Portada de antigua versión de Revista Libre Pensamiento

jueves, 30 de junio de 2011

Carlos Fonseca trasciende al FSLN

 Carlos Fonseca trasciende al FSLN

 William Grigsby Vado (*)

 

Artículos de Opinión | William Grigsby Vado(*) | 30-06-2011


Acabamos de recordar el Natalicio de Carlos Fonseca, el Fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional y Jefe de la Revolución Popular Sandinista. Con frecuencia, a Carlos, solemos recordarlo sólo los 8 de noviembre o los 23 de junio, y durante el resto del año, como que olvidamos su pensamiento, sus ideas, la manera cómo analizaba la realidad nicaragüense, los aportes que, en fin de cuentas, le hizo a la sociedad y en particular al Frente Sandinista de Liberación Nacional, porque Carlos Fonseca trasciende la fundación del FSLN, trasciende la vida partidaria de los sandinistas.


Carlos Fonseca es, de hecho, el dirigente político más importante de Nicaragua desde la segunda mitad del Siglo XX para nuestros días, no solamente por su lúcida idea de haber incorporado el término Sandinista a la Organización que se fundaba en 1961, sino también por la manera cómo analizó la realidad nicaragüense, y cómo llegó a sus conclusiones y a su estrategia, para finalmente culminar en el derrocamiento de la dictadura.


Una de las cualidades de Carlos, de las muchas que tuvo, es que siempre habló con franqueza, siempre hizo planteamientos políticos duros, francos, pero cabales y, nunca mentía. Es decir, si uno repasa el Programa Histórico del Frente Sandinista elaborado en 1969, uno puede constatar que todo lo ahí dicho fue cumplido en la Revolución Popular Sandinista en los años 80, que se sigue cumpliendo ahora, y que el Frente Sandinista nunca le mintió al pueblo nicaragüense cuando lo convocó a la lucha armada contra la dictadura de Somoza. Ese es otro mérito de Carlos.


Carlos siempre planteó: "la única manera de conquistar la Democracia y la Justicia Social en Nicaragua, es derrocando a la dictadura por la lucha armada." Renegaba de los procesos electorales viciados del somocismo en contubernio con la oligarquía conservadora, y se lanzó a la lucha armada... en aquel momento un puñado de muchachos nada más, y luego se convirtió eso en una poderosa Organización Político-Militar Guerrillera, que finalmente derroca a la dictadura de Somoza.


Pero no sólo esos méritos tiene Carlos, los méritos militares o méritos político-estratégicos; hablemos de algunas frases, de algunas propuestas ideológicas que hizo Carlos, y que el Frente Sandinista siempre las ha asumido como tales, que tampoco han sido ocultadas al pueblo de Nicaragua. Nosotros le hemos propuesto al pueblo nicaragüense: cambiemos este sistema, este sistema es obsoleto, no resuelve los problemas sociales de la gente, no resuelve los problemas de participación de la gente para que se tome en cuenta su opinión, a la hora de tomar decisiones; no solamente en Asamblea que se les informe o que se les diga, esto vamos a hacer o no vamos a hacer, de manera que esto tenga un peso orgánico. Como el Gobierno del Presidente Ortega quiso hacerlo al principio del período, y fue evitado por la Asamblea Nacional, cuando se quería dotar de funciones ejecutivas a los Consejos del Poder Ciudadano, y no se pudo hacer.


Para poder hacerlo, tenemos que ganar las elecciones de 2011 con suficiente mayoría, es decir, con mayoría calificada, tener por nuestras propias fuerzas más de 56 Diputados, que nos ayuden a la reingeniería del sistema político que, en nuestra opinión, necesita Nicaragua.


Pero no solamente cambiando la política o la manera de tomar decisiones, se resuelven los problemas en el país. El problema principal del país es económico, es de desempleo, es de tenencia de la tierra, es de relaciones injustas entre los Seres Humanos que habitamos este país; mientras unos ganan un montón de dinero, hay un montón de gente que muy poco ganan. Esos problemas estructurales los tenemos que cambiar con un nuevo sistema.


Carlos Fonseca lo decía de esta manera: "Nos proponemos liquidar el sistema económico y político que impera en nuestro país, para sustituirlo por un sistema nuevo y superior." Decía Carlos: "La transformación de Nicaragua, no es cuestión de ideología, sino cuestión de amar a nuestro pueblo y ansiar fervorosamente su mejoramiento." Ambas cosas nos guían.


¿Cómo va a ser ese Nuevo Sistema, que nosotros los sandinistas aspiramos a construir? Pues no lo sabemos. Lo vamos a hacer y lo vamos a construir con la gente; tenemos algunas ideas, tenemos algún norte. Sabemos, por ejemplo, que tenemos que incorporar a la gente a la toma de decisiones; tenemos que devolverle a la gente el derecho a hacer política, porque se lo han arrebatado. Hay que devolvérselo... hacer política, que es la administración del Bien Común, en fin de cuentas.


Tenemos también que buscar cómo reconstruir las relaciones entre los Seres Humanos. En este momento, como todo sistema capitalista, las relaciones son sobre todo de explotación, de unos cuantos sobre el resto de la población. Eso es lo que ocurre en el sistema capitalista. Tenemos que cambiar esas relaciones, en relaciones de Solidaridad, de ayuda mutua entre nosotros, de Comercio Justo, como propone el ALBA. Es decir, estamos claros que hay que comerciar, en el comercio alguien gana y alguien compra, está claro. Pero tiene que ser de acuerdo a los ingresos de cada quien, no tiene que ser una ganancia exorbitante. Y eso tiene que ser, no solamente por un comportamiento cultural de la sociedad, sino también por un marco jurídico que defienda a los más necesitados. A eso aspiramos.


Se trata de hacer de Nicaragua un nuevo país, y eso no lo vamos a lograr, simplemente modificando algunas de las estructuras vigentes, tenemos que transformar ese sistema. Para lograrlo, el primer punto o el punto de partida para esta nueva fase de la Revolución, será sin duda alguna, ese abrumador Triunfo Electoral que necesitamos, que estamos seguros que vamos a lograr en las Elecciones del primer domingo de noviembre del año 2011.


La lucha es el más alto de los cantos, y unidos... ¡somos invencibles!


(*) Comentario en el segmento De Frente, de Multinoticias, Canal 4, el 24 de junio de 2010.

*De Frente, Multinoticias

http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article26440

miércoles, 29 de junio de 2011

FSM: 3 Octubre Día Internacional de Acción

FSM: 3 Octubre Día Internacional de Acción

Sanidad alimentaria para quién - La opulencia de las corporaciones contra la salud de la gente

  Sanidad alimentaria para quién - La opulencia de las corporaciones contra la salud de la gente

  Por GRAIN
 
 
28/06/11
 
 
GRAIN publica un nuevo documento de análisis que examina el modo en que lo que se ha llamado “sanidad alimentaria” o “inocuidad de los alimentos” se está utilizando como instrumento para incrementar el control corporativo sobre la alimentación y la agricultura. En el documento se también se discute lo que la gente puede hacer y ya está haciendo, al respecto. Presentamos a continuación un resumen de lo que contiene. 
 

El constante flujo de escándalos, brotes epidémicos y extremas medidas regulatorias que conforman el paquete del sistema alimentario industrial ha hecho de la sanidad alimentaria un punto de importancia mundial. Nuestra creciente dependencia de alimentos y cultivos industriales concentra a una escala sin precedentes y amplifica de muchas nuevas maneras los riesgos, lo que vuelve más necesaria una intervención para garantizar que nadie enferme a causa de los alimentos. Tras esta intervención, hay una agenda escondida de las corporaciones. 



El término “sanidad o inocuidad” alimentarias puede hacer creer que se está protegiendo la salud de la gente, o incluso la del ambiente. La Unión Europea pregona que cuenta con un sistema de sanidad alimentaria que va “de la granja al tenedor” —un lema destinado a tranquilizar a los consumidores con la idea de que alguien cuida su salud. Pero lo que ocurre en nombre de esta “seguridad sanitaria” de los alimentos no tiene que ver tanto con los consumidores o con las normas sanitarias sino con buscar que todos aquellos involucrados en producir, preparar y entregar o servir alimentos se sometan a un número de normas y “estándares” fijados por los supermercados y por la industria alimentaria: regulaciones que se imponen, primero que nada, para garantizar las ganancias.


Puede ser que los gobiernos sean los que fijen un cuerpo de regulaciones de sanidad alimentaria mediante políticas y medidas administrativas (inspección de los servicios y otros), pero es el sector privado quien idea e instrumenta los criterios reales. Esta división público-privada (que implica una complicidad) provoca un conjunto de problemas, y así llegamos a una situación en la que:


* en esencia el sector alimentario industrial se regula a sí mismo, lo que refuerza el argumento de que la sanidad alimentaria no está primordialmente relacionada con la salud pública, sobre todo porque continúan ocurriendo terribles brotes de envenenamiento con comida.



* los gobiernos terminan trabajando para el sector corporativo, aun cuando éste no sea su papel, porque el sistema regulador es público pero los criterios y estándares son privados.



Ahora, gracias a la globalización y a la liberalización de las regulaciones relativas al comercio y la inversión, este modelo de sanidad alimentaria se va expandiendo —y somete a los campesinos, los pescadores y a los trabajadores de la industria alimentaria por todo el mundo a los dictados de las corporaciones. Si India quiere venderle pescado o uvas a la Unión Europea tiene que someterse a las regulaciones europeas y a los estándares fijados por las cadenas de supermercados que controlan el mercado en la Unión Europea. Si los brasileños quieren venderle pollo o soya [soja] a Arabia Saudita, entrarán en juego los criterios de los Estados del Golfo. “Muy bien”, podría uno pensar. “Después de todo, esto tiene que ver únicamente con las operaciones de los grandes establecimientos agrícolas industriales”. Pero no sólo tiene que ver con las exportaciones. La idea —y la realidad— es que los países adopten estos estándares y los apliquen en sus mercados internos también, impactando a fin de cuentas a todos los agricultores de un país en particular.
 

Quién fija los estándares y quién se beneficia con ellos


El comercio internacional jamás había sido tan grande. El acuerdo de la Organización Mundial de Comercio sobre agricultura comenzó a eliminar los aranceles y cuotas hace casi veinte años. Desde entonces, la línea de fuego de las disputas en torno al comercio alimentario se ha trasladado a lo que se conoce como barreras “no arancelarias”, como las normas sanitarias relacionadas con los alimentos. Hoy, si uno quiere proteger de la competencia a los agricultores de un país, no se puede fijar un aviso fronterizo que diga “Ya tenemos suficientes melones, así que ¡fuera!”, pero sí es posible fijar un aviso que diga: “Sólo aceptamos melones producidos con métodos halal [el modo permitido por la religión musulmana] de 15 a 20 centímetros de diámetro, enjuagados con agua potable y que tengan certificación de que fueron cultivados en fincas que cuentan con sus propios inodoros”. Esto es muy bueno para Carrefour, cuyos abastecedores contratados producen justamente ese tipo de melones. Pero ¿qué ocurre con los agricultores en pequeña escala que no pueden cumplir con estos criterios ni cubrir los costos de certificación que conllevan? Y si los dejan fuera de los supermercados, ¿qué otras opciones tienen?


Una creciente porción de los alimentos que compra la gente les llega a través de las cadenas de abasto de los supermercados transnacionales y las corporaciones que sirven alimentos al público. A nivel mundial, el comercio de alimentos al menudeo obtiene por ventas 4 billones de dólares anuales. Los supermercados hicieron más de la mitad (51%) de esas ventas en 2009, siendo las 15 corporaciones principales las que lograron 30% de las mismas. Juntos, los diez minoristas en alimentos más importantes (Walmart, Carrefour, Metro, Tesco, Schwarz, Kroger, Rewe, Costco, Aldi y Target), tuvieron entradas por un billón y 100 mil millones de dólares en 2009, lo suficiente para ser considerados el décimotercer “país” más rico del mundo. Éstas son las firmas que moldean los sistemas de “sanidad” o “inocuidad” alimentaria de hoy y detentan un enorme poder en decidir no sólo dónde se produce la comida y dónde se vende, sino exactamente cómo se produce y cómo se maneja.


Existe toda suerte de fondos de desarrollo, micro-créditos y programas de subsidio gubernamental diseñados para ayudar a que los agricultores en pequeña escala cumplan con estos estándares corporativos. Mediante tales programas, unos cuantos pueden posicionarse frágilmente produciendo por contrato para supermercados como Tesco o compañías de venta de alimentos al público como McDonalds. Pero la realidad es que la mayoría de los campesinos simplemente quedan fuera, dado que los supermercados prefieren trabajar con abastecedores y establecimientos mayores. El espacio para que los campesinos que cultivan coles en China o papas en Zambia puedan comercializar sus productos disminuye con rapidez en la medida en que se expanden los supermercados y las compañías que sirven alimentos al público, y en la medida en que las alternativas, como los mercados al aire libre y los puestos callejeros son cerrados por los gobiernos que insisten en aplicar los estándares corporativos. Sólo las grandes empresas ganan en esta situación —y nada ganan los productores, ni los trabajadores ni los consumidores de alimentos. 


 

Cómo salir de este atolladero


Este secuestro corporativo del abasto alimentario no deja de ser cuestionado seriamente. Un creciente movimiento popular de oposición confirma que una verdadera inocuidad alimentaria proviene de un modelo muy diferente de agricultura y alimentación.


Los campesinos y los pequeños productores nos enseñan que la sanidad alimentaria no se logra con una “tolerancia cero” a los microorganismos ni con el enfoque de “extrema higiene” que promueven las grandes corporaciones (y que implica pasteurización, radiación, esterilización, etcétera). Destruir la biodiversidad, incluida la microflora y la microfauna, provoca inestabilidad, lo que se manifiesta en enfermedades. Es mejor buscar balances y equilibrios que conlleva la diversidad, dado que son éstos los fundamentos reales de la armonía y la salud. Hacerlo requiere saberes y que haya muy poca distancia entre la producción de alimentos y su consumo, lo que es la base de sistemas alimentarios diferentes, “alternativos” que mucha gente anhela.


Debemos defender con gran vigor la agricultura campesina y la producción de alimentos de base comunitaria, los mercados campesinos, las pequeñas tiendas y los puestos de comida callejera, que con frecuencia son atacados en nombre de la sanidad alimentaria. Ellos son o pueden ser la columna vertebral de economías locales y de lo que muchos consideran como comida más sana. Apoyar estos circuitos está en auge, pero se requieren más inversión y esfuerzo, incluida la preocupación por una verdadera sanidad alimentaria. De igual modo, las campañas por frenar los supermercados extranjeros como Walmart o para evitar que otros países impongan sus medidas alimentarias son sumamente importantes.


Al fin y al cabo, la sanidad alimentaria tiene que ver con quién controla nuestros alimentos. ¿Le dejaremos ese control a las corporaciones? ¿No debemos ser nosotros los que los controlemos?
 

Puntos centrales de este documento


1. Aunque suene a salud pública, en realidad lo que se está protegiendo es la riqueza de las corporaciones. Los sucesivos escándalos, brotes epidémicos y medidas regulatorias extremas han convertido la “sanidad alimentaria” o “inocuidad alimentaria” un asunto global. A primera vista, todas estas acciones parecen dirigidas a garantizar una higiene apropiada, de tal modo que la gente no se enferme. Profundizando, la sanidad alimentaria se volvió un campo de batalla crucial para el futuro de la agricultura y la alimentación y un dispositivo para expandir el control de las corporaciones.


2. La agricultura industrial es el problema en gran medida. El procesado y la comercialización de alimentos a escala industrial amplifica los riesgos sanitarios de la producción. Una pequeña finca a la que se le contamine uno de sus productos (digamos huevos con salmonella), afectará sólo a una pequeña cantidad de personas. Un gran establecimiento al que le pase lo mismo afectará a un gran número de personas, incluso más allá de sus fronteras. Muchos de los peores problemas de seguridad sanitaria en los alimentos son generados por las malas prácticas asociadas con la agricultura industrial —enormes dosis de fertilizantes y plaguicidas químicos, la utilización de antibióticos y otros compuestos farmacéuticos con propósitos no terapéuticos, el hacinamiento de gran densidad de animales que favorecen los brotes epidémicos, el abuso sufrido por los animales para incrementar la productividad y reducir costos, además de las malas prácticas laborales.


3. Los gobiernos establecen las regulaciones pero la industria fija los criterios. Los organismos públicos supervisan ampliamente la aplicación de las políticas de sanidad alimentaria. Los gobiernos establecen y supervisan las leyes. Pero es la industria alimentaria —(desde la que abastece de materia prima a la que vende al menudeo) la que define los criterios y los pone en operación. Esto tiene por resultado estándares muy sesgados en favor de las necesidades de las empresas, y que son voluntarios (la llamada auto-regulación). El control sobre los estándares deja a las empresas con la sartén por el mango y le carga a los gobiernos la responsabilidad de los desastres y la obligación de solucionarlos.


4. Las corporaciones ganan, la gente pierde. Los estándares empresariales buscan maximizar las ganancias y organizar los mercados, no establecer una seguridad sanitaria de los alimentos. Por supuesto, nadie gana nada matando gente, ni enfermándola de gravedad, pero al lograr tal dominación de los mercados y al incidir de tal modo en los regímenes regulatorios la industria alimentaria ha logrado que los incidentes de seguridad sanitaria sean para las corporaciones simples costos implícitos en el proceso de hacer negocios.


5. Hoy, los acuerdos comerciales son el mecanismo central para expandir y poner en efecto los criterios de sanidad alimentaria por todo el planeta. Estados Unidos y la Unión Europea utilizan de modo agresivo las políticas comerciales, en especial los acuerdos bilaterales de libre comercio, para impulsar sus estándares y regular el acceso al mercado en favor de las agroempresas. Sin embargo, los exportadores no son los únicos afectados. Los países que adoptan estos criterios industriales, sobre todo en el Sur global, los aplican también a los mercados internos. Como ni los productores ni los procesadores o vendedores de alimentos en pequeña escala pueden cumplirlos (o están en una lógica de producción muy distinta), quedan fuera de los mercados e incluso se les criminaliza por sus prácticas tradicionales.


6. Los estándares se esparcen por doquier. Las corporaciones y los gobiernos están haciendo más estrictas las regulaciones en torno a la sanidad alimentaria para expandir su control sobre el comercio de alimentos. Pronto será imposible vender un pollo tailandés o un corte de carne brasileño a la Unión Europea si los animales no fueron criados y sacrificados de acuerdo a las consideraciones de bienestar animal de los europeos. De igual modo, ahora hay un enorme interés comercial en definir y fijar regulaciones mundiales al comercio de la llamada comida halal [que responde a los modos de la religión musulmana].


7. La verdadera seguridad sanitaria de los alimentos proviene de los equilibrios, no de los extremos. Los pequeños productores y procesadores nos enseñan que podemos lograr una sanidad alimentaria mediante la biodiversidad, los saberes y la estabilidad que proporcionan los equilibrios. Como dijera el agricultor francés Guy Basitanelli, de La Confédération Paysanne: “manejar los balances microbianos y proteger y producir cierta flora específica con base al respeto por las prácticas locales y tradicionales, es lo que mejor garantiza la seguridad sanitaria”. En cambio, conduce a la inestabilidad que el sistema empresarial dependa de una higiene extrema mediante una esterilización forzada y tecnologías industriales (radiación o nanotecnología).


8. La gente está haciendo mucho para revertir este secuestro corporativo. Hay un fuerte movimiento de oposición que busca debilitar el control que tienen los agronegocios sobre el sistema alimentario dominante, y busca promover mejores enfoques. La “sanidad alimentaria” o, por hablar más ampliamente, la “calidad de los alimentos”, está en el centro de estas batallas —sea porque la gente y las organizaciones resisten la entrada y/o la expansión de los supermercados y las corporaciones agroindustriales, porque promueven y respaldan la producción de alimentos y sus mercados a nivel comunitario y local, porque boicotean a las grandes cadenas y los dudosos productos (de los OGM a la carne estadounidense), porque apoyan a los trabajadores de la industria alimentaria en sus luchas por salarios justos, derechos colectivos y prestaciones, porque frenan los llamados acuerdos de libre comercio, o porque reforman las políticas agrícolas con el fin de respaldar la agricultura campesina. Este movimiento está creciendo, pero necesita mayor respaldo para convertirse en la columna vertebral de nuestras economías alimentarias y devolverle a la gente la “seguridad sanitaria” de los alimentos. www.ecoportal.net
 
GRAIN, mayo 2011 - El documento de análisis completo puede consultarse aquí  
 
 
http://www.ecoportal.net/Temas_Especiales/Salud/Sanidad_alimentaria_para_quien_-_La_opulencia_de_las_corporaciones_contra_la_salud_de_la_gente

NICARAGUA: Daniel Ortega tiene derecho a postularse de nuevo a la Presidencia

NICARAGUA:

Daniel Ortega tiene derecho a postularse de nuevo a la Presidencia

Por Dick Emanuelsson



TEGUCIGALPA / ¿Tiene Daniel Ortega derecho a postularse a la presidencia? es la pregunta que se ha hecho desde a final del 2009 cuando la Corte Suprema Constitucional así lo decidió. La oposición liberal, conservadora, la llamada “renovadora sandinista” hace frente común llamando al presidente nicaragüense por dictador, entre varios adjetivos.

En noviembre se celebran elecciones a la presidencia y Asamblea Nacional. Según todas las encuestadoras, la victoria ya es un hecho para el Frente Sandinista. “Presa fácil para el sandinismo”, dicen los conocedores de la politica nicaragüense.

La razón es sencilla; el gobierno ha cumplido prácticamente todo lo que prometió en la campaña electoral 2006. Y desde enero de 2007, cuando asumió la presidencia, todo ha ido como el tren el carril.

DESDE LA MISERIA HACIA. . .

 

Los tres gobiernos neoliberales fueron destrazosos para el tercer país más pobre del continente americano. El analfabetismo que se había logrado bajar de 51 a 12 por ciento en la campaña de alfabetización en los primeros años de la década ´80, quedó en 38 por ciento cuando los sandinistas asumieron el gobierno en enero 2007. Tres años después lograron erradicar lo que no lograron en toda la década de ´80 bajo el gobierno sandinista, erradicar el analfabetismo y declararse, según UNESCO, Nación sin analfabetismo.

Los miles de trabajadores en las maquilas han logrado triplicar sus muy bajos sueldos. Han recibido subsidios en un histórico acuerdo o convenio colectivo entre los sindicatos, que han triplicado el grado de afiliación de trabajadores, para construir o mejorar sus casas. Los que más han sido beneficiados con este acuerdo han sido las mujeres solteras, que incluso reciben subsidios para la alimentación a sus familias.

Lo mismo en el campo, donde la mujer campesina en miles de hogares hoy juega un papel protagónico en las diferentes misiones como “Hambre Cero”. “Calles para el Pueblo, “Casas para el Pueblo”, posos de agua en cantidades que nunca fueron explorados y procesados durante los regimenes neoliberales, son un hecho en la Nicaragua de hoy. Los éxitos en los sectores de salud y educación son también incuestionables.

MINISTROS CON LA MITAD DEL SUELDO

Es con esta base material y social que los sandinistas, estos ministros que entraron a los ministerios el 10 de enero de 2007 y lo primero que hizo el gobierno era reducir los anteriores sueldos ministeriales a la mitad, hoy están arriba en las encuestas. Ya las elecciones municipales en noviembre de 2008 fue una señal que el FSLN ya estaba en la ofensiva, ganando más de 110 alcaldías de las 154 existentes en el país.

Pero si la constitución dice que no se puede postular en la presidencia o en la alcaldía, pues no importa tan bien es el gobierno si es que una postulación es en contra la ley, dicen los críticos.

Los sandinistas, que ya pasaron más de un millón de militantes, sostienen que la decisión de la Corte Suprema de permitir que el actual presidente sí pueda postularse sin violar la constitución, es legal.

En el siguiente video [http://www.youtube.com/watch?v=Q4tj6yfhZ3I], producido por el Portal TortilaConSal, los máximos representantes por el Consejo Supremo Electoral (CSE), la Corte Suprema de Justicia, argumentan con los artículos de la Constitución nicaragüense sobre la legalidad de la decisión de la Corte de permitir la postulación a la presidencia de Daniel Ortega.

POLÉMICA INSÓLITA, EJEMPLO DE SUECIA

Para un sueco, noruego, danés, francés o alemán, la polémica en y contra Nicaragua, parece irreal y hasta un poco ridícula. Por ejemplo el reino sueco, donde el rey nace en el poder para toda la vida, Tage Erlander, presidente del partido socialdemócrata, fue Ministro de Estado, que es el verdadero ”Rey Político” (mientras el rey de la corona es un papel decorativo de un poder antidemocrático y reliquia de las peores épocas europeas) fue el Hombre fuerte de Suecia desde 1946 hasta 1969, es decir 23 años, sin que nadie en el mundo lo cuestionara. Hay otros ejemplos de los países mencionados.

El tema de la continuidad es también importante. Y nos parece que la verdadera corrupción es el clientelismo, una cosa totalmente dañina para una nación, en donde el nuevo alcalde, gobernador o presidente promete, en cambio a votos, “chamba” a sus votantes, si es que gana el cargo.

La razón por la cual que la administración en Latinoamérica es un desastre se encuentra mucho en esos cambios de personal en cada elección. Ataca también la estabilidad laboral, se rompe una organización de trabajo adecuada en una corporación pública y se crea un mal ambiente y relación entre compañeros de trabajo cuando se acerca el día de las elecciones, sabiendo que una gran parte del personal le toca irse de su puesto de trabajo a una situación incierta.

El video comienza con una introducción en inglés, pero después de un minuto sigue con las entrevistas (en español) a los representantes de los organismos judiciales, representantes que casi nunca son entrevistados por CNN, La Prensa, El Nuevo Heraldo, El Mercurio, El Tiempo o El Clarín, para aclarar las acusaciones de “Dictadura Orteguista”.

Pero aquí están: ”Elecciones en Nicaragua, Instituciones fuertes y oposición dividida”

<p>http://www.youtube.com/embed/Q4tj6yfhZ3I&amp;amp;lt;/a&amp;amp;gt;" frameborder="0" allowfullscreen&amp;amp;gt;</p>

http://www.tortillaconsal.com/tortilla/node/8841

Bajo las bombas,Trípoli no claudica

 El dormitorio de Muammar Gadafi, bombardeado por la OTAN. Las bombas de la alianza atlántica destruyeron también otras dos habitaciones del mismo edificio, las de su hijo y sus nietos, quienes murieron en el ataque. El Guía no se hallaba en lugar.


Libia, Gadafi y la OTAN neocolonial

Bajo las bombas, Trípoli no claudica


Un grupo internacional de investigadores de la Red Voltaire se encuentra actualmente en Libia. Sus miembros han visitado las zonas bombardeadas. A pesar de las condiciones de guerra existentes en el país, los investigadores de la Red Voltaire han tenido también la oportunidad de reunirse con dirigentes políticos y responsables de la seguridad de la nación. Sus impresiones son diametralmente opuestas a las imágenes que divulga la prensa occidental. Thierry Meyssan ofrece sus primeras observaciones desde Trípoli.
 

Red Voltaire | Tripoli (Libye)


En su centésimo día de bombardeos contra la Libia, la OTAN vuelve a anunciar su inminente éxito. Pero sigue sin definir claramente cuáles son los objetivos de esta guerra y se ignora, por lo tanto, en qué consistirá ese éxito. Simultáneamente, la Corte Penal Internacional anuncia que el Guía Muammar Gadafi, su hijo Saif al-Islam y el jefe de sus servicios de inteligencia interior, Abdallah al-Senussi han sido acusados de «crímenes contra la humanidad».


Si nos atenemos a la resolución 1973 del Consejo de Seguridad, la llamada coalición de Estados voluntarios estaría tratando de instaurar una zona de exclusión aérea para impedir que las tropas del tirano asesinen a su propio pueblo. Sin embargo, los informes iniciales que afirmaban que la fuerza aérea libia estaba bombardeando ciudades que se habían sublevado contra el poder de Trípoli nunca han sido confirmados, a pesar de que la Corte Penal Internacional los considera dignos de crédito. Lo que sí es cierto es que las acciones de la OTAN han ido mucho más allá del establecimiento de una zona de exclusión aérea y se han convertido en una campaña de destrucción sistemática contra las fuerzas armadas nacionales y todas sus unidades aéreas, terrestres y marítimas.


Los objetivos de la OTAN son probablemente otros. Los líderes de la alianza atlántica han mencionado repetidamente el derrocamiento del «régimen» de Muammar Gadafi, o sea la eliminación física del «hermano Guía». Los medios occidentales hablan de «deserciones masivas» de los cuadros de Trípoli para unirse a la causa de los sublevados de Benghazi, pero no logran citar nombres, exceptuando los de personajes políticos conocidos desde hace mucho como favorables a un acercamiento a Washington, como el ex ministro de Relaciones Exteriores Mussa Kussa.


La opinión pública internacional está siendo objeto de una intensa campaña de desinformación. Washington ordenó la interrupción de las transmisiones de la televisión libia a través del satélite ArabSat, a pesar de que Libia es accionista de ese satélite. El Departamento de Estado no tardará en hacer lo mismo con el satélite NileSat.
 

En lo que constituye una flagrante violación de sus compromisos internacionales, Washington negó la solicitud de visa del nuevo representante de Libia ante la ONU. El nuevo representante de Trípoli se ve así privado de la posibilidad de ir a Nueva York para expresar el punto de vista del gobierno de Libia mientras que su predecesor, que decidió pasarse al Consejo Nacional de Transición creado en Benghazi, sigue ocupando el escaño de Yamahiria.
 

Estas maniobras que ahogan la voz de Trípoli facilitan a la vez la difusión de cualquier falacia sobre Libia sin que los interesados tengan la posibilidad de desmentirla.


No es por lo tanto sorprendente que, vistos desde Trípoli, desde donde escribo este artículo, los comunicados de la OTAN y las disposiciones de la Corte Penal Internacional parezcan irreales. La calma reina en el oeste de Libia. En cualquier momento, las sirenas anuncian la llegada de los bombarderos o de los misiles. Es inútil correr hacia los refugios, por un lado porque hay muy poco tiempo para ello, y por otro lado simplemente porque no hay refugios.


Los bombardeos son de una extrema precisión. Las municiones teledirigidas alcanzan los edificios designados como blanco e incluso las habitaciones ya designadas como blanco dentro de esos edificios. Sin embargo, durante la etapa de vuelo la OTAN pierde el control de alrededor de uno de cada 10 misiles. Esos artefactos caen entonces en cualquier lugar de la ciudad, sembrando la muerte al azar.


Si bien una parte de los blancos de la OTAN son de carácter «militar», como cuarteles y bases, la mayor parte son en realidad «estratégicos», o sea de importancia económica. La OTAN ha bombardeado, por ejemplo, la imprenta encargada de emitir la moneda libia, una instalación civil encargada de fabricar los dinares. Comandos de la OTAN han saboteado también fábricas que hacían la competencia a las industrias de los miembros de la coalición. Otros blancos son llamados «sicológicos».
 

El objetivo es herir en carne propia a los dirigentes políticos y los responsables de la seguridad masacrando a sus familias. En esos casos, los misiles se dirigen a las habitaciones privadas, específicamente a las que sirven de dormitorio a los hijos de los dirigentes.


En la capital y en la costa, el ambiente se siente cargado.
 

Pero la población se mantiene unida. Los libios subrayan que ninguno de sus problemas internos justifica que se recurra a la guerra. Hablan de reclamos sociales y de problemas regionales, como los que existen en los países europeos, nada que conlleve al desgarramiento de las familias que se ha producido como resultado de la división territorial que se está imponiendo a su país.


Ante los ataques de la OTAN, decenas de miles de burgueses acomodados han buscado refugio en los países limítrofes, sobre todo en Túnez, dejando a los pobres a cargo de la defensa de la patria en la que amasaron sus riquezas. Numerosos establecimientos comerciales permanecen cerrados, sin que se sepa si el cierre se debe a problemas de aprovisionamiento o a la huida de sus propietarios.


Al igual que en Siria, la mayoría de los opositores políticos han cerrado filas junto al gobierno en aras de garantizar la integridad del país frente a la agresión extranjera. Anónimos e invisibles, algunos libios informan sin embargo a la OTAN sobre la localización de los blancos. En el pasado, sus antecesores recibían con los brazos abiertos a las tropas colonialistas de Italia. Hoy corean, junto a sus homólogos de Benghazi: «1, 2, 3, ¡viene Sarkozy!» Cada pueblo tiene sus traidores.


Las atrocidades cometidas en Cirenaica por los mercenarios del príncipe Bandar [de Arabia Saudita] acabaron convenciendo a muchos indecisos. La televisión muestra constantemente imágenes de los crímenes perpetrados en Libia por los líderes de Al-Qaeda, algunos de ellos liberados directamente de Guantánamo para luchar del lado de Estados Unidos. Son espantosas imágenes de mutilaciones y linchamientos perpetrados en ciudades convertidas en emiratos islamistas, como en Afganistán e Irak, por individuos deshumanizados por las torturas a las que ellos mismos fueron sometidos y excitados por los efectos de poderosas drogas. No es necesario ser un viejo partidario de la revolución de Gadafi para apoyarla hoy ante los horrores que están cometiendo los yihadistas en las «zonas liberadas» por la alianza atlántica [1].


Nada de lo que hemos podido ver en el oeste [de Libia] demuestra la existencia de una revuelta o de una guerra civil. En todas las carreteras, las autoridades han instalado puntos de control cada 2 kilómetros. Los automovilistas se someten pacientemente a los controles e incluso se mantienen atentos para descubrir ellos mismos posibles elementos infiltrados por la OTAN.


El coronel Gadafi está entregando armas a la población. Los civiles ya han recibido casi 2 millones de fusiles automáticos de asalto. El objetivo es que cada adulto, hombres y mujeres, pueda defender su casa. Los libios han entendido la lección iraquí. Sadam Husein basaba su autoridad en el partido Baas y el ejército, excluyendo a su pueblo de la vida política.
 

Al ser decapitado el partido y ante la deserción de unos cuantos generales, el Estado iraquí se derrumbó súbitamente, el país quedó sin capacidad de resistencia y se hundió en el caos. Libia, por su parte, está organizada según un original sistema de democracia participativa, comparable a las asambleas de Vermont [Estados Unidos]. Los libios son gente acostumbrada a que se les consulte y a asumir sus responsabilidades, lo cual implica que es perfectamente posible movilizarlos en masa.


Es sorprendente comprobar que las mujeres libias demuestran más determinación que los hombres en lo tocante a portar armas. Esto refleja el incremento, durante los últimos años, de la participación femenina en las asambleas populares, lo cual quizás refleja al mismo tiempo la indolencia que se había apoderado de los cuadros de este Estado socialista con un alto nivel de vida.


Todos están concientes de que el momento decisivo se producirá con el desembarco de las fuerzas terrestres de la OTAN, si se atreven a desembarcar. La estrategia de defensa está por lo tanto enteramente concebida en función de disuadir al enemigo mediante la movilización masiva de la población. Los soldados franceses, británicos y estadounidenses no serán recibidos aquí como liberadores sino como invasores colonialistas.
 

Tendrán que enfrentar una serie interminable de combates urbanos.


Los libios se preguntan cuáles son exactamente los móviles de la OTAN.
 

Me sorprende comprobar que es a menudo a través de la lectura de los artículos de la Red Voltaire, traducidos y publicados en numerosos sitios de Internet y en varios diarios impresos, que han tenido conocimiento de los verdaderos motivos [de la agresión]. Existe aquí, como en todas partes, un déficit de información sobre las relaciones internacionales. La gente está al corriente, y se enorgullece, de las iniciativas y realizaciones del gobierno a favor de la unidad africana y del desarrollo del Tercer Mundo. Pero ignora muchos aspectos de la política internacional y subestima la capacidad de destrucción del Imperio. La guerra siempre parece lejana, hasta que nos convertimos en blanco del agresor.


¿En qué consiste entonces el éxito que la OTAN anuncia como inminente?
 

Por el momento, Libia está divida en dos. En la región de Cirenaica se ha proclamado una República independiente –aunque lo que allí se prepara es la restauración de monarquía– que ya ha recibido el reconocimiento de varios Estados, comenzando por Francia. Aunque la nueva entidad está siendo gobernada de facto por la OTAN, oficialmente existe un misterioso Consejo Nacional de Transición, que no ha sido electo y cuya composición –si realmente existen sus miembros– se mantiene en secreto para que dichos miembros no tengan que responder por sus actos. Parte de los bienes libios en el exterior han sido congelados, pero están siendo administrados por los gobiernos occidentales, que están utilizándolos en su propio provecho.
 

Parte de la producción de petróleo está siendo comercializada en condiciones particularmente ventajosas para las compañías occidentales, que se están dando así un verdadero banquete. Quizás sea ese el famoso éxito: el pillaje colonial.


Con sus órdenes internacionales de arresto contra Muammar Gadafi, su hijo y el jefe de los servicios de inteligencia internos, la Corte Penal Internacional trata de presionar a los diplomáticos libios para obligarlos a dimitir. Todos y cada uno de ellos se ven así en peligro de verse acusados de «complicidad con crímenes contra la humanidad», si finalmente cayera la Yamahiria, y los que decidan dimitir dejarán una plaza vacante que Trípoli no podrá llenar. Las mencionadas órdenes de arresto son parte, por lo tanto, de una política de aislamiento contra Libia.


La Corte se está dedicando también a la propaganda de guerra. Calificó a Saif al-Islam de «primer ministro de facto», lo cual no es cierto pero da la impresión de [que existe en Libia] un régimen familiar. Una vez más aparece aquí el principio de inversión de valores típico de la propaganda estadounidense. Los sublevados de Benghazi agitan la bandera de la monarquía Sanusi y el aspirante al trono está a la espera de su momento en Londres, pero nos presentan a la democracia participativa como un régimen dinástico.


Al llegar a los primeros 100 días, los comunicados de la OTAN no logran ocultar la decepción. Con excepción la región de Cirenaica, los libios no se han sublevado contra el «régimen». No se vislumbra una solución militar.
 

La única posibilidad que tiene la OTAN de salir de este asunto con la frente alta y sin muchas pérdidas sería conformarse con la división del país.
 

Benghazi se convertiría entonces en una especie de Camp Bondsteel, la megabase militar estadounidense en Europa que ha logrado obtener la categoría de Estado independiente bajo el nombre de Kosovo. La región de Cirenaica sería la base militar que el AfriCom necesita para controlar el continente africano.
 
[1] Supongo que estas observaciones constituyen una sorpresa para el lector. En próximos artículos, la Red Voltaire retomará el tema con más detalles.
<span lang='fr'>Thierry Meyssan</span>
Thierry Meyssan Intelectual francés, presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Sus análisis sobre política exterior se publican en la prensa árabe, latinoamericana y rusa. Última obra publicada en español: La gran impostura II. Manipulación y desinformación en los medios de comunicación (Monte Ávila Editores, 2008). 

http://www.voltairenet.org/Bajo-las-bombas-Tripoli-no

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