personas más, Hugo Chávez supo agarrar el momento histórico. Con un alán e integridad incomparable, cumplió la enormemente compleja misión de movilizar los recursos materiales y humanos requeridos para liberar la riqueza de su país y ponerla a trabajar en beneficio no solamente de la mayoría empobrecida de Venezuela, sino la de toda la región.

Inspiración global, blanco imperial

Todo esto explica la tremenda lealtad y el cariño sin reservas que se ha desbordado por Hugo Chávez en toda América Latina y el Caribe. A nivel global, su proyección de la visión bolivariana provocaba una lealtad y afección similar ente los pueblos y dirigentes de China y Rusia y de muchos otros países en toda África y Asia. Más que cualquier otra figura internacional, era Hugo Chávez quien alentaba la integración regional como el medio indicado para acabar con el injusto e inhumano dominio político y económico de Norte América y Europa. Actualmente, los poderes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte buscan desesperadamente evitar el desarrollo de ese proceso en África porque en América Latina se encuentran en desventaja completa frente al trabajo del Comandante Hugo Chávez y sus colegas de los países del ALBA.


Exitoso de una manera sin precedentes, el ejemplo venezolano del anti-imperialismo despertaba el odio mortal para Hugo Chávez de parte de las corruptas, malévolas élites de los Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, y entre sus aliados en Israel y los feudales reinos árabes. Quizás solo Muammar al Ghaddafi era más vilipendiado en vida que Hugo Chávez. Gracias al estoico ejemplo indomable de dirigentes como ellos, como Fidel y Daniel, este tipo de difamación insólita ha llegado ser una insignia de honor para todas y todos los revolucionarios de todo el mundo.

La paradoja extraordinaria en el caso de Hugo Chávez es como su muerte ha marcado el fracaso definitivo de la maquinaria norteamericana y europea de guerra psicológica y la desgracia categórica de sus mecanismos regionales. La derecha latinoamericana siempre se ha acostumbrado a alimentar con mentiras a los medios corporativas de los países de la OTAN y sus aliados y a consumirlas de vuelta en la forma del vómito de guerra psicológica arrojado por las élites globales dominantes. En una rutina de reciclaje sadomasoquista, los medios derechistas latinoamericanos constantemente recogen las porquerías de sus amos y las envían de regreso a las cocinas mediáticas corporativas occidentales para que sean servidas una y otra vez.


La ola incontenible de luto y dolor que se desbordó por la muerte de Hugo Chávez marca la avería fatal de ese enfermo mecanismo de retroalimentación infinita mediática y debilita de cierta manera la fuerza de la guerra psicológica de las élites norteamericanas y europeas contra los gobiernos progresistas latinoamericanos. Todo el mundo habrá notado la complicidad con las mentiras de Henry Capriles y la oposición venezolana de los prestigiosos medios supuestamente progresistas como el periódico británico The Guardian, o el estadounidense The New York Times y sus homólogos liberales y socialdemócratas en Europa. Es evidente que, para los medios corporativos globales, todo va a seguir igual que antes. En el mundo real, nada será igual que antes.

Más allá, ahora inmortal, Hugo Chávez conseguirá cada vez más victorias contundentes sobre el gobierno estadounidense, sus aliados y sus patéticamente serviles medios corporativos, dedicados a la guerra psicológica. No es ninguna exageración observar que Hugo Chávez vive ahora no solamente en la mayoría popular venezolano sino en la del mundo entero. Menos evidentes que la derrota de los medios derechistas globales ha sido lo que implica la muerte de Hugo Chávez para los simpatizantes de las élites imperialistas en la izquierda neocolonial europea y norteamericana.

Contradicciones, resolución

El análisis de la Revolución Bolivariana por la gente progresista de Norte América y Europa menciona frecuentemente lo que describen como la naturaleza subversiva de la revolución en Venezuela, como si este proceso de alguna manera tome Norte América y Europa como algún punto de referencia o validación. Mucha de esta gente ignora la realidad de que, como el Presidente Daniel Ortega ha dicho, “Hay diversidad en los tiempos que lleva cada Proceso, en las condiciones en que se ajusta cada Proceso.” 


Los procesos revolucionarios en América Latina están resolviendo sus propias contradicciones, no las de Europa o Norte América. Hugo Chávez personifica el compromiso de América Latina con esta realidad, de una manera redentora única que quizás sólo se puede comparar con la del Comandante Daniel Ortega en Nicaragua. Su identidad profunda con las mayorías empobrecidas les ha permitido a Chávez y a Daniel trascender la vanidad y auto-absorción que demasiado frecuentemente se engendran con el ejercicio habitual del poder político.

Un ejemplo del tipo de contradicción que este tipo de vanidad y auto-absorción podía provocar para Hugo Chávez fue el caso de Joaquín Pérez Becerra, el periodista sueco de origen colombiano quien fue entregado sin el debido proceso por las autoridades venezolanas a Colombia en 2011. A pesar de que fue una decisión basada en una asesoría inadecuada de parte de sus subordinados, el Presidente Chávez asumió responsabilidad por lo que muchos siguen considerando un lamentable error. Aun así, el Presidente Chávez fue capaz de superar las secuelas negativas de aquella decisión y hacer posible las negociaciones de paz actualmente en curso en La Habana entre el régimen de Juan Manuel Santos y el movimiento de liberación de las FARC.


Esta determinación autocrítica de avanzar de forma práctica en todos los niveles de la vida nacional y regional a pesar de todas las dificultades y limitaciones ha sido verdaderamente redentora en Venezuela y en todo el continente latinoamericano. Es un proceso libertador genuinamente revolucionario. Conduciéndolo, a veces siendo guiado por ello, los dirigentes como Hugo Chávez y sus colegas de los países del ALBA han construido la unidad entre la disidencia, logrando atraer todo el mundo que tenga el anhelo de vencer la pobreza en sus países y ver a sus pueblos vivir bien.

Chávez y Nicaragua


La muerte de Hugo Chávez ha sido un golpe terriblemente cruel para todas las personas de buena voluntad del mundo que albergaban la esperanza que el Comandante Chávez iba a sobrevivir. En Nicaragua, el pesar ha sido agudo, muy sentido, de corazón, profundo y generalizado. Aparte de la oposición pelele, alineada con los Estados Unidos y la Unión Europea, todas las personas aquí reconocen las conexiones íntimas entre la Revolución Popular Sandinista y la Liberación Bolivariana de Venezuela y la región encarnada en la persona del Presidente Comandante Hugo Chávez.

Las vidas de Daniel Ortega, Rosario Murillo y sus colegas son entrelazadas, quizás indivisibles, con las evidentes conexiones históricas entre Hugo Chávez y la Revolución Sandinista. Es incuestionable que Hugo Chávez aprendía enormemente del intercambio de experiencias durante los largos años de adversidad que vivían Daniel Ortega, Rosario Murillo y sus camaradas del FSLN. Estos intercambios habrán sido de igual importancia como aquellos entre Hugo Chávez y la Revolución Cubana y Fidel Castro en términos del diseño de la estrategia política, económica y social que Hugo Chávez implementó en Venezuela y la región.

No cabe duda que Hugo Chávez y sus colegas como Nicolás Maduro habrán entendido el papel despreciable jugado por los socialdemócratas en Nicaragua, ahora abiertamente aliados de la extrema derecha del país. Habrán notado, también, cómo la izquierda neocolonial internacional respaldó a aquellos socialdemócratas contra el FSLN. Igual que Daniel Ortega, Hugo Chávez entendió desde el inicio la frase primordial de Sandino “Solo los obreros y campesinos irán hasta el final” porque él y Daniel Ortega conocían esa realidad en carne propia todo la vida.

Implícito en las palabras de Sandino es su aguda comprensión de la lucha de clase y también su total identificación espiritual con la mayoría empobrecida de Nicaragua, América Latina y el mundo. Somos testigos ahora, con la muerte del Comandante Hugo Chávez, del poder redentor de la visión histórica compartida por Sandino con Simón Bolívar, José Martí e innumerables precursores más de la liberación final de América Latina. Gracias a la tecnología moderna de comunicaciones, el impacto global del aporte a la historia humana de Hugo Chávez superará lo de sus heroicos predecesores.


Esto lo veremos el próximo catorce de abril. El Comandante Hugo Chávez ganará otro triunfo electoral junto con Nicolás Maduro y sus colegas del gobierno venezolano. Para Hugo Chávez esta nueva victoria asegurará que él trascenderá el tipo de apoteosis de Estadistas-Mártires como Patrice Lumumba, Salvador Allende, Thomas Sankara o Muammar al Gaddhafi. Será su resurrección como una inmortal fuerza moral, espiritual y política que informará y educará la conciencia e imaginación colectiva e la humanidad por todo el tiempo que éstas existen.



http://tortillaconsal.com/tortilla/es/node/12

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