Portada de antigua versión de Revista Libre Pensamiento

jueves, 1 de abril de 2010

Nosotros con nosotros mismos. De la alienación a la identidad en K. Marx

1/4/2010


Nosotros con nosotros mismos. De la alienación a la identidad en K. Marx 
Por. Jon Kerejeta

 
¿En que consiste la enajenación y en consecuencia la identidad humana en Hegel, Feuerbach y Marx? ---------


¿Qué motivación inicial fué la que en el pensamiento de K.Marx inició la arquitectura del movimiento social más poderoso de la edad contemporánea?


¿Cuál es la causa de la pérdida de identidad humana en la sociedad contemporánea?


Frente al sinsentido en la actitud de pasiva interpretación del mundo alienado ¿Cuál es el fundamento ético para construir el mundo de la libertad?


¿Existe una concepción de la identidad humana (personas y colectivos) en su complejidad de componentes económicos, culturales, ideológicos, afectivos…?


¿Cómo puede el sujeto enajenado reconquistar la identidad?


¿Qué supone el salto dialéctico entre la realidad que es y la que aún no es?


¿Qué ha supuesto el cambiazo de la realidad por la “idea de realidad”?


¿Qué lugar tiene la identidad en el pensamiento marxista?


“¿En que consiste, pues, la enajenación del trabajo? Ante todo, en que el trabajo es algo exterior al trabajador, es decir, algo que no forma parte de su esencia; en que el trabajador, por tanto, no se afirma en su trabajo, sino que se niega en él, no se siente feliz, sino desgraciado, no desarrolla al trabajar sus libres energías físicas y espirituales, sino que, por el contrario, mortifica su cuerpo y arruina su espíritu.”
 


K.Marx


• Durante su estancía en París, Karl Marx (1818-1883) se dedicó al estudio sistemático de la economía política, tomando nota de largos pasajes de los libros que analizaba y haciendo observaciones, en ciertos casos, muy desarrolladas. Como fruto de estos estudios, entre marzo y agosto de 1844, redactó tres manuscritos que constituyen el borrador inconcluso de una obra que jamás llegó a publicar y que conocemos desde que se publicó íntegramente por primera vez, en 1932, como Manuscritos económicos-filosóficos de 1844. Acababa de publicar en los “Anales Franco-Alemanes” su “Introducción a la Crítica de la filosofía del derecho de Hegel”. Es cuando por primera vez se expone, una teoría de la revolución en la que el proletariado desempeñaba un papel fundamental.


• Los Manuscritos suponen el inicio de una actitud nueva que interrelaciona; filosofía, economía y sociología del análisis teórico, con la realidad material de la humanidad. son el resultado de un proceso dialéctico entre teoría y práctica, superando la incapacidad de las ciencias académicas ( economía, sociología, filosofía..) para asumir la realidad humana y la realización de su identidad. Marx destapa la contradicción de una realidad económica que destruye la identidad humana sometiéndola a la supremacía de las cosas, cuando la creación de riqueza (proceso de producción) supone el empobrecimiento integral del trabajador. Es la inversión entre el sujeto y el objeto. Más tarde en “el Capital” (1867) desarrollará el fetichismo de la mercancía.


• El “joven Marx” (tenía 26 años) se propone explicar esta contradicción recurriendo a la enajenación de la identidad humana a través de una revisión dialéctica de la economía. El velo que tapa la identidad humana es una economía que reduce la realidad del ser humano a mercancia en el proceso de producción. La clave de esta explicación es la categoría central de enajenación, que será el eje fundamental de su reflexión en los Manuscritos.


• Enajenación es la pérdida de lo propio, su identidad, lo que tiene de específico, y que diferencia al humano del resto del mundo material. Marx encuentra el desarrollo de la identidad humana en el trabajo como actividad libre y creadora que le permite al hombre modificar la naturaleza.


• Pero el trabajo en el capitalismo está completamente enajenado, le pertenece a otro. Es decir, el trabajo humano genera un producto que se vuelve en contra del trabajador, se independiza y se vuelve hostil. “La actividad vital consciente distingue al hombre directamente de la actividad vital de los animales…El trabajo enajenado invierte la relación, haciendo que el hombre, precisamente porque es un ser consciente, convierta su actividad vital, su identidad, simplemente en un medio para su existencia”.


• El concepto de enajenación Marx lo toma directamente de Hegel y Feuerbach, que son los primeros que lo emplean en un sentido filosófico. No es en los Manuscritos la primera vez que Marx recurre a esta categoría. Ya la había utilizado en la “Crítica de la filosofía del derecho de Hegel” donde considera al Estado moderno como una forma de enajenación frente al hombre; y en su artículo “Sobre la cuestión judía” referente al poder del dinero sobre la humanidad,


• En el Contrato social de Rousseau, bien conocido por el joven Marx; Rousseau considera que para asegurar la armonía y cooperación entre los miembros de la sociedad existente, el individuo debe ceder o delegar su libertad, es decir enajenarla. Los utópicos y entre ellos muchos pesimistas de la inteligencia; se vienen preguntando ¿Puede existir una sociedad de mujeres y hombres no enajenados? ¿Es posible la patria de la libertad?


• La filosofía hegeliana conduce dialécticamente a un idealismo absoluto al margen de tiempo y espacio (metafísica), considera que todo (la naturaleza, la historia, etc.) es Idea que se mueve en un proceso progresivo, a través del autoconocimiento, hacia la Idea absoluta. Para alcanzar este conocimiento, el espíritu recorre un camino en el que se separa de sí mismo, se vuelve otro, es decir construye objetos, que en un momento inicial considera ajenos pero que, al final del recorrido percibe como propia identidad (idea). De esta forma el sujeto se hace objeto, se identifica con su objeto, la Idea absoluta. La enajenación es necesaria para que el Espíritu pueda conocerse a sí mismo y realizarse como tal. En resumen la enajenación Hegeliana está en el sujeto que anula su identidad (ontológica=fisica) disolviéndose en la IDEA (lógica), categoría metafísica(ajena al tiempo y espacio) fundamental.

 

• Feuerbach –discípulo de Hegel- centraliza el concepto de enajenación en la crítica de la religión, y en la crítica del idealismo hegeliano. Feuerbach coloca como verdadero sujeto al hombre real y sensible, y no al Espíritu de Hegel. El hombre enajena su esencia transfiriéndola a dios (que es un producto de su conciencia). El hombre se somete a su construcción. Esta enajenación que Fuerbach identifica con religión supone la pérdida de la identidad humana y dios es la proyección idealizada de esta esencia. La superación de la enajenación religiosa ocurre cuando el hombre toma conciencia de sí mismo. De la misma manera, Feuerbach ve que el idealismo atribuye vida propia e independiente a un producto humano que se convierte en un ser absoluto, convirtiendo en sujeto (la Idea, el Espíritu) lo que en realidad es objeto. Feuerbach define la religión como “opio del pueblo”.


• ¿En que consiste la enajenación y en consecuencia la identidad humana en Hegel, Feuerbach y Marx?


• La enajenación en Hegel como en Feuerbach es teórica (del la Idea en Hegel. y de la conciencia humana en Feuerbach) y su posición consecuente ante el mundo es la simple interpretación. En Marx la enajenación es real, la del proletariado , el ser humano convertido en exclusiva fuerza de trabajo; y el origen de su enajenación que es económica, cultural, ideológica… está en el proceso de producción.




 

• En Hegel la identidad se realiza con la superación de lo objetivo (el mundo material); en Feuerbach la identidad se realiza con la superación de la religión. Marx se plantea exclusivamente la realidad en coordenadas de tiempo y espacio, iniciará el proceso de lucha por la recuperación de la identidad de los más enajenados, los de “más abajo” y progresivamente de toda la humanidad. El proceso estratégico dialéctico de Marx es la inversión de la dialéctica de Hegel. Será el camino desde el mundo de la necesidad hasta el mundo de la libertad. Desde el mundo del mercado en que el ser humano y consecuentemente todo valor se convierte en valor de cambio (mercancia) sustituyendo la identidad por la propiedad (el ser por el tener); hasta llegar a una sociedad en que “cada cual aporte según sus posibilidades y cada cual recoja según sus necesidades”. Como más tarde afirmara K.M. “el comunismo será una sociedad en que amor solo se cambiará por amor”.


• Marx ha invertido a partir del análisis de la alienación la dialéctica hegeliana y ha criticado la posición contemplativa de los intelectuales en su tesis 11 sobre Fuerbach. “hasta ahora los filósofos han interpretado el mundo. De lo que se trata es de transformarlo”. Ya no valdrá el simple análisis de la realidad . “La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros dias es la historia de las luchas de clases” es el comienzo de la primera parte del Manifiesto Comunista (1848) afirmación rotunda del protagonismo de la subjetividad humana en el desarrollo de la historia que rubrica en su párrafo final concluyendo “los comunistas proclaman abiertamente que sus objetivos solo pueden ser alcanzandos derrocando por la violencia el orden total existente. Los proletarios no tienen nada que perder, más que sus cadenas. Tienen un mundo que ganar”.


• En estos Manuscritos de Paris (1844) descubiertos en 1932; se produce la grieta entre Marx y la filosofía alemana (Hegel y Feuerbach) situándose con el proletariado ante el definitivo encuentro con la realidad humana del mundo; que supone el trabajo enajenado. Marx se posiciona por “la realidad” frente a la “idea de realidad”.


• Y ¿cuál es el origen de la enajenación? ¿Qué le roba al ser humano su ser genérico en la sociedad en que vivimos?


• Marx analiza la causa de la pérdida de humanidad en el sistema capitalista aquí y ahora.(3) La enajenación se realiza en el proceso de producción. El trabajador renuncia a su herramienta propia, a la organización de su trabajo (horarios, ritmos, métodos…) y al producto de su trabajo (riqueza) que se le vuelve ajeno y adquiere valor de sujeto que somete al trabajador. El trabajador se convierte en objeto de explotación; es la mercancia que crea riqueza. Más tarde K. Marx explicará y cuantificará en El Capital (1867).


• La enajenación es del ser genérico: el trabajo enajenado convierte al hombre en algo ajeno a su género, a su identidad. En palabras de Marx: “Vemos, en efecto, en primer lugar, que el trabajo, la actividad vital, la vida productiva misma, sólo se le representa al hombre como medio para la satisfacción de una necesidad, de la necesidad de conservar la existencia física. Pero la vida productiva es la vida genérica. Es la vida que engendra vida. En el tipo de actividad vital se contiene todo el carácter de la especie, su carácter genérico, y la actividad libre y consciente es el carácter genérico del hombre. La vida misma aparece solamente como medio de vida”. El trabajador tiene que vender su vida (tiempo, cultura, proyectos, creatividad, relaciones afectivas, sociales….) para seguir viviendo. El ser humano- todas las mujeres y todos los hombres- se deshumaniza. Es la pérdida de la identidad.


• La enajenación de la gran parte de la humanidad por la otra parte supone a su vez la enajenación de toda la humanidad ,incluidos quienes explotan y se benefician de la explotación. “Lo que en el trabajador, en la producción y con respecto al producto (como estado de ánimo) es comportamiento real, práctico, aparece en el no trabajador enfrentado a él como comportamiento teórico…El no trabajador hace contra el trabajador todo lo que éste hace contra sí mismo, pero no hace en contra de sí mismo lo que hace en contra del trabajador”.


• Enajenación del hombre con respecto al hombre: “el hombre se enajena en el producto de su trabajo, su actividad vital, su ser genérico; se enajena del hombre. Si el hombre se enfrenta a sí mismo, tiene que enfrentarse también al otro hombre. Y lo que decimos de la actitud del hombre ante su trabajo, ante el producto de su trabajo y ante sí mismo, vale también para la actitud del hombre ante el otro hombre y ante el trabajo y el objeto de trabajo de este otro hombre”. La relación entre una gran parte de la sociedad y la otra es una relación enajenada. La sociedad ha quedado estucturada en clases sociales antagónicas.


• En la necesidad del encuentro con la identidad humana afirma “Si el producto del trabajo no pertenece al trabajador y se enfrenta a él como una potencia ajena, solo puede ocurrir porque pertenece a otro hombre que no es el mismo trabajador. Si su actividad es para él un tormento, tendrá que ser para otro un placer y constituir el goce de vida de otro. No es en los dioses ni en la naturaleza donde hay que buscar esta potencia ajena que se alza sobre el hombre, sino solamente en el hombre mismo”. Ha surgido la conciencia de clase y la consecuente intervención subjetiva del trabajador cambiando el mundo con la lucha de clases. Es la consecuencia de este dialogo crítico con la utopía , que insinúa el camino entre lo que es y lo que aún no es; entre el mundo de la propiedad enajenada y la necesidad universal y el mundo sin propiedad ni necesidad; el mundo de la libertad.


• Las viejas concepciones de dominación y represión se instalaron al margen de la realidad natural, se fundamentaron y hoy se fundamentan sobre la “idea de la realidad”. La marginación de la mujer, el viejo exclavismo, la explotación del proletariado y de todo el que vende la fuerza de su trabajo, las marginaciones modernas, las fuerzas represoras, los Goebels de la postmodernidad…. Y siempre el Estado al que hoy bautizan, “de derecho”.


• Sobre la “idea de la realidad” han reaparecido los nuevos inquisidores, los que exigen nuevas limpiezas de sangre, los nuevos maestros de la ética, los de los autos de fé, los que exigen conversión y condena. La nueva clerigalla de modernos socialtraidores y fachas de lujo, que inundan los medios con sus proclamas “éticas” de condena, falsas promesas y selecta “democracia” convenio ideológico-social entre viejos caciques y divinos progres. (4)


• La vuelta a la “realidad” natural, la recuperación de la identidad de la humanidad libre; en un mundo en crisis permanente de injusticia endémica, de opresión legal, bendecidos por la “idea de sentido común” nos lleva a la alternativa de (2) la dialéctica revolucionaria, la que rompe el orden establecido de los “elegidos”, la dialéctica de la insumisión, de la autodeterminación, de la ruptura… Por ahí arranca la construcción de la realidad natural. La lucha es continua en todos los frentes.


• Los Manuscritos de 1844 son el inicio de un camino abierto, que insinúa junto a la negación del determinismo histórico, y la localización de la causa histórica (tiempo y espacio) de la pérdida de la identidad, lo que insinúa una lucha de liberación que supere la continua sustitución de las “ideas de la realidad” por la realidad idéntica.


• Los Manuscritos de Paris y todo lo que sigue en Marx; son un inicio antropologico, son economía, son filosofía, son historia, son ética… y más. No son las viejas disciplinas herméticas dentro de sus limitados márgenes escolásticos. Es el intento de comprender la realidad material y transformarla para humanidad libre. La identidad humana, la de mujeres y hombres, la de sus pueblos, la de colectivos nacidos de valores (no de cambio) la de formaciones sociales liberadoras de un mundo nuevo que aún no es, por la recuperación de la identidad perdida y que tiene firmes sus raices en este mundo que es y en donde los que no tienen nada (los proletarios, los “sin patria”, los.. perdedores de siempre), tienen la conciencia de no tener. Por ahí se empieza.


• Me atrevo a decir que la identidad es incompatible con la propiedad. Nos queda continuar, luchar reencontrando la realidad escondida por los medios de la dominación. Continuar rompiendo las barreras de la alienación, de la explotación, de los estados, del imperio; continuar con el relevo de todos cuantos nos enseñaron a sumar en las luchas libertarias. (4) La lucha es continua. Ellos lo tienen todo. Nosotros nos tenemos a nosotros. Y algo más aquí en Euskal Herria y ahora; cuando nos (1) piden que condenemos y renunciemos a nuestros orígenes ; están pidiendo que reneguemos de nuestra identidad.


Notas


(1). No lo podrán entender, quienes creen que la identidad es un punto inamovible que cristaliza en piedra muerta, y que consideran esencia de la historia.
No la entenderán los negadores de toda identidad, ciudadanos espectadores impersonales de una historia que creen imparable e impersonal.


Unos y otros identitarios de piedra y oportunistas prágmáticos ya han decidido no cambiar el mundo. Se han conformado con tener. Y tienen demasiado.
(2). (de IDENTIDAD y DIALÉCTICA)


IDENTIDAD es la “linea de cambio” (espacio-tiempo) que fundamenta “aquello por lo que un ser (uno y múltiple) es lo que es”. Explica la relación dialéctica interna y con “lo otro”. Es el “yo”, y es el “nosotros”, indivisible en su razón de ser, y plural en sus componentes de naturaleza y cultura, liberado de atributos accidentales.


La IDENTIDAD… se ES


La PROPIEDAD se TIENE


Hay identidades que permanecen hasta el fin, hay identidades que desaparecen por accidentes externos. Hay lealtad (dignidad) y hay deslealtad (traición)
 


ESENCIA es la IDENTIDAD METAFÍSICA. ¿Es posible la esencia sin existencia?
 


IDENTIDAD podría definirse como ESENCIA realmente EXISTENTE asumiendo el principio de contradicción. Y dejaremos la metafísica para cuando dejemos el espacio y el tiempo.


(3). Marx que prevée la existencia de “otras contradicciones” en la sociedad comunista, analiza en su inicial antropología la pérdida de identidad humana, con la herramienta económica, filosófica e histórica en la primera fase de la revolución industrial contemporánea. Marx permanece abierto a nuevas fases de cambio, y a nuevos elementos de análisis de la historia no cerrada de la humanidad. Pero el método de análisis sigue bien vigente hoy con los nuevos elementos de análisis


(4). LAS NUEVAS METAFÍSICAS (socialreformismo, postmodernismo, postmarxismo....) niegan la existencia de sujeto revolucionario. Algunos lo sustituyen por la multiplicidad de “agentes” o “multitud” sin identidad colectiva, sin relación con la conciencia de clase. Y esa “multitud” conlleva necesariamente la liberación. (¿Para que luchar?)


Han sustituido la utopía del final del camino por la utopía (espejismo) del presente. Desaparece la alienación, la explotación, el sufrimiento, la marginación, la dominación, la represión cultural, sexual, nacional, y la ritualidad de la mentira mediática. Todo se ha conseguido con la “pluralidad” que nos otorga el estado, el imperio y el sistema.


Todos los reformistas de siempre; desde su divinidad universitaria y con auténtico fundamentalismo niegan la realidad dialéctica y en consecuencia decretan la muerte del sujeto revolucionario. Ya no tiene lugar en su ciencia social, la lógica dialéctica de las contradicciones explosivas; no tiene sentido la confrontación con los Estados. Definitivamente ya no tiene sentido la Revolución.


Para los reformistas posmodernos “el diálogo democrático” sustituye a la lucha de clases . La “radicalización de la democracia” (capitalista) para estos “posmarxistas” sustituye a la revolución socialista


¿Ha renacido desde la “izquierda” la nueva formulación intelectual y política de cipayismo? Ayer habían sido los economicistas, darvinistas sociales, social-traidores; y los izquierdistas de butaca; todos los racionalistas con su “marxismo contemplativo” con todos los divinos de la revolución pura e imposible. ¿Qué mejores aliados del sistema?


Y ¿Dónde surge ese purismo nominalista? ¿Por qué se separan, por un lado, la opresión de género, la discriminación hacia las nacionalidades, etnias y culturas oprimidas por los estados, la destrucción del medio ambiente y el autoritarismo cultural; y por el otro, las dominaciones de clase, la explotación de la fuerza de trabajo, la reducción de convivencia humana a valor de cambio? La liberación humana o es integral o no es. Esto nos lleva a esa necesaria visión humana integral que Marx inicia en los Manuscritos de Paris.


http://www.lahaine.org/index.php?p=44453

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