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sábado, 4 de julio de 2009

Honduras: un golpe de estado que pretenden disfrazar de democrático. El miedo al pueblo
Irma Antognazzi

El presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya, tuvo la “osadía” de organizar una consulta al pueblo, no vinculante, para verificar si estaba de acuerdo o no en que en las elecciones nacionales de noviembre próximo se agregara la pregunta acerca de si veía necesario llamar a una Asamblea Constituyente. Zelaya sostuvo esa decisión política con la importancia que le atribuye a lo que llama “democracia participativa” y los reclamos en ese sentido de distintos movimientos sociales de su país. Ese sólo hecho bastó para que saltaran los resortes del poder económico/político y recurrieran a sus fuerzas armadas con la pretendida apariencia de un salto “democrático” y previsto por SU Constitución Nacional.
El presidente fue secuestrado en su propia casa a la madrugada del día 28 de junio, obligado a viajar en un avión a Costa Rica, quizás pensando las “fuerzas vivas” de Honduras, que su presidente Arias lo tomaría como asilado político o alguna figura de ese tipo aceptando el hecho consumado de recibir tal pasajero en pijamas, nada más ni nada menos que un Presidente Constitucional de la región. Sin embargo Arias se jugó por su extraño visitante y juntos viajarán mañana a la reunión de presidentes de la región en Managua.
Para reafirmar que “todo era legal”, inmediatamente se reunió el Congreso de Honduras y comenzó a funcionar. Primero intentando explicar que no había habido golpe de estado como ya se había conocido en el mundo entero a través de CNN (valga la paradoja), sino que el presidente Zelaya había renunciado. Simultáneamente el presidente Zelaya, aún en pijamas tal como había sido forzado a salir de su país negaba esa afirmación. Sin embargo, siguieron adelante con la patraña. Entonces dijeron que si la carta era apócrifa, no importaba porque correspondía deponerlo y para eso a cada instante hablaban por boca de la Corte de Justicia y leían artículos de SU Constitución.
Aferrados a ese texto, mostraron públicamente su temor de que hubiese alguna posibilidad de que Zelaya, al preguntar al pueblo, estuviera confirmando la vocación participativa y la voluntad de poner en la letra de la ley fundamental una correlación de fuerzas que expresara justamente las reglas de una democracia participativa, una forma de expresión jurídica que diera más espacio al pueblo.

Los casos más recientes de Venezuela, Bolivia y Ecuador, dan cuenta de cuánto esfuerzo les costó a sus pueblos y gobiernos concretar los pasos hacia la sanción de nuevas constituciones para legalizar firmemente sus pasos de justicia social y soberanía política.
El poder financiero- y por financiero entiendo no sólo bancario, sino poder económico, comercial, industrial, terrateniente, inmobiliario y por supuesto su poder político, militar y comunicacional- no puede permitirse perder nada de sus privilegios. Pasó la etapa de los golpes de estado clásicos y no podemos negar que son creativos para dar sus zarpazos tratando de disimularlos en la nueva modalidad de los “golpes suaves”. Ahora, con una ansiedad desesperante, reunieron al Congreso de Honduras, para dar cuenta de cómo funcionaba la “democracia a pleno” en ese país, escondiendo o pretendiendo esconder el acto de barbarie- como lo definió la presidente Cristina de Kichner- que acababan de consumar.
Nombraron un nuevo presidente, Roberto Micheletti quien agradeció a dios, a la iglesia católica y las evangélicas, pidió un aplauso a las Fuerzas Armadas y exigió “respeto a cualquier otra nación que intente pisotear nuestra soberanía”. Abriendo el paraguas de lo que se ven venir: la acción política de los pueblos y gobiernos de la región.
Ya el Consejo de Emergencia de la OEA se ha expedido así como su Secretario General con la denuncia del golpe de estado. La aplicación de sanciones a Honduras se concretarían en la reunión del martes. Los presidentes de la región y de América Latina también se expidieron en el mismo sentido.

A las 19 horas del día del golpe, la CNN, único medio que informaba en nuestro país sobre tan grave atentado a la democracia, hablaba de Micheletti como “presidente constitucional de Honduras”.
La reunión de todos los presidentes de la región convocada por Daniel Ortega para el día de mañana 29 en Managua, será un primer paso, juntamente con la denuncia del ALBA. La reunión de la OEA, así como la del Grupo Río que propone el presidente Correa de Ecuador y la posible reunión de UNASUR van a ser pasos históricos en pos de sostener la democracia en América Latina como voluntad genuina de los pueblos. Pero una democracia participativa, con poder popular. Ese es el fondo de estos manotazos que intentan frenar la marcha solidaria de los pueblos.
Todos los pueblos y gobiernos democráticos del continente abren un nuevo alerta ante este golpe de estado cívico militar en Honduras. ¡No pasarán! Pero para eso, como decíamos en un artículo anterior, es necesario que vayamos logrando mayor participación y protagonismo para hacer una nueva historia y poder plasmarla en la letra de nuevas Constituciones Nacionales y en la composición de nuestros gobiernos. Se impone la democracia popular en todo nuestro continente como salida de estas tramas siniestras de violencia y explotación que pretenden sostener las oligarquías locales y transnacionales.

Solidaridad con el pueblo y gobierno del presidente Zelaya!

Buenos Aires, 28 de junio de 2009
Irma Antognazzi
Directora del Grupo de Trabajo Hacer la Historia. Argentina.
hacerlahistoria@fibertel.com.ar

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