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lunes, 6 de febrero de 2012

La rebelión militar del 4-F estaba “sin duda alguna” justificada

Carmen Bohórquez: Fue un sacudón que sacó al pueblo del letargo

La rebelión militar del 4-F estaba “sin duda alguna” justificada


4 febrero 2012


El movimiento, política y simbólicamente, resultó “altamente victorioso”, asegura la historiadora e investigadora zuliana. El “por ahora” de Hugo Chávez se convirtió “en un llamado a la batalla que el pueblo hizo suyo de inmediato”



-En su opinión, ¿el 4 de febrero fue un golpe de Estado o una rebelión? ¿Cuál es la diferencia entre ambas visiones?


-Aunque sectores interesados o análisis desprevenidos pudieran confundir interesadamente o no ambas acciones, sin duda que no se trata, política e históricamente hablando, de fenómenos que puedan ser asimilables; y esto a pesar de que ambos persigan un objetivo similar: la toma del poder. La diferencia radical está en que una insurrección o una rebelión, sea civil, militar o cívico-militar, constituye un grito de rebeldía ante una situación de negación del pueblo todo que no puede ya seguir siendo soportada y que exige, por razones de dignidad y de propia supervivencia vital, hacer un esfuerzo final, aunque sea simbólico, de insurgir contra esa situación de negación, y superarla.


Característica de una rebelión, agrega la profesora Bohórquez, “es su honestidad de propósitos, su entrega y sacrificio por el bien colectivo, y esto clara y radicalmente la diferencia del típico golpe de Estado, que históricamente siempre ha estado dirigido a salvaguardar los intereses y privilegios de élites o burguesías nacionales normalmente asociadas a intereses foráneos, en los que encuentra apoyo y dirección”.


La rebelión, por el contrario, busca tomar el poder, no para salvaguardar intereses particulares, sino “para superar la situación opresora y transformarla radicalmente en función de intereses nobles y colectivos, entre los cuales destacan no sólo la búsqueda del bienestar general de las grandes mayorías, sino también la soberanía y la independencia de la nación”.


El golpe de Estado “cierra todo debate para imponer una sola versión de la realidad: la de los grupos privilegiados”. La rebelión, en cambio, “pone todo en debate y hace deliberante la voz del pueblo”.


Las circunstancias sociales y políticas que precedieron al 4-F “obligaban a una insurrección, viniera de donde viniera”, sentencia. Además, el 4-F “fue una rebelión de claros propósitos liberadores”.


PLENAMENTE JUSTIFICADO
 

-¿Se justificaba o no la irrupción contra el régimen puntofijista? ¿Por qué?


-Sin duda alguna. Y si alguna duda quedara, basta considerar los acontecimientos del 27 y del 28 de febrero de 1989, en los que el régimen puntofijista mostró de manera concentrada la brutalidad, la amoralidad y la subalternidad de sus propósitos, objetivos y acciones. Ante la disyuntiva de respetar la vida humana y la defensa de sus intereses de poder, no vaciló en ordenar la masacre de los sectores populares que ese día insurreccionaron para decir ya basta, tengo hambre y tengo derecho a comer.


Pero esta masacre, recuerda Bohórquez, “no fue una excepción en los 30 años que habían transcurrido desde la instauración del Pacto de Punto Fijo; sólo que aquí alcanzó su máxima dimensión. Durante esos 30 años las persecuciones políticas, las desapariciones y torturas estuvieron presentes en todos los gobiernos del Pacto: desde Rómulo Betancourt hasta el CAP de 1989, adecos y copeyanos por igual, variando sólo la modalidad del encubrimiento”.


A esto hay que sumarle “la entrega del país a intereses foráneos, particularmente de Estados Unidos; la corrupción en todos los estamentos del Estado; el saqueo y aprovechamiento de las riquezas de la nación por las élites que eran cómplices; la manipulación de las masas; el cercenamiento de la participación popular; la domesticación de los intelectuales; la demagogia desatada, particularmente en los periodos electorales; la desviación de los cuerpos policiales; la compra de los mandos militares; el cinismo, el descaro y la prepotencia en el ejercicio de poder, y pare usted de contar”. La prensa, rememora Bohórquez, da cuenta de esa realidad.


En 1989 “ese régimen no daba para más, y sólo podía sostenerse en el poder arreciando la represión y sembrando terror, que fue lo que hizo el 27 y 28 de febrero”.


UNA VICTORIA SIMBÓLICA
 

-¿Fue derrotado el movimiento militar del 4-F? ¿O resultó victorioso?
 

-Si lo juzgamos desde el punto de vista estrictamente militar, el movimiento fue derrotado pues, como sabemos, los implicados rindieron las armas, renunciaron públicamente al logro momentáneo de sus objetivos y fueron detenidos y encarcelados. Pero política y simbólicamente resultó altamente victorioso, incluso más allá de las expectativas que quizá tenían sus protagonistas.


El propio mensaje de rendición pronunciado por el comandante Chávez en los breves segundos en TV “se convirtió, por el contrario, en un llamado a la batalla que el pueblo hizo suyo de inmediato, como se vería en los días siguientes, comenzando con los cientos de chavecitos que poblaron los carnavales de ese año en todo el país”.


La investigadora sostiene que la represión del 27 y 28 de febrero de 1989 “paralizó de terror a la población y le hizo perder la esperanza de cambio”; en cambio, el 4-F “resultó un relámpago que rasgó la oscura noche y mostró que sí era posible irrumpir contra la situación de negación que se había extendido sobre la nación, y pensar y construir un destino mejor para Venezuela. La historia confirmó esta victoria”.


EL COMIENZO DEL FIN


-¿Marcó el 4-F el fin de una época? ¿Qué se acabó con el 4-F?


-Yo diría que el fin del régimen puntofijista quedó decretado el 27 de febrero de 1989 cuando se puso en evidencia que el sistema había topado con sus límites máximos y no tenía otra vía para mantenerse que la represión y el terror. El 4-F vino a confirmar y sellar esa realidad. Esto hace que no pueda entenderse el uno sin el otro, no sólo por lo que el 27-F representó en términos de sacudimiento de las conciencias y el efecto particular que tuvo en el movimiento militar que venía articulando estrategias insurreccionales desde varios años antes, sino porque no existen hechos históricos independientes.


Ambos hechos “forman parte de un mismo proceso histórico de resistencia a un gobierno de élites antinacionales, caracterizado por la exclusión de las grandes mayorías, por la desigualdad y discriminación racial y social; y por un Estado diseñado a la medida de las contadas familias propietarias de tierras y riquezas, que se remonta al mismísimo Páez”.


El 4 de febrero de 1992, “con su afirmación de patria, soberanía y dignidad, pone fin a esta secular frustración y marca el inicio real de una lucha del pueblo por tomar realmente el poder. Con el 4-F se inicia el fin del dominio de las élites y de la subordinación a intereses imperiales, sin que esto quiera decir que el mandado ya está hecho”.


EL “POR AHORA” DE LO POSIBLE”


-¿Por qué el “por ahora” de Chávez tuvo tanto éxito?


-Precisamente porque recoge este anhelo frustrado y lo hace renacer como posible. Cuando el desánimo era la norma, la resignación se había instalado y la memoria de la represión del 27-F había inhibido muchas acciones organizativas y de lucha, la irrupción de estos jóvenes militares jugándose la vida en una acción un tanto quijotesca, pero de gran valentía, representó otro sacudón que pareció sacar al pueblo de su letargo. Pienso además que fue sumamente importante para ello que el movimiento tuviera rostro desde el comienzo.


Bohórquez destaca, especialmente, ese “les habla el comandante Chávez”, pronunciado por un hombre que “además se parecía al pueblo y asumía con coraje la responsabilidad de un movimiento que no era, por cierto, cualquier movimiento, sino un movimiento bolivariano”.


Todo ello “produjo un impacto tal que hizo imposible, a partir de allí, que el gobierno de CAP, a pesar de sus esfuerzos, pudiera manipular las intenciones o los efectos de esa insurrección”. La suerte “la va a sellar el ‘por ahora’ que indicaba que no había rendición real sino todo lo contrario, decisión de continuar la lucha hasta que fuera posible ‘un destino mejor”.
LA FIRMEZA DE UNA PROPUESTA


-A su juicio, ¿por qué Chávez logró en seis años lo que no logró la izquierda en 40 años?
 

-No es una pregunta fácil de responder, y menos en pocas palabras. Ameritaría muchos análisis y largos tiempos de reflexión. Sería un libro necesario por escribir. Me atrevo sin embargo a decir que Chávez logró articular el discurso que nosotros, los que vivimos todo el régimen puntofijista y conocimos de más cerca o de más lejos el duro y diario batallar contra sus desmanes, no logramos forjar. Dejando de lado la aureola de héroe popular que se había forjado a partir del 4-F y su carisma inigualable, Chávez era firme y unívoco en su propuesta política. Muy lejos de la imagen que la izquierda había dado en esos 40 años, en que cada uno se sentía más revolucionario que el otro – y todavía se mantiene un poco esa tendencia – y nadie parecía estar dispuesto a hacer concesiones.


Chávez llegó con un discurso incluyente, patriota, nacionalista, de reivindicación del pueblo como sujeto histórico “y teniendo como referente y fuente de inspiración lo que ha sido el símbolo más caro de la identidad y de la dignidad del venezolano: Simón Bolívar, con toda su carga ética de sacrificio, de combate inclemente contra toda injusticia, y de guerra a muerte contra los enemigos de la patria independiente y soberana”. La polarización fue inmediata: el Puntofijismo quedó contra la pared.


¿CAMBIAR LA HISTORIA?


¿Se está “cambiando la historia” sobre el 4 de febrero para enaltecer a un sector? Al contrario, ataja Bohórquez. “Se está es recuperando, reivindicando los hechos que hicieron esa historia, contra la versión ‘oficial’ de aquel momento, que sí buscó asegurar que un sector” no viera resquebrajado “su natural” derecho a seguir gobernando. Esto “los llevó a dedicar más esfuerzos a satanizar o desprestigiar a los protagonistas de la insurrección del 4-F, y a deformar sus intenciones”.


-¿Es el 4 de febrero una fecha que se debe celebrar?


-Los hitos que conducen a la liberación definitiva de los pueblos siempre deben celebrarse, por más difícil que haya sido el camino. A veces es muy doloroso y puede llevar al martirio, pero son pasos adelante en este proceso de lucha contra la dominación, la explotación, la discriminación y la injusticia que ya lleva más de 500 años. El 4-F cambió radicalmente la historia de este país y su trascendencia se ha venido afianzando en el tiempo.


AL PIE DE LA LETRA


-¿Ha cumplido Chávez con lo que ofreció en 1992?


-Casi que al pie de la letra, a pesar de las dificultades y de que en ese momento no estaba definido un rumbo socialista. De allí su gran credibilidad y el hecho de que, tras 13 años en el ejercicio del poder, mantenga un nivel de aceptación de más de 60%. Quien lea el Libro Azul escrito en Yare y los documentos del MBR-200, y analice su propuesta política de la campaña del 1998, no sólo descubrirá allí un esbozo del camino recorrido hasta hoy, y el germen de los cambios más profundos que se han dado, sino que además saldrá convencido de que Chávez siempre tuvo claro y decidido no sólo lo hecho hasta ahora sino lo que falta por hacer hasta el 2031, por lo menos.
 
T/ Vanessa Davies
F/ Luis Franco
 
 http://www.correodelorinoco.gob.ve/nacionales/rebelion-militar-4-f-estaba-%E2%80%9Csin-duda-alguna%E2%80%9D-justificada

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