Carlos Marx Carrasco Ministro de Asuntos Laborales de Ecuador
Reformas
al Código del Trabajo
Juan
J. Paz y Miño Cepeda
EL
TELÉGRAFO - Primer Diario Público
Ecuador,
lunes 20 de marzo de 2014
En Ecuador sólo a partir de la Revolución Juliana (1925) se institucionalizó en el Estado la “cuestión social” y, por tanto, desde entonces, comenzaron a dictarse leyes laborales orientadas por el principio “pro-operario”. La Constitución juliana de 1929 fue la primera en reconocer este principio y, sobre esa base, declaró “la protección del trabajo y su libertad”, consagrando, entre otros: la jornada máxima, salarios mínimos, descansos semanales, seguro social, indemnizaciones, trabajo de mujeres y niños, coaliciones, huelgas y paros.
Sobre esa herencia, recién en 1938 se dictó el Código del Trabajo, que las oligarquías y altos empresarios de la época recibieron como una declaratoria de guerra, expresada también por una serie de editoriales de la prensa privada, en los que el código fue tildado de “comunista”.
Desde entonces, el Código del Trabajo fue objeto de múltiples reformas que avanzaron instituciones, principios y derechos, de manera que el que sigue rigiendo en la actualidad está muy lejos del Código de 1938.
Sin embargo, con el avance indetenible del modelo empresarial/neoliberal de desarrollo desde 1982, paulatinamente el Código del Trabajo fue debilitado y a partir de la década de 1990 los sucesivos gobiernos impusieron políticas de flexibilidad y precarización laborales, que afectaron al principio pro-operario, con lo cual la situación de los trabajadores y trabajadoras ecuatorianos quedó cada vez más desprotegida, en tanto crecía el desempleo, el subempleo y la emigración galopante.
Aunque hay sectores (incluidas algunas izquierdas) que niegan las evidencias,
desde 2007 no sólo se superó el modelo empresarial, sino que revirtieron las
tendencias antilaborales, pues tanto el gobierno del presidente Rafael Correa,
como la Constitución de 2008, retomaron la línea de protección, garantía y
promoción de los derechos de los trabajadores.
Lo que sí es cierto es que en 2013 surgió la propuesta gubernamental por un
nuevo “Código Orgánico de Relaciones Laborales”, presentado por el entonces
ministro de Relaciones Laborales, Francisco Vacas. Era una propuesta de corte
empresarial e inconveniente para los trabajadores. En varios artículos me
pronuncié contra semejante proyecto flexibilizador, que contradecía a un
gobierno identificado con la Nueva Izquierda. Tenían razón las organizaciones
de trabajadores para movilizarse y cuestionar a esa propuesta de nuevo código,
que es la única que se difundió a través de la página web del respectivo
Ministerio.
Además de las críticas académicas y las reacciones de los trabajadores, estoy
seguro que la sensibilidad del nuevo ministro, Carlos Marx Carrasco, contribuyó
a detener el que parecía nuevo e inminente código laboral en marcha. De manera
que el gobierno ha anunciado que sólo se introducirán algunas reformas. Creo,
entonces, que esta es una oportunidad que debería ser aprovechada para
introducir nuevos y más avanzados derechos laborales, que demostrarían la
“radicalización” de la Revolución Ciudadana, anunciada en forma reiterada.
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