Portada de antigua versión de Revista Libre Pensamiento

sábado, 31 de marzo de 2012

Pueblos en lucha, sirio & tunecino

Pueblos en lucha, sirio & tunecino
Por Rashid SHERIF*

Una vez terminada su siniestra aventura en Libia, las fuerzas imperiales de la OTAN y sus lacayos del Medio Oriente pasaron al país de turno en su lista de agresiones en áreas del Sur.

Desde hace un año somos testigos en vigilia de ésta agresión a gran escala combinada por elementos internos islamistas, fuerzas de la OTAN y sus mercenarios llegados de distintos horizontes, incluyendo por supuesto su campaña mediática con periodistas verdaderos y falsos infiltrados: con todo, el pueblo sirio ha sido capaz de rechazar dicha agresión de reconquista colonial.

En su ceguera e ignorancia estas fuerzas coloniales de nuevo corte no tenían un conocimiento y apreciación de la situación de Siria donde un Estado-nación bien arraigado y el sentimiento patriótico constituyen valores fundamentales a todos los niveles de las clases sociales del país. En particular, la agresión imperial ha contribuido en desenmascarar a los elementos islamistas reaccionarios, los cuales en su afán por acaparar el poder del Estado, como lo hacen ahora en Túnez y otras partes, han revelado ser capaces de aliarse con los perores enemigos del pueblo: el imperialismo y sus lacayos autócratas.

Es así como el pueblo sirio con las clases trabajadores del campo y la industria se han aliado fuertemente con la clase media y las fuerzas armadas: con tal frente de resistencia se estrelló definitivamente la conjura y la criminal agresión foránea. Esta realidad le dio al gobierno sirio la fuerza de su firmeza y a la vez dio base al respaldo de los gobiernos de Rusia y China. Siria no podía caer y con más razón aún, Irán tampoco, país en la lista para el siguiente paso de las agresiones.

O sea, por una parte el islamismo como caballo de Troya imperial ha sido derrotado en Siria, y por otra parte, se le hace más difícil aún a los enemigos de Irán atacarlo paso seguido.

En cuanto al islamismo, en Túnez (cf. escrito anterior, “Pueblo Rebelde”) también acaba de sufrir una gran derrota. Desde que el movimiento islamista Ennahdha ha estado en el poder de forma provisional en la espera de la nueva constitución para la segunda republica, tanto por sus acciones directas en la asamblea constituyente y en el aparato estatal, como a través de las acciones criminales diarias y antipatrióticas de su brazo armado salafista, no han dejado de manipular a su antojo las instituciones y amenazar, hostigar, agredir a la población; en particular a los obreros, las mujeres, los estudiantes, los académicos, los intelectuales y artistas. En los últimos dos meses se habían envalentonado hasta tratar de imponer la Charia islámica como fundamento esencial de la nueva constitución. La Charia está constituida por leyes derivadas de interpretaciones múltiples del Corán a lo largo de siglos, considerada hoy retrograda, eje central al servicio de gobiernos autócratas y reaccionarias. Tal osadía, en contradicción total con las promesas de Ennahdha durante la campana electoral, y en contradicción flagrante con el nivel de civismo y cultura política del pueblo, provocó un amplio frente de repulsión por parte de la sociedad en su conjunto, trabajadores, mujeres, jóvenes, estudiantes y por supuesto la clase media, con las fuerzas armadas manteniendo un silencio desaprobador de esa maniobra artera.

Al cabo de varias marchas multitudinarias de protesta e indignación a través del país, hace pocos días, se han aglutinado varias fuerzas políticas en un frente único, el cual hizo un llamado a la población para exigir un referéndum en relación con el tema de la Charia. Ni pasaron veinticuatro horas cuando el movimiento Ennhadha se sintió acorralado porque de seguro iba a perder si se diera el referéndum. Anunció por voz de su dirigente que la Charia no podrá ser parte del debate ni tiene cabida en la nueva constitución. El diario francés Le Monde casi felicitó de forma paternalista al movimiento Ennahdha diciendo que su “sabia” decisión está a favor del retorno de los turistas europeos y los inversionistas extranjeros al país. En realidad, ese movimiento político con uso abusivo del Islam no tiene crédito alguno. Ha sido más bien derrotado por la resistencia, el espirito de rebeldía y la voluntad del pueblo en defensa de su cultura propia, sus tradiciones de tolerancia; y en particular, en defensa de los derechos logrados por la mujer tunecina, como ninguna mujer de un país a mayoría musulmana.

Hay que insistir sobre esta batalla victoriosa del pueblo tunecino el cual sigue profundizando con su lucha diaria los valores de la Insurrección de la Dignidad o Intifadah al Karama: Trabajo, libertad y dignidad nacional. Es preciso recalcar los hechos ocurridos en los últimos días en cuanto a la gran derrota del movimiento islamista reaccionario y antipatriótico tanto en Siria como en Túnez. Estos eventos no dejaran de tener repercusiones en otros países donde los islamistas reaccionarios sunitas intentan tomar el poder con apoyos imperiales. Algo está a punto de suceder también en Egipto donde los islamistas han tratado de imponer sus criterios retrógrados en el seno de la comisión nacional de redacción de la nueva constitución, donde ellos cuentan con mayoría de votos. Esto ha provocado la salida ruidosa de esa comisión por parte de los elementos progresistas y nacionalistas. No cabe duda que el ejemplo de lucha constante de los pueblos sirio y tunecino está creando antecedentes de resistencia necesaria y exitosa en contra de las fuerzas oscurantistas y vendepatria de estos islamistas.

Es así como se está levantando una resistencia de los pueblos en contra del plan imperial por crear un “cordón” apoyándose en poderes islamistas sunitas amaestrados desde Marruecos hasta el golfo pérsico, para aislar, amenazar y agredir a otros estados y movimientos militantes del Islam chiita antiimperialista medio-oriental en Irán, Siria, Iraq, Líbano, Bahréin --todo cuanto el imperio trata de lograr para sus intereses propios y a favor del Estado de Israel y su ocupación del territorio palestino. Con ese imperio decadente y altamente agresivo, los pueblos del sur llevan a cabo las últimas luchas anticoloniales del siglo XXI, en busca de su verdadera independencia.

Rashid SHERIF

31 de marzo 2012

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