Portada de antigua versión de Revista Libre Pensamiento

jueves, 13 de junio de 2013

Cómo sobrevivir nuestra situación económica sin afectarnos emocionalmente


Cómo sobrevivir nuestra situación económica sin afectarnos emocionalmente
Laura Guerrero De León



Somos seres de costumbre y sujetos de manipulación. El sistema nos hizo una gran campaña sobre lo que era ser feliz, responsable, bien parecido y exitoso. Nos habló sobre la importancia de los estudios y la garantía que éstos nos daban la oportunidad de hacer dinero. Poco se dijo sobre el amor al conocimiento por la satisfacción misma del saber. 


Si eres bueno en tu campo, eso lo sabremos por el auto que manejas, la ropa que usas y la casa en que vives y en el sector que se encuentra. Era el "sueño americano", mucho dinero para ostentar. Con esa dedicación a obtener no uno, sino dos y tres empleos, crecieron rápidamente la delincuencia juvenil, la violencia contra mujeres y ancianos, el uso de tranquilizantes recetados y no recetados; aumentó también el numero de confinados y casos en las cortes de justicia. 


El apasionamiento por el “status” en tu grupo social trajo las urbanizaciones cerradas y las calles cerradas con la excusa de la seguridad. El dinero nos trajo inseguridad y temor de los demás. El dios oro nos pregonó y definió la paz, el amor y la salud mental. Los románticos y locos, usualmente desplazados de esas plazas de bienestar, vivíamos recordando lo hermoso de nuestras familias extendidas. De la forma de vida de nuestros abuelos y padres, de lo valioso del tiempo que compartimos con nuestros familiares y amigos cercanos. De las puertas abiertas a nuestros vecinos, amigos y familiares, del café compartido y el “agua de piringa” de los domingos en la tarde de nuestras familias extendidas. 


Nuestros dos pares de zapatos, si éramos afortunados. Los de la escuela y los de los domingos y días especiales. Estábamos siempre unidos. Era importante como estuviera la abuela, porque conocíamos al detalle su historia de vida que nuestros padres nos contaban con respeto y orgullo. En ese tiempo era importante como nos veíamos por dentro, como actuábamos, más que como lucíamos desde nuestra apariencia física. 


Nuestros abuelos tenían muy fresco el hecho de que en esta tierra amada, a la altura de los 50’s, pocos tenían zapatos y telas para vestir. Los pisos de barro y paredes de adobe (paja y barro), los techos de paja y mejor que un “sealy posturepedic” una cómoda hamaca. 


Felicidad era reunirnos en el patio trasero o el solar que era la finca del hacendado, a escuchar bajo un mango florido, los cuentos de antaño, de la yegüita de Pedro y del casorio de algún familiar. Felicidad era ver crecer tu familia y proyectarte en sus éxitos. Practicar nuestra música con lo que apareciera y juntarse agregaos para ayudar al que se había enfermado y tenía una gran familia que mantener. Lo hicimos bien entonces. 


Este pueblo que no supo gatear más allá de la colonia, que el brillo del “stainless steel” le impidió ver un poco más allá de la esclavitud al dinero y al “poder politiquero”, quiso perpetuar “la bonanza de unas treinta monedas de plata”. Tenemos ahora otra historia para aprender.



Ahora nos parece quedarnos sin nada si nos quitan el trabajo. Llega con toda su fuerza una crisis suicida. Pero no es ahora  que nos hemos de suicidar. Lo hicimos antes cuando nos vendieron un sueño sin posibilidades. Cuando las bases de nuestro progreso no estaban acompañadas de un requisito de lealtad a los nuestros, orgullo de nuestras raíces, de respeto por la dignidad humana. De solidaridad por el dolor de los demás, los que nunca tuvieron acceso al poder, ni a los lujos, ni a un techo propio, ni a la salud, ni a la libertad de pensamiento, por no haber podido estudiar. Nos suicidamos entonces. No hay que tener temor ahora. 


La gran mayoría que fue esclava de un sistema obsoleto y moribundo respirará por los que pierden el aliento al perder una casa que dicen era suya, que realmente era del banco (el bribón ilusionista) que no te perdonó ni una mensualidad cuando enfermaste o murió un familiar y, ahora, al perder el empleo, te la quita sin piedad y sin justicia. Las escrituras pasan a ser acuerdos de hombres baratos, sin conciencia humanitaria. Igual pasa con los automóviles, con todo lo sujeto a pago mensual, que sin un empleo no puede tenerse. 


Aquí estamos los que hemos perdido esos alegados beneficios cuando se nos negó un empleo por razones ideológicas, de enfermedad, de género o de castigo por opinar contra el sistema. Te tengo una buena noticia. Se puede sobrevivir a todo lo que pierdas, si es material. Solo tienes que detenerte y pensar. Hay formas de sustituir el juego de cuarto, de sala de comedor, el carro, la casa, las prendas, la casa, la ropa y demás utilidades sin perder tu dignidad. Por el contrario, debes verlo como una oportunidad que tendrán los tuyos de educarse sobre lo que es realmente importante en la vida. 


Romper ataduras materiales que esclavicen nuestro verdadero valor: nuestro respeto por nosotros mismos y por nuestro tiempo. Nuestra cualidad más hermosa, la solidaridad con los demás. Nuestra virtud más arraigada, no hacer a otro lo que no queremos que nos hagan a nosotros ni a los nuestros. 


Generar cómo hacemos de una caja vieja a la deriva un hermosa mesa de noche. Un espaldar de cama con cartón y telas de colores, con palos y cristal una mesa cómoda de comedor. 


Pedirle ayuda a un amigo para unos gabinetes de cocina prácticos y creados según las necesidades de nuestra familia. 


Hacer expediciones de campo con los nuestros para idear cómo encontramos de lo tirado por ahí, lo que nos decora nuestro lugar de paso por la vida; ante los ojos maravillados de los nuestros, que habrán descubierto que ya no nos afecta y enferma la propaganda continua de la que es víctima el colonizado de un imperio en decadencia. 


Que no debemos lo que tenemos. Que lo que importa en un auto es que nos mueva y que si estamos desempleados solo uno en la familia es necesario. Si te llevó el banco tus cuatro ruedas, consigue uno usado que los hay de todos las formas. Si está muy feo, píntalo a brocha. Ponle nombre y a reírse de la situación. Si no hay $ para ropa, vé al Ejército de Salvación y has intercambio o vé a los pulgueros de ropa y artículos de casa. 


Descubre que el hermoso eres tú y no lo que vistes. Existe todo lo que necesitas y podrás hacerlo o comprarlo muy barato y no olvides: Estas rompiendo las cadenas. Estas creciendo. Gran alegría es que no tendremos abuso de la niñez avalado por el estado, cuando una madre sale a trabajar a las 5:00 am para llevar un bebe a que lo cuide un extraño y no lo volverá a ver en el día hasta las 6:00 pm, si el tapón no la atrapa. Pero tiene que hacerlo para poder pagar la hipoteca de $1,200 y el carro en préstamo de cada cinco años renovado. 



El discurso de la violencia doméstica tomará otra visión desde el nuevo cristal de nuestra experiencia. No estaremos con hombres que reproduzcan su frustración en nosotras, porque podremos contar con la casa de una hermana, o una amiga o un ser humano conocedor de esta angustia. 


Porque cuando lo piensen su primer cómputo no será cuanto me costará ayudarla? Estaremos todos en igualdad de condiciones. La suerte perderá su acomodo social. Porque o bailamos todos, o rompemos la trompeta. No es que el progreso sea malo y los lujos detestables. Ese no es el punto. Es que si no es para todos, no es bueno. 


Si el bienestar se usa para aplastar a unos y ayudar a otros, lo que vemos es el resultado. No podrá ni Fortuno, ni García Padilla, ni ningún otro gerente de la colonia. Esto es sucio difícil, pero no imposible, de todos. A sonreir ante esta gran oportunidad de auto-gestión y voluntad de ser. 


En el proceso muchos nos dejaron la huella….Recuerda que tener cosas es importante no para ti, sino para los banqueros. Podemos ser felices sin tener… uno se adapta. Pero jamás seremos felices sin saber lo que valemos. Celebremos la oportunidad y no la dejemos escapar. El imperio está en decadencia. Ellos se compraron su historia a muerte, a sangre y a desigualdad social. Fuimos tontos útiles. Pero nuestra realidad es que somos hombres de gran valor y resistencia. 


Vivamos para aprender y crear. Vivamos sin las ataduras del dios oro y los bribones ilusionistas. Apreciemos la verdad de las circunstancias todas, ello nos dará la libertad de la voluntad y el crecimiento del espíritu.




Laura Guerrero De León



Colonizada en terapia 24/7

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Vistas de página en total