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viernes, 30 de noviembre de 2012

La conferencia sobre cambio climático en Doha y el futuro de nuestro planeta


30 de Noviembre de 2012


La conferencia sobre cambio climático en Doha y el futuro de nuestro planeta
Amy Goodman

30 de noviembre de 2012 — Este año, la conferencia anual de las Naciones Unidas sobre cambio climático se realiza en Doha, la capital de Qatar, emirato rico en petróleo ubicado en la Península Arábiga. En la conferencia, un ejército de burócratas, empresarios y ambientalistas se reúnen con el supuesto propósito de acordar medidas para reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Si se tienen en cuenta las conferencias anteriores, los intereses particulares de los países que son los principales contaminadores del planeta, donde Estados Unidos ocupa el primer lugar, impedirá el consenso mundial.


Este año, la conferencia anual de las Naciones Unidas sobre cambio climático se realiza en Doha, la capital de Qatar, emirato rico en petróleo ubicado en la Península Arábiga. En la conferencia, que comenzó esta semana y es conocida popularmente como “COP 18”, un ejército de burócratas, empresarios y ambientalistas se reúnen con el supuesto propósito de acordar medidas para reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. El objetivo es llegar al nivel que, según los científicos, es necesario para limitar el aumento de la temperatura del planeta a un máximo de dos grados Celsius y evitar así una catástrofe climática a nivel mundial. Si se tienen en cuenta las conferencias anteriores, los intereses particulares de los países que son los principales contaminadores del planeta, donde Estados Unidos ocupa el primer lugar, impedirá el consenso mundial.


“Queremos que nuestros hijos vivan en un país que no esté... amenazado por el poder destructivo del calentamiento global”, proclamó el Presidente Barack Obama en su discurso de victoria el 6 de noviembre de este año, apenas una semana después de que la tormenta Sandy devastara la Ciudad de Nueva York y gran parte de Nueva Jersey, dejando un saldo de 100 muertos. Se trata de una aspiración noble. El problema es que es preciso tomar medidas de inmediato para prevenir la catástrofe que el Presidente Obama quiere evitar. Estados Unidos, que continúa siendo el principal contaminador de la historia mundial, constituye uno de los mayores obstáculos al logro de un programa mundial racional para detener el calentamiento global.


Los últimos datos científicos sugieren que la meta de limitar el aumento de la temperatura mundial a 2 grados Celsius podría estar fuera de nuestro alcance, y es posible que ahora estemos estancados en un aumento de temperatura de 4 a 6 grados. “La única forma de evitar las peores predicciones será efectuar transformaciones radicales en el modo en que funciona actualmente la economía mundial, es decir, mediante la rápida adopción de fuentes de energía renovables, la disminución drástica en el uso de combustibles fósiles o la aplicación a gran escala de la captura y almacenamiento de carbono, la eliminación de las emisiones provenientes de la industria y detener la deforestación”. Estas no son las palabras de un ambientalista loco, sino de asesores empresariales de la consultora PricewaterhouseCoopers, más conocida como PwC, en su informe “Índice de economías de bajo carbono” publicado en noviembre de 2012.


Los asesores de PwC concuerdan en muchos aspectos con un grupo de ambientalistas que envió una carta abierta a la COP 18. Bill McKibben, fundador de 350.org, el activista nigeriano Nnimmo Bassey y Pablo Solón, quien antiguamente representaba a Bolivia en las negociaciones sobre cambio climático, afirman en la carta enviada a los negociadores de la COP 18: “Si queremos tener un 50% de probabilidades de mantener la temperatura del planeta por debajo de los dos grados, es preciso que las dos terceras partes de las reservas de carbón y petróleo permanezcan en el suelo. … No se trata de ‘matemática ambientalista’ ni de una interpretación radical, declararon, sino de datos tomados del informe publicado el mes pasado por la Agencia Internacional de la Energía. Significa que a menos que se tomen medidas drásticas a nivel mundial para cambiar nuestro curso actual, el final de la historia sobre el clima ya está escrito. No queda lugar a dudas. A menos que se tomen medidas considerables, estos combustibles fósiles se quemarán, la temperatura de la tierra aumentará y se generará una reacción en cadena de desastres naturales vinculados con el cambio climático”.


La Organización Meteorológica Mundial (organismo de Naciones Unidas) publicó sus conclusiones preliminares para 2012, entre las que se destacan la ocurrencia de eventos climáticos extremos como sequías, inundaciones y nieve o frío extremos, además de actividades de huracanes por encima del promedio en la costa del Océano Atlántico por tercer año consecutivo. En la apertura de la COP 18 habló el Dr. R.K. Pachauri, presidente del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, integrado por más de 1.800 científicos de todo el mundo, que compartió el Premio Nobel de la Paz en 2007 con Al Gore. En términos puramente científicos, el Dr. Pachauri mencionó las catástrofes que podrían ocurrir a menos que se tomen medidas al respecto. Entre otras cosas, mencionó: “Se prevé que para 2020, entre 75 y 250 millones de personas [en África] estarán expuestas a mayor escasez de agua debido al cambio climático. …Si la temperatura promedio del planeta excede los 3,5 grados Celsius, las proyecciones sugieren que de un 40 a un 70% de especies podrían extinguirse en todo el mundo”.


El Presidente Obama defiende a viva voz la eliminación de subsidios a las empresas de gas y petróleo: “Un siglo de subsidios a las empresas petroleras es suficiente. Es hora de que los contribuyentes dejen de mantener a una industria que nunca ha sido tan lucrativa como ahora. Tenemos que duplicar las industrias de energía renovable que nunca han sido tan prometedoras como ahora. Eso es lo que debemos hacer”. Sin embargo, como señalan Oil Change International, Greenpeace y otros grupos, está “apoyando subsidios astronómicos a las exportaciones de combustibles fósiles mediante el Banco de Exportaciones e Importaciones de Estados Unidos”. En lo que va de 2012 se destinaron al menos 10.200 millones de dólares en concepto de financiamiento público para el desarrollo de proyectos de combustibles fósiles, lo que hacer parecer muy pequeña a la cifra de 2.300 millones de financiamiento que el Departamento de Estado afirma que entregó a los países en desarrollo para que tomen medidas para combatir el cambio climático.


Fuera de las salas y pasillos climatizados de la conferencia de la ONU sobre cambio climático en Doha, en el emirato de Qatar, que paradójicamente es el país con más emisiones de dióxido de carbono per cápita en el mundo, habrá manifestaciones. El recientemente creado Movimiento de Jóvenes Árabes por el Clima, que reúne a cientos de activistas de base de toda la región, entre ellos muchos que participaron en la Primavera árabe, están marchando para exigirle a sus países que lideren la reducción de emisiones.


Los jóvenes que hicieron posible la Primavera árabe derrocaron dictadores, pero ¿podrán derribar a las empresas petroleras? En vista de la creciente expansión de un movimiento mundial decidido a lograrlo, prepárense para un verano caliente, en más de un sentido.


Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.

© 2012 Amy Goodman

Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 750 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 400 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.

http://www.democracynow.org/es/blog/2012/11/30/la_conferencia_sobre_cambio_climtico_en_doha_y_el_futuro_de_nuestro_planeta

EL ISTMO DE PANAMÁ Y LA INDEPENDENCIA HISPANOAMERICANA



(Del libro: "Independencia y lucha de clases")
EL ISTMO DE PANAMÁ Y LA INDEPENDENCIA HISPANOAMERICANA
Por Olmedo Beluche


El Istmo de Panamá es una de las regiones que más tarde se sumó al movimiento de Independencia de Hispanoamérica. Aquí no hubo rastros de un movimiento autonomista sino hasta 1820, y la primera declaratoria de independencia no llegó sino hasta noviembre de 1821, cuando ya el proceso estaba consolidado en esta parte del continente. Las razones del independentismo tardío panameño son varias y pueden ser encontradas en la obra Apuntamientos Históricos (1801 – 1840), del criollo istmeño Mariano Arosemena.



La familia Arosemena pertenecía a la élite criolla más ilustrada del Istmo de Panamá, dedicada al comercio como fuente de ingresos. Mariano tuvo una formación académica de nivel universitario en Lima, y ocupó diversos cargos administrativos en el régimen colonial. En el momento decisivo de la Independencia panameña, jugó un papel primordial,  como editor del primer periódico local, de inclinaciones liberales, y fue uno de los actores clave de la proclama del 28 de Noviembre de 1821, pagando del pecunio familiar a las tropas españolas que quedaban para que se retiraran hasta La Habana.


Los Apuntamientos de Mariano Arosemena constituyen una obra de casi trescientas páginas en las que se reseñan las primeras cuatro décadas del siglo XIX en el Istmo, abordadas año por año, con el acierto de enmarcarlas en los acontecimientos continentales, para lo cual usa como referencia la Historia de la Revolución de la República de Colombia, de José Manuel Restrepo. Este libro permaneció inédito hasta 1949 cuando fue rescatado por el historiador Ernesto Castillero R.



¿Por qué el Istmo de Panamá fue una de las últimas regiones en sumarse al proceso independentista? De nuestra lectura de los Apuntamientos, se desprenden varios factores que responden a la pregunta: crisis demográfica en el Istmo, de la cual se deduce la ausencia de producción agrícola o artesanal, con la consecuente debilidad de los actores sociales que fueron decisivos en otras regiones (artesanos, esclavos y masas de campesinos indígenas), su situación geopolítica que la convirtió en fortín español y, no menos importante,  un criollismo fundamentalmente dedicado al comercio, con la capacidad de adaptación oportunista que es característica de esta clase social, con tal de salvar sus negocios.



La crisis demográfica, económica y cultural es descrita con minuciosidad por don Mariano: “En 1802 hallábase el país empobrecido, arruinado. Le faltaban elementos de la vida social, el comercio i las industrias, subsistiendo, solamente, una agricultura de productos para el consumo doméstico, como arroz, mais, raices, legumbre i plátanos. La ganadería se había abatido por la falta de provisión a los viajeros, que habían abandonado el Istmo desde que faltaron los negocios comerciales…”.



Más adelante agrega: “Eran las costumbres i los hábitos, en los pueblos de este Istmo, cónsonos del todo con su condición colonial española. Poco adictos los colonos al trabajo personal, i siéndoles fácil, de otra parte, mantener su vida física con arroz, plátano, frijoles i pescado, que todo ello, por su abundancia adquirían …, la ociosidad i la pereza eran generalmente acojidas por la muchedumbre. Del estado de vagancia resultaba que los hombres estuvieran mal entretenidos, i se dieran a la bebida de licores fuertes, o la chicha o guarapo”.



La decadencia del Istmo de Panamá era en parte expresión general de la decadencia española y de su comercio. Por ejemplo, Mariano, señala cómo, pese a que la Corona había revivido la Casa de Contratación y autorizado el comercio desde todos los puertos españoles, incluso con mercancías extranjeras, en 1804 no arribó ningún mercante procedente de España a las costas panameñas.



Pero esa decadencia general se vio potenciada en Panamá desde que, en 1740, se habían suspendido las Ferias de Portobelo, por las cuales se comerciaba a través del Istmo con el Pacífico americano desde y hacia la península Ibérica. Ese hecho, motivado por los constantes ataques de piratas y corsarios ingleses, había destruido el motor de la vida económica en Panamá.



En semejante estado de cosas, no quedaba a los istmeños otro expediente que abrazar, que proveer, como remedio al mal, a sus poblaciones, de jéneros de contrabando… Algunos de nuestros comerciantes se pusieron en relación con otros de la isla de Jamaica… Los buques contrabandistas, unas veces se presentaban  en la costa de Coclé, otras en la de Chágres…”.



Según Omar Jaén Suárez, las ciudades terminales de la ruta transístmica sufrieron una decadencia demográfica y  una migración masiva al campo en busca de una economía de subsistencia. Panamá no podía ni siquiera pagar al funcionariado colonial, principalmente, soldados, los que eran asalariados desde Lima y Bogotá mediante un mecanismo administrativo denominado el “situado”.



Esta crisis económica y demográfica tenía evidentes consecuencias políticas: “El Istmo, entretanto, se hallaba insensible a lo que pasara en política en Europa i los Estados Unidos de América. Parecía como si no fuera del interés nuestro ese movimiento de libertad i reformas, que experimentaba el mundo. Tal era el estado de abatimiento de la colonia, descuidada en su educación moral i política. Mucho contribuyera a esto la falta de establecimientos de enseñanza, la prohibición de libros que no fueran el Año Cristiano i otros relijiosos de la creencia católica…, i la falta, en fin,  de trato con los extranjeros… Sabíamos lo que los españoles querían que supiéramos…” .



Recién en 1808, don Mariano consigna en sus anales un cierto despertar del “espíritu público” en el Istmo, en gran medida gracias a la llegada de viajeros con nuevas de todas partes. Pero es a partir de 1809, año de la invasión napoleónica a España, en que las autoridades coloniales toman dos medidas que mantuvieron apaciguados los ánimos en Panamá: la autorización para el comercio con los ingleses asentados en Jamaica, que existía de hecho como contrabando previamente, y medidas coercitivas contra las libertades democráticas.



En cuanto al primer aspecto, la permisividad respecto a este comercio, va a traer una leve prosperidad al Istmo en los siguientes años, y esta medida se va a mantener hasta el momento mismo de la declaración de Independencia.



En el segundo aspecto, Panamá va a recuperar su importancia estratégica desde la perspectiva militar. El ejército colonial lo va a usar como punta de lanza y base de operaciones en la lucha contra la independencia en Sudamérica, por lo cual las autoridades coloniales la convirtieron en un punto de asentamiento y distribución de tropas hacia otras regiones, e incluso en sede del Virreinato en varias ocasiones.



Don Mariano confiesa: “… el reino de Tierra-firme,… estuvo convertido en un cuartel general contra la revolución de la Nueva Granada, i consiguientemente pesaban sobre los istmeños los intensos males de la guerra… este Istmo esperimentó conscripciones militares, violentas tropelías i falta de garantías individuales… Nosotros veíamos con harto dolor esas hostilidades i desmanes, que necesariamente atrajeron hacia nosotros el odio i la detestación de los patriotas, nuestros coasociados del Nuevo Reino de Granada…, llevábamos la nota de ser amigos de la España... Pero cómo remediarlo! ¿Alzaríamos la voz en alto, pidiendo que se abstuvieran los españoles i el gobierno colonial, de esas empresas militares, contra los granadinos?   Estamos seguros de que no habrá un solo hombre bien enterado de nuestra situación de entonces, que nos condene por el silencio que guardamos, a mas no poder, sobre la conducta que observaran nuestros amos”.



El Istmo de Panamá estuvo completamente ausente de todo el proceso independentista hasta 1821. No hubo delegados istmeños ni en el Congreso de las Provincias Unidas, ni en el de Angostura, pese a que fueron invitados a participar.



El otro factor que explica la carencia de un movimiento independentista en el Istmo, es la propia actitud de la clase dominante. Antonio Nariño, en su periódico La Bagatela (octubre de 1811), explicaba por qué las ciudades puertos fueron las más reticentes respecto al movimiento independista de 1810, creemos que los mismos argumentos son válidos para Panamá:


“¿Por qué es que Cartagena, Santa Marta, Maracaibo y Coro reconocen la Regencia? La razón es bien sencilla: porque son pueblos comerciantes como Cádiz… Los puertos de mar mantienen la esclavitud por conservar sus caudales y no perder el tráfico. Las cadenas de los puertos de mar les vienen en los fardos de los traficantes. Obsérvese que éstos y los malos eclesiásticos son los más obstinados contra nuestra libertad; los unos por la codicia de sus negociaciones y los otros porque del embrutecimiento y la esclavitud sacan su partido….” (citado por Indalecio Liévano Aguirre).



En este sentido, lo que más llama la atención del libro de don Mariano Arosemena es que, siendo un libro testimonial, redactado décadas después de los acontecimientos, y pese a reiterar que, entre 1810 y 1820, “los patriotas” panameños debían sufrir calladamente a las autoridades coloniales, no identifica ni una persona, ni grupo de personas, ni un acto, ni una reunión,  que grafique intento alguno de conspiración por la independencia en el Istmo de Panamá, hasta entrado el año de 1820.



La única alusión, no muy heroica, a la participación de algunos panameños en el proceso independentista, previo a 1820, la hace refiriéndose a sus propios hermanos, que estudiaban en Bogotá, hacia 1809, cuando el Virrey Amar toma medidas represivas para evitar una sublevación: “Los jóvenes panameños Juan i Blas Arosemena, que después de concluidos sus estudios, permanecían en Bogotá para recibirse de abogados, salen precipitadamente para este Istmo, por hallarse complicados en la revolución”.



Los personajes liberales, los grupos y las acciones se hacen visibles en Panamá, de acuerdo a Arosemena, recién después de la sublevación del general Riego y la instauración del régimen liberal en España, con la restitución de la Constitución de Cádiz (de 1812). Y, más que como independentistas, estos liberales panameños, se mueven inspirados bajo las directrices de Riego y Quiroga. Antes de esa fecha, los liberales panameños, de existir, estaban “pecho a tierra”.



La transformación política de España fué de grande trascendencia para este reino de Tierra-Firme… Los istmeños, como un paso preliminar para nuestra deseada emancipación de la metrópoli, hicimos traer a esta ciudad una imprenta, para establecer un periódico liberal, cónsono con nuestro programa de independencia. La imprenta llega en marzo, móntase y fúndase “La Miscelánea”, de publicación semanal, de que fueron redactores los ciudadanos Juan José Argote, Manuel María Ayala, Juan José Calvo i Mariano Arosemena, e impresor José María Gotilla. Con este periódico se hizo tanto a favor de la independencia jeneral de la América hispana i de los principios republicanos, que las autoridades del Istmo se alarmaron”.



No es hasta después de la victoriosa revolución del general Riego contra Fernando VII, el 1 de enero de 1820, que se organiza en Panamá un Cabildo constitucional, pese a que en el resto del continente, esfuerzos similares se venían dando desde 1809 – 1810. En esas circunstancias, 1820, es cuando se produce la primera elección de alcaldes criollos en Panamá, siendo electos Luis Lasso de la Vega y el propio Mariano Arosemena.El pueblo, por primera vez, usó del derecho de elección en lo municipal…”, aunque no queda claro si hubo elecciones generales o sólo votaron los notables del Cabildo.



Sin embargo, el veranillo democrático duró poco, ya que unos meses después Sámano, ahora investido del cargo de Virrey, entró con una fuerza militar en la ciudad de Panamá, y la élite criolla del Istmo supo callarse convenientemente: “La imprenta, sin embargo, bajó de tono, i las reuniones de los patriotas cesaron, apareciendo en nuestra patria el silencio de las tumbas i el aspecto lúgubre de la muerte social”.



Durante 1821, el Cabildo designa nuevas autoridades, encabezadas por Narciso de Urriola, descendiente de la familia criolla más importantes en ese momento, y se elige un representante para las Cortes españolas. “Los panameños trabajábamos a favor de las doctrinas políticas liberales de la metrópoli”.



Contrario a los mitos creados por nuestros historiadores oficiosos al servicio de la clase dominante panameña, el relato de Mariano Arosemena, sobre lo acontecido en 1821, muestra el carácter taimado y oportunista de nuestros comerciantes, completamente alejados de ningún sentimiento patriótico, y mucho menos heroico, que siempre ponen cuidado a ver por donde soplan los vientos para ubicarse luego a conveniencia.



Un cúmulo de circunstancias favorables, finalmente, convencieron a los criollos panameños de pasarse al bando de la Independencia: el 28 de enero Maracaibo proclamó su independencia; el 6 de mayo, se crea la Gran Colombia, de la fusión entre Venezuela y la Nueva Granada; en julio, el mariscal Sucre lucha victoriosamente por la liberación del Ecuador; ese mismo mes, San Martín concreta la independencia de Chile; el 6 de agosto se produjo la batalla de Carabobo, que selló la independencia de Venezuela; el 15 de septiembre Guatemala se declara independiente; el 27 de septiembre la ciudad de México cae en manos de Iturbide; Cartagena fue liberada el 1 de octubre.



Como consecuencia de la lógica militar, ya Simón Bolívar había ordenado que se preparara una fuerza invasora sobre el Istmo panameño organizada desde Cartagena, con 5,000 hombres y un centenar de buques que debía caer sobre Portobelo. Al respecto dice Mariano Arosemena: “… por manera que si no nos hubiésemos lanzado audaces los istmeños a los peligros inherentes a la proclamación de la independencia por nosotros mismos, esa gloria que supimos ganar no fuera hoi el laurel honroso que nos ennoblece”.



Para completar la dicha de nuestros comerciantes, evitándoles algún sacrificio, el virrey Sámano muere en Panamá el 3 de agosto; y, posteriormente (22 de octubre), el general Murgeon se vio obligado a zarpar con el grueso de sus tropas para combatir en Ecuador, dejando el mando militar en manos del general José de Fábrega, realista, panameño y uno de los mayores terratenientes de la provincia de Veraguas, quien antes había combatido contra los patriotas de la Nueva Granada y que acabaría como “prócer” de la Independencia panameña.



Pese a todas esas buenas noticias, la élite criolla istmeña, asumía la siguiente actitud: “Sin embargo, encubríamos nuestras aspiraciones cordiales para que el capitán general (Murgeon) continuara iluso en su pretensión de que fuéramos súbditos de la monarquía, ya regenerada”.



A esas alturas (octubre) la prudencia seguía siendo la norma política de nuestros criollos: “Sobre todo, no era prudente exponer a un fracaso nuestro plan de libertad… Era el cuidado de los corifeos de la independencia istmeña prevenir todo  acto inconsulto i precipitado. Teníanse, pues, reuniones secretas, dirijidas a ir madurando el gran proyecto de salvación”.



Hasta que, por suerte, un levantamiento popular en la Villa de Los Santos, mayormente compuesta por pequeños campesinos, vino a acabar con tanta prudencia, y el 10 de noviembre de 1821, es la primera población panameña que tuvo el valor de proclamarse independiente de España.



Décadas después, cuando Mariano escribe sus Apuntamientos, todavía conserva una crítica contra los “novicios” santeños, que realizaron un movimiento revolucionario “irregular i deficiente”, según él, puesto que se contentaron simplemente con proclamarse “independientes”, sin definir qué tipo de gobierno se daban, “ni cosa alguna sobre los negocios de la transformación política”.
                                                                                                                        


Pero aún así, los criollos del Cabildo de Panamá, prefieren optar por “medidas suaves”, y no se suman a la proclama, porque “un alzamiento repentino contra esa fuerza brutal mercenaria, hubiera sido aventurado”. Los comerciantes panameños no estaban dispuestos a arriesgar sus vidas, así que se decidieron por el plan más incruento: sobornar poco a poco a la tropa realista para que desertara.



La delicada misión de hacer desbandar la tropa, dejando a sus jefes sin un hombre armado de que poder valerse, para seguir sosteniendo la causa de S.M.C., se la impusieron por sí mismos los ciudadanos Blas, Mariano y Gaspar Arosemena, panameños los tres, i José María Barrientos, hijo de Antioquia, quienes formaron con sus fortunas particulares los fondos necesarios para el pago de los desertores”.
  


Es aquí cuando, en una fecha entre el  10 y el 28 de noviembre, Mariano Arosemena hace alusión, por primera vez, a otros actores sociales distintos a la élite criolla. Según él, se crean dos o tres sociedades patrióticas conformadas por “maestros de arte (artesanos) de más influjo en el pueblo, a saber: Basilio Roa, Felipe Delgado, Abad Montecer, Juan Antonio Noriega, Manuel Luna, Fernando Guillén, Bruno Agüero, Juan Berroa, Manuel Aranzasugoitía, Salvador Berrío, José María Rodríguez, Alejandro Méndez, Guillermo Brinios, Manuel Llorent, José Manuel Escartin: estos incorporaron a las sociedades mencionadas a los discípulos suyo de confianza”.



Levantamos la hipótesis altamente probable de que este sector popular fue el que aportó el brío del que carecían los comerciantes criollos, acabando con las dudas y las prudencias.



La noche del 27 de noviembre hubo una deserción masiva de soldados que constituían “casi todas” las fuerza militares que quedaban en la ciudad. De manera que, el 28 de noviembre, “el vecindario pidió que se reuniera el Cabildo… y se reúnen en la casa consistorial… Un inmenso gentío se apoderó de la barra, mientras que la plaza de la Catedral estaba llena de habitantes de las dos parroquias… La primera proposición, sometida al debate, fue si se proclamaría la independencia de este Istmo del Gobierno de España”.



Por supuesto, siempre precavidos los comerciantes, dejaron en boca del presbítero Martínez hacer la propuesta de votar por la afirmativa ante la primer proposición, pero “a reserva de lo que resolvieran las Cortes del reino”. Por suerte, cundió la razón y fue rechaza la consideración del presbítero, y entonces fue que, con once años de retraso: “Panamá, espontáneamente, i conforme al voto general de los pueblos de su comprensión. Se declara libre e independiente del Gobierno español”.



Bibliografía


1. Arosemena, Mariano. Apuntamientos históricos (1801 – 1840). Publicaciones del Ministerio de Educación. Panamá, 1949.


2. Jaén Suárez, Omar. “La formación de las estructuras económicas y sociales en el Istmo”. En: Población, economía y sociedad en Panamá. Torres Äbrego, José Eulogio (Compilador). EUPAN. Panamá, 2000.


3. Liévano Aguirre, Indalecio. Los grandes conflictos sociales y económicos de nuestra historia. Intermedio Editores, Círculo de Lectura, S.A. Bogotá, 2002.


jueves, 29 de noviembre de 2012

René González: Holocausto Palestino ha puesto a prueba toda capacidad para la maldad

 René González: Holocausto Palestino ha puesto a prueba toda capacidad para la maldad

MENSAJE DE LOS CINCO EN SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO PALESTINO

 

 29 Noviembre 2012

 

Queridos amigos solidarios de todo el mundo:


Una vez más toda la furia del imperialismo y de sus instintos de muerte se desata sobre un pueblo indefenso, al que se ha sometido por más de medio siglo a un genocidio brutal, apoyado en un discurso hipócrita y falso. El ensañamiento contra el pueblo palestino parece solamente proporcional a las culpas que por siglos, en su trato al pueblo judío, acumularon sobre sí las potencias que hoy nos pretenden dar lecciones de derechos humanos; culpas de las que sólo con un crimen mayor: un proyecto colonizador y genocida desfasado; parecieran capaces de intentar sacudirse.


En el holocausto palestino se ha puesto a prueba toda la capacidad para la maldad practicada desde tiempos inmemoriales por los conquistadores: Se reescribe la historia. Se atribuye a las víctimas cada perversidad de los victimarios. Se apela a las diferencias religiosas para sembrar la animadversión hacia el pueblo a conquistar. Se resaltan las diferencias raciales y culturales buscando justificar en ellas el crimen. Se lanza a un pueblo desesperado por el abuso a la conquista de otro. Se aplica al pueblo victima un doble rasero que nunca aceptarían para sí los victimarios. Se usan las más refinadas mañas de la manipulación mediática para que el mundo acepte sin protesta el abuso. Se deshumaniza a un pueblo como si sus padres y madres no sufrieran igual que los demás el dolor de sus hijos, y como si el derecho a la felicidad inalienable a la condición humana no les perteneciera. En los centros de poder mundial ni siquiera ya se pretende una aproximación desinteresada al conflicto. La prensa corporativa y los personeros imperiales se muestran tal y como son, tomando partido por el agresor sin molestos escrúpulos de conciencia.


También se apela a la indiferencia, y a ese lastre humano que es la esperanza de que no seamos mañana las víctimas, y de que por alguna gracia de los imperialistas seremos excusados en el futuro de ser victimizados. El indiferente de hoy puede convertirse en el agredido de mañana si no toma partido por la justicia, y si rehúsa unirse al coro de voces que hoy se levanta para reivindicar el derecho del agredido.


Quienes se levantan hoy por el pueblo palestino se levantan por la historia. Se levantan para que algún día prime la humanidad que a todos nos hace uno; y para que a través de ella nos salvemos como especie de las mezquindades impuestas por unos pocos a todo el género humano. Sólo la conciencia colectiva de lo mejor de la especie nos salvará de un holocausto que de permanecer en la indiferencia nos abrazará tarde o temprano a todos.


En el pueblo cubano, solidario, revolucionario y educado en la fraternidad humana, siempre tendrán los hermanos palestinos toda la solidaridad. La tendrá también el pueblo judío cuando el experimento sionista deje de ser instrumento del imperialismo, y nuevamente se desaten sobre ellos los instintos dormidos de quienes ayer les oprimían y hoy les susurran al oído cantos de sirena, que algún día pudieran convertirse nuevamente en chillidos antisemitas y en nuevas y bestiales persecuciones.


Desde nuestro encierro en las cárceles del imperio, cinco revolucionarios cubanos que decididos a tomar partido hemos enfrentado toda la saña del imperialismo, extendemos a nuestros hermanos palestinos todo el clamor de nuestra solidaridad y simpatía. Levantémonos hoy por la justicia, que es levantarnos por el mundo que queremos para nuestros hijos.


A todos un abrazo, y nuestra exhortación a no desmayar en la lucha por la paz y la justicia.


Hasta la Victoria Siempre.


Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René.


http://www.cubadebate.cu/especiales/2012/11/29/rene-gonzalez-holocausto-palestino-ha-puesto-a-prueba-toda-capacidad-para-la-maldad/

No nacimos indios, nos hicieron indios

 


29-11-2012

 
 
 
No nacimos indios, nos hicieron indios
 
 
 



En la Abya Yala actual, permanentemente se recurre a la palabra indio para referirse a las personas originarias en condición de exclusión y de subalternidad. En sociedades fragmentadas como la hondureña o la guatemalteca, los “citadinos” nos llaman “inditos” para no faltar a la caridad cristiana y edulcorar la “tolerancia”.

Para los sectores que monopolizan la construcción y reproducción de prejuicios sociales, “el indio siempre fue indio, y seguirá siendo indio”. Pero no se dan cuenta que el concepto indio es una categoría de dominación sociopolítica intencionalmente construida y “naturalizada” a partir del siglo XVI.


La palabra indio es la materialización más burda del darwinismo sociopolítico y cultural que intencionalmente se aplicó en la colonia y en las repúblicas bicentenerias sobre nosotros los originarios/as, con la finalidad de deshumanizarnos. Es decir, asumirnos como no humanos, complemento (laboral) para las nuevas tierras usurpadas. Por tanto, si ni siquiera contamos como humanos, tampoco podemos tener derechos, ni propiedades. Mucho menos podemos ser ciudadanos plenos (sólo votantes, jamás gobernantes).


Por eso, cuando Ud. escucha la palabra indio, automáticamente lo relaciona con lo antiestético (feo, sucio), miserable, vago, desconfiado, bruto, ignorante, inútil, supersticioso, providencialista, resignado, borracho, lujurioso, y un largo etc. En otras palabras, la palabra “indio” no es otra cosa que la materialización de los vicios.


Y lo más triste e irracional. Cuando Ud. se encuentra con un nativo de la América profunda, con idioma, estética, gustos y olores diferentes a las de Ud., casi automáticamente siente repulsa o lástima. Su inconsciente le revela que Ud. está ante un “indio”. Sólo ante un prójimo (un semejante) se siente amor.


Pero, ¿qué es el indio? ¿Los primeros europeos que llegaron a Abya Yala, en el siglo XVI, como Cortés, Pizarro o Alvarado se habrán encontrado con indios? ¿Quiénes y por qué construyeron/establecieron el concepto indio en Abya Yala?


El indio es una construcción sociopolítica y cultural de la colonia, y afianzada por las repúblicas. Los invasores no encontraron en Abya Yala habitantes vagos, brutos, resignados, ignorantes. No encontraron indios. Encontraron nativos del lugar a las que en los primeros documentos los llaman “naturales”. La categoría indio fue una construcción colonial para deshumanizarnos filosóficamente a los nativos, negarnos derechos, apropiarse de nuestras tierras y bienes, y explotarnos sin eliminarnos.


Ahora, Ud. dirá que las montañas y valles de México, Guatemala, Ecuador, Perú, Bolivia y otros, actualmente están habitados por seres sumisos, resignados, desconfiados, sucios, analfabetos, brutos, etc. En parte sí. Pero no somos indios. Somos seres humanos que hemos llegado a corporizar la dominación y las estigmatizaciones impuestas por varios siglos sobre nosotros. Si acaso algunos aún somos “indios” (colonizados), no hemos nacido indios. Nos hicieron indios. Por tanto, no somos una realidad “natural”, innata, ni definitiva. Somos una realidad políticamente configurada, y estamos en proceso de emancipación de esa configuración.


Producto de las nefastas historias irredentas, y de nuestras circunstancias adversas fuimos asumiendo (corporizando), en muchos casos, actitudes, roles, sentimientos e incluso una falsa conciencia de ser indios para siempre. El sistema colonial y republicano nos ha repetido (inoculado) tanto, por activa y por pasiva, nuestra situación de “ignorantes”, “brutos”, “salvajes”, “resignados”, hasta el límite que nos habita el complejo de inferioridad. Pero sólo es eso: un complejo. Y así como fue construido también podemos y debemos deconstruir y liberarnos.


Si los invasores durante la colonia crearon la categoría indio para afianzar la maquinaria colonial del despojo; las repúblicas, algunas, en su intento de construir la “nación”, se empecinaron en asimilarnos y ladinizarlos. Para este objetivo se institucionalizó el racismo y el desprecio del “indio” para justificar la exclusión de los pueblos originarios.


En el siglo XVI, juntaron a nuestros abuelos/as (quienes vivían esparcidos en territorios), y organizaron los sistemas de pueblos indios (caso de la Audiencia de Guatemala). Y ¿qué era un pueblo indio? Nativos aglomerados en pueblos con la finalidad de organizar, garantizar y repartir mano de obra gratuita para los hacendados que ocupaban las tierras de donde fueron sacados los mimos originarios, y garantizar de manera segura el pago de los tributos al Rey. A cambio nos dejaron el bautismo y la Biblia.


Durante la República, las diferentes revoluciones no significaron cambios sustanciales para nosotros/as. Las revoluciones liberales y las reformas agrarias, en buena medida, sirvieron para legalizar el despojo de las tierras comunales de los pueblos originarios. Sin tierra, sin derechos, sin oportunidades, humillados, en espantoso empobrecimiento, ¿cómo podíamos no convertirnos en indios? Así como la condición de la colonialidad es producto histórico de relaciones de poder, también la condición de “indio” es una construcción histórica colonial para afianzar el sistema de saqueo y de despojo.


Por esta perversa intencionalidad de la categoría indio, construida para deshumanizarnos, no nos llamen indio. Somos hijos/as de la Tierra como tú. Con diferentes estéticas, sentimientos y pensamientos, pero siempre abiertos aprender de las y los demás, si ellas y ellos también están dispuestos a aprender de nosotros. Así como no deberíamos llamar extranjero/a a ningún hijo/a de la Tierra. Después de todo, incluso la categoría de nacionalidad (fronteras) es una construcción política para estabularnos. Dinos indígena, originario, nativo, Tierra que piensa, que siente, que llora, que sueña, pero no nos llames indio, ni extranjero. Sólo unidos/as le haremos frente a este sistema de muerte que, ahora, incluso hasta a la capacidad del metabolismo de la Madre Tierra ya lo está convirtiendo en dólares.


Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
 
 
 

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