Portada de antigua versión de Revista Libre Pensamiento

martes, 2 de marzo de 2010

Cómo, quiénes y porqué mataron a mi Abuelo, el General Augusto Cesar Sandino


Cómo, quiénes y porqué mataron a mi Abuelo, el General Augusto Cesar Sandino

Walter C. Sandino


wcsandino@hotmail.com


¿Cómo mataron a mi Abuelo, el General Augusto Cesar Sandino?:


En los días que mediaron desde el 9 de Diciembre de 1933, en que mi abuelo se regresó al campamento “Luz y Sombra” en Wiwili en su tercer viaje, hasta el 16 de Febrero de 1934 que vino Managua para no regresar a sus queridas montañas Segovianas. Mi abuelo celebraba incansables y emotivas reuniones con todos y cada unos de sus compañeros de lucha.


El 15 de febrero de 1934, como de costumbre, hizo formar su tropa y se dirigió a ella, pero esta vez de manera más efusiva, expresándoles siempre ideas definitivas y claras de su justa lucha. Había entre él y sus jefes que lo acompañaban un afecto muy especial; solo así se explica que le hubieran seguido en aquel lamentable estado de privaciones. Esta unión tenía un carácter espiritual muy fuerte que los identificaba y los mantenía firmes en la lucha, con una profunda convicción y lealtad, hija de las más dolorosas experiencias. Varios fueron testigos de las intimidades de esa despedida, cuando mi abuelo reunía a todos sus generales en una habitación separada y al rato se veía salir a cada uno de ellos limpiándose las lágrimas.


Aquellos rudos hombres, que no temblaban ante nada, lloraban por el fatídico viaje del Gral. Sandino a la Capital, en especial del hombre más fiel a su causa revolucionaria, el General Pedro Altamirano (Pedrón), un hombre de carácter áspero y de facciones grotescas, pero valiente como los guerreros antiguos; quien fracasado en su perorata persuasiva, suplicándole a mi abuelo, que desistiese de su viaje a Managua, lloraba como un niño. Cuando se despidieron ambos hombres; mi tío Pedro Antonio Arauz nos contaba que ésta fue una de las pocas veces que vio llorar a Pedrón. Era sin duda, el último adiós de dos generales revolucionarios, compañeros de lucha.


Llegan a Managua el 16 de Febrero los generales Augusto C. Sandino, Francisco Estrada, Juan Pablo Umanzor, el padre del guerrillero Gregorio Sandino, su hijo el Coronel Sócrates Sandino, un joven militar llamado Juan Ferreti y el ayudante de mi abuelo Santos López. Todos se hospedan en la casa del Ministro Prof. Don Sofonías Salvatierra.


En Managua el Presidente Juan Bautista Sacasa los invitó a almorzar en Casa Presidencial. Hacían compañía Don Salvador Calderón Ramírez (residente en México) a quien se le había mandado a llamar para que sirviera de asesor y el General Horacio Portocarrero, amigos del General Sandino y delegados suyos en las conferencias de paz, quienes habían llegado a Managua hacía unos pocos días. Ellos habían ido al campo de aterrizaje a dar la bienvenida al General Sandino y su comitiva.


El Presidente Sacasa ofrece otro banquete el sábado 17 de febrero a los principales generales sandinistas. Todo fue muy cordial que hasta mi abuelo y Somoza se abrazaron y se tomaron famosas fotos poniendo ambos sendas dedicatorias.


Mientras se verificaban las conferencias, los reporteros de los periódicos asediaban a mi abuelo pidiéndole entrevistas. Algunos de esos reporteros tenían el propósito de producir sensación en interés de la venta diaria y así no cuidaban de la exactitud de los conceptos vertidos por él, ni de escribir todo lo que les decía. El interés era presentar el choque entre Sandino y la Guardia, lo cual le daba sensación a las ediciones. Mi abuelo les decía, por ejemplo: “Muchos me invitan a la revolución y yo digo que el que quiera guerra, que la haga; la paz es necesaria al país y no seré yo quien la altere. Oigo hablar aquí de gente sin trabajo. Me río de eso, cuando allá está la riqueza en las manos; hay que irse a aquellas montañas a recogerla”; pero esto no lo publicaban. Pero si hubo un periódico que publicó que Sandino había dicho que en Nicaragua existían tres poderes: el Gobierno, la Guardia y él. Cuando eso salió publicado dijo: “No vuelvo a darle reportaje a ese, que ponen las cosas como le gustan”. Mi abuelo mal podía expresar tales palabras, cuando en las entrevistas con el Presidente le decía: “Yo no tengo que ver en que haya Guardia Nacional o no, ni en las personas que la dirijan; yo mismo como ciudadano que soy, estoy obligado a pagar los impuestos para mantener el Ejército o la Guardia, o como se llame; lo que quiero únicamente es que se nos den las garantías constitucionales y que se constitucionalice la Guardia”. Por constitucionalización de la Guardia, mi abuelo lo que quería dar a entender es que el Presidente de la Republica, como Comandante General, la mandara directamente y de verdad.


Mientras tanto la Embajada norteamericana por medio de su Ministro Arthur Bliss Lane informa a su gobierno: que su Agente Consular norteamericano en Matagalpa Sr. John A. Willey le dice, “que hay mucho temor en las Segovias con respecto a los futuros movimientos del Gral. Sandino y que las actividades del bandolerismo podrían interferir en los embarques de café y la posibilidad de un ataque a Matagalpa con el propósito de saquearla”.



El Gral. Sandino fue el día martes 20 de febrero nuevamente a la Casa Presidencial con sus asesores y los del Dr. Sacasa representado por el Dr. Leonardo Arguello Barreto, Ministro de Relaciones Exteriores. El Gral. Sandino en presencia del Ministro Diplomático norteamericano Arthur Bliss Lane dijo a los periodistas algo que no le gusto al diplomático Lane: “A los Estados Unidos le gustaría sacarme de la región del río Coco, a fin de que la tierra allí pueda caer en manos norteamericanas y servir como fuente de abastecimiento alimenticio en caso de una guerra”.


El miércoles 21 de Febrero se hizo público el arreglo de la cuestión segoviana y los diarios pidieron copias de las cartas para publicarlas. De la Casa Presidencial consultaron al General Sandino de su opinión y este contestó que no veía inconveniente en darlas. Tenía dispuesto ir al otro día a Niquinohomo a ver a su mamá y en la tarde fue a la Casa Presidencial a verificar una gestión a favor de su amigo el doctor Escolástico Lara. Se le facilitó un automóvil de la Secretaría de Agricultura y poco después de las cinco de la tarde llegó acompañado del propio señor Lara, de su padre Don Gregorio y de los Generales Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor. Pocos minutos después salió el Presidente y en torno al Gral. Sandino se hizo una rueda de amigos distinguidos. El héroe segoviano hablaba con buen humor; refería episodios de guerra constitucionalista, que todos oían con agrado por la manera interesante con que se expresaba. El Presidente lo invitó a comer y todos fueron a la mesa, menos el doctor Lara, quien tenía urgencias profesionales. En la mesa, Sandino estuvo siempre alegre y decidor. Observando bien, decía, “hemos adelantado mucho, porque antes los presidentes salían del poder para el destierro, y ahora todos están aquí: Don Bartolo, el General Moncada, el General Chamorro. Solamente Don Adolfo Díaz no está, pero no porque nadie se lo impida”.


Mientra los Generales Sandinistas cenan pacíficamente con el Presidente Dr. Juan Bautista Sacasa, confiándose de la Paz firmada días antes, en la oscuridad de la noche los implicados en el complot finalizan sus últimos pormenores.


Terminada la Cena, hablaron de la formación de una Compañía para explotar lavaderos de oro en la región del Río Coco; se trazaron sus bases y la escritura pública de sociedad la cual iba a autorizar el doctor Alejo Icaza Icaza el día que regresara de Niquinohomo el General Sandino. Serían las diez de la noche cuando salieron de la Casa Presidencial. El doctor Sacasa despidió al General Sandino con un abrazo; el General Portocarrero que estaba allí hizo lo mismo, y el señor Calderón Ramírez fue invitado por Sandino para que lo acompañaran, pero manifestó, conjuntamente con el Presidente, que se quedaban para esperar al General Somoza con quien arreglarían los detalles de sus futuras funciones de Delegado del Ejecutivo en las Segovias, pues el era el designado de acuerdo con el arreglo convenido. El doctor Federico Sacasa, hermano del Presidente, con toda amabilidad, fue a despedirlo hasta la puerta de la salida y entraron en el auto: en la parte trasera, tomaron asiento el General Sandino, Don Gregorio Sandino (Padre de Sandino) y el Ministro de Agricultura y del Trabajo Prof. Don Sofonías Salvatierra, en la parte delantera, con el chofer, los dos ayudantes, Generales Estrada y Umanzor.


Descendieron de la Loma de Tiscapa, altura en que esta la Casa Presidencial, sin ninguna novedad, hasta que llegaron hasta el píe de la colina donde estaban las garitas del campo de Marte, en una de las cuales, en la del Hormiguero, en un trecho en que las luces no disipan la oscuridad, el auto fue detenido por un pelotón de 15 guardias dirigidos por el Tnte. Lisandro Delgadillo quien fingiendo ser alistado gritaba “Párese este carro, el que levante las manos lo tiran, repitió tres veces; todos a tierra”. Se bajaron y todos entregaron sus pistolas, menos Don Gregorio y Sofonías porque no andaban, mientras tanto el Sargento Emilio Canales con una ametralladora Thompson simula arreglar un carro.


La Sta. Maruca Sacasa Arguello, hija del Presidente Sacasa, venía en otro automóvil detrás de Sandino y fue testigo de su detención; diciéndoles a los militares de que el General venía de cenar con su padre; al comprobar que era inútil, volvió a Casa Presidencial a informar al Presidente Sacasa. Preocupado el Dr. Sacasa inmediatamente llamó al Campo Marte, pero sus llamadas por órdenes del Gral. Somoza no fueron atendidas.


Momentos después entró un pelotón de guardias y el jefe que lo comandaba, dijo dirigiéndose a Sofonías: «Usted y el señor Sandino (Don Gregorio) quedan aquí hasta segunda orden y los otros van con nosotros». A lo que este le pregunto, que si eso era orden del Presidente. Esta pregunta tenía por objeto recordarles la autoridad del comandante general, que la estaban haciendo pedazos. Al oír esto Sandino dijo: “No, es orden militar y esa se acata inmediatamente” y rompió la marcha sin tardanza seguido de Estrada y Umanzor. Don Gregorio y Sofonías quedaron siempre de pies en medio del patio. Al rato un guardia les llevó asientos.



En las cárceles del hormiguero dejan a Don Sofonías y a Don Gregorio, al resto se los llevan en un camión con destino desconocido. Mientras tanto los militares Policarpo (alias el Coto Gutiérrez), López Barrera y Davidson Blanco toman como cuartel del Campo de Aviación, próximo a la casa de Salvatierra quienes después de rodearla la ametrallan durante 15 minutos en forma indiscriminada, muriendo peleando en el operativo el Coronel Sócrates Sandino que no había ido a la cena y un niño inocente, criadito de Don Sofonías que jugaban en la puerta principal, resulta herido el yerno del Ministro Salvatierra, el joven Rolando Murillo Rivas. Lograron escapar por la parte trasera de la casa al terminárseles el parque, el Coronel Santos López quien resulta herido en el intercambio de disparos y el Capitán Juan Ferreti que andaba de visita en el Hotel Anaya y recién llegaba al lugar de los hechos; huye a Costa Rica donde posteriormente dio declaraciones sobre los acontecimientos.



Mientras tanto, en el camión GN el capitán Lizandro Delgadillo y Carlos Eddy Monterrey con diez alistados llegan a su destino, allá por donde comienza la Colonia Tenderí y cruza la pista Larreynaga, pasaba el viejo camino a Sabana Grande, en una propiedad de Camilo González Cervantes conocida como “Los Guanacastes”. En el sitio donde había dos de estos gigantescos árboles, ahí se detuvo el camión y bajaron todos sus ocupantes. En los últimos momentos de su vida el Gral. Sandino, de pie, con las manos en los bolsillos, dicen que dijo: "Mis lideres políticos me embaucaron".


Se dice que el Cptn. Lisandro Delgadillo, debía dar la orden, pero tuvo un escrúpulo por ser hermano masón de Sandino, no quiso presenciar la masacre, poniendo en manos del Subteniente Carlos Eddy Monterrey el mando del pelotón, pero disparando Delgadillo al aire desde un matorral en señal que autorizaba a éste a hacer fuego. Una bala penetró en la cabeza del héroe y otra en el corazón, el resto de los generales recibieron una lluvia de balas. (Ya muertos al Gral. Sandino le quitaron parte de su ropa, su reloj, una leontina de oro y un anillo de brillantes). Mientras tanto en la prisión "El Hormiguero" su padre Don Gregorio Sandino al escuchar los disparos dijo: "....Ya los están matando. El que se mete a redentor, muere crucificado...."



Al llegar el camión con los cadáveres de la masacre donde Salvatierra, todos juntos fueron arrojados a una fosa común en las cercanías del Aeropuerto Xolotlán. En esta fosa fueron sepultados los cuerpos de los Generales Augusto Cesar Sandino, Juan Pablo Umanzor, Francisco Estrada, Sócrates Sandino y un niño inocente. Levantó el acta el Teniente Domingo Ibarra Grijalba en su carácter de Oficial de Leyes de la GN. (Grijalba años más tarde escribió el libro "Sandino o el calvario de la Segovias", pero Somoza lo expropio y lo hizo suyo como el autor). Años después durante la revolución de 1979-1990 se buscaron los restos de los heroicos combatientes, pero no fueron encontrados.


Días después del asesinato de los Generales Augusto C. Sandino, Francisco Estrada, Juan Pablo Umanzor y Sócrates Sandino el Gral. Anastasio Somoza García ordena a la aviación y a la GN que se encontraban muy cerca de ese lugar, atacar y arrasar el Campamento Agrícola y Minero de Sandino en Wiwilí llamado "Luz y Sombra". Ahí había centenares de campesinos reconcentrados por Sandino junto con sus mujeres e hijos al frente del Coronel Abraham Rivera y el Gral. Ramón Raudales. El ataque fue una terrible carnicería con un saldo de más de 300 familias asesinadas. El Coronel Abraham Rivera y el Gral. Ramón Raudales logran evadir el cerco y salvar sus vidas.


La Guardia Nacional con 500 efectivos durante varios meses se dedicó a "limpiar" la zona donde operaban las fuerzas sandinistas. Los “valientes pacificadores” estaban al mando del Coronel Rigoberto Reyes, Mayor Alberto Baca, Capitán Hermógenes Prado, Teniente Edmundo Delgado (Juan Matagalpa), Teniente Rodolfo Dorn y otros de menor rango. Seguido de esta matanza, el Gral. Somoza había ordenado a sus subalternos que ejecutaran al instante a todo sandinista que encontrasen en cualquier lugar y lo mismo a todos aquellos que les ayudasen dándoles refugio y comida.


Según nos relataron nuestros familiares, a pocas millas del campamento, seis meses más tarde de la masacre, el Coronel Abraham Rivera es capturado por el Coronel Rigoberto Reyes y por el Mayor Alberto Baca, cuando éste se encontraba en el “Río Llamales” en compañía de su Sra. esposa doña Petrona Irías y de varios acompañantes. "El Gral. Rivera agotado de andar huyendo, sin armas y sin hombres, es fusilado en el acto junto con su esposa y demás acompañantes siendo enterrados en un lugar llamado "Playa Hermosa".



El Gral. Pedro Altamirano (Pedrón) se internó en la montaña a pelear por su cuenta durante siete años; hasta que fue también muerto por asesinos pagados por la GN. Casi todos los miembros del Estado Mayor Sandinista fueron muriendo asesinados uno tras otro, siendo el último el Gral. Ramón Raudales que muere en 1958 en un movimiento armado en contra del Gobierno de Luis Somoza. Los Somoza de esa manera sientan y afirman las bases de su Gobierno dictatorial en Nicaragua. "....Sin embargo los norteamericanos al terminar la guerra admitieron públicamente haber sido derrotados por el Gral. Sandino...."



Muchos de los admiradores del "Héroe de las Segovias", sintieron su asesinato y se expresaron en Revistas y Diarios de la época, entre ellos estaba el escritor y político mexicano José de Vasconcelos, que le había conocido cuando él visitó México en los primeros meses de 1930 y publico lo siguiente el 1º de Marzo de 1934:"....Asesinado fríamente, canallescamente muere el hombre que durante seis años realizó la hazaña increíble de tener a raya a un Imperio. Conozco la leyenda negra que se ha tejido en torno a Sandino y aunque la creo en su mayor parte falsa, conviene recordarla, para poder decir después que, a pesar de ella, Sandino es una de las más grande figuras de la historia Iberoamericana...."



¿Quiénes en realidad mataron a mi Abuelo, el General Augusto Cesar Sandino?:




Dice que el General Somoza no llegó sino hasta las seis y cuarenta y cinco de la tarde. A su llegada hicieron silencio y se sentaron en semicírculo. Somoza, detrás de su escritorio, les habló así: “Les he mandado a llamar por ser ustedes oficiales de mi entera confianza y para someterles a sus consideración la solución que debe darse a las dificultades que existen entre la vida del General Sandino y la vida de la Guardia Nacional. Yo vengo ahora mismo de la Embajada Norteamericana y he presentado al Ministro Arthur Bliss Lane, este mismo problema y él me ha prometido su apoyo incondicional.”



El Acta de los asesinos



Alguien de los presentes dispuso que se hiciera una Acta firmada por cada uno de los asistentes y así se realizó. Se sabe que se redactaron dos actas, la primera fue elaborada por el Capitán Francisco Mendieta pero al leerse la misma, el Gral. Gustavo Abaunza objetó que ella estaba redactada de manera tan ambigua que parecía que era el Poder Ejecutivo quien ordenaba la ejecución que estaban planeando, por tal motivo se redacto una segunda acta y esta fue elaborada por el mismo Gral. Abaúnza, obedeciendo al cargo para el cual había sido colocado allí (Jefe del Estado Mayor de la Guardia Nacional). Esta última Acta fue aprobada por unanimidad, pues era más clara la responsabilidad directa sobre el Ejército.



CUARTEL GENERAL, GUARDIA NACIONAL DE NICARAGUA

Managua, Nicaragua


Los suscritos, miembros del Estado Mayor de la Guardia Nacional y altos oficiales del mismo cuerpo, CONSIDERANDO que el país pasa por un momento de angustia proveniente del no-desarme de las fuerzas del General Sandino, quien se había comprometido a efectuarlo el 17 de febrero pasado, valiéndose de subterfugios o imposiciones que van en mengua del buen nombre del gobierno de la Republica y del Ejercito que es la salvaguardia de las instituciones patrias; CONSIDERANDO que no nos cabe el derecho de deliberar, pero si de robustecer la acción de aquel que tenemos como jefe superior a fin de que el en sus procedimientos este respaldado por la opinión unánime de los jefes y oficiales subordinados a su comando, ACORDAMOS dar un voto de confianza al Jefe Director de la Guardia Nacional, General Anastasio Somoza, a fin de que sus gestiones se encaminen a sacar avante el buen nombre de la Republica, de nuestro eximio gobernante Dr. Juan B. Sacasa y de la Guardia Nacional, único cuerpo armado de la Republica, que es el sostén de las instituciones nacionales.


Firmado de nuestra espontánea voluntad, en la ciudad de Managua, a los veintiún días del mes de febrero de mil novecientos treinta y cuatro a las siete de la noche.


1. General Anastasio Somoza García, Jefe Director de la Guardia Nacional;

2. General Gustavo Abaunza, Jefe del Estado Mayor de la Guardia Nacional;

3. Coronel Samuel Santos-Jefe de Operaciones e Inteligencia de la Guardia Nacional;

4. Mayor Alfonso González Cervantes, Jefe de la Pagaduría de la Guardia Nacional;

5. Capitán Lizandro Delgadillo, Jefe de la 15ª. Compañía de la Guardia Nacional;

6. Capitán Francisco A. Mendieta, Jefe de Abastos de la Guardia Nacional;

7. Capitán Policarpo Gutiérrez (alias el “Coto Gutiérrez”), de Servicio Temporal en Managua;

8. Capitán Carlos Tellería, Oficial Ayudante de la Guardia Nacional;

9. Capitán Diego López Roig, Jefe de la 17ª Compañía de la Guardia Nacional;

10. Teniente Federico Davidson Blanco, Oficial Ejecutivo de la 17ª. Compañía;

11. Teniente José Antonio López, Jefe de la Policía de Managua;

12. Teniente Ernesto Díaz, Segundo Jefe de la Policía de Managua;

13. Teniente Abelardo Cuadra Vega, Jefe del Segundo Batallón de la GN;

14. Subteniente César Sánchez, Oficial Ejecutivo de la Primera Compañía de la GN;

15. Oficial Carlos Zelaya

16. Camilo González Cervantes (Empleado Civil del Campo de Marte, amigo de correrías de Somoza, años más tarde nombrado Gral. por Somoza en pago de sus servicios personales, por ciertas razones aun desconocidas).


Pero hoy sabemos la verdad, de todas formas. Recientemente hemos tenido nuevas evidencias sobre el involucramiento directo del Gobierno de los Estados Unidos en este crimen. Pues se trata de las afirmaciones del Coronel GN Francisco Solórzano Murillo, primo del Joven Rolando Murillo Rivas, yerno del Ministro de Agricultura y del Trabajo Prof. Don Sofonías Salvatierra, quien en declaraciones testimoniales relata los hechos que estremecieron al mundo ese 21 de Febrero de 1934. En ese acto criminal se conoce fue herido en el abdomen este joven Murillo Rivas quien yacía en el suelo a eso de las 10.30 pm. luchando por su propia vida con los ojos cegados de la abundante sangre que tenia en su rostro, según las declaraciones del Coronel Francisco Solórzano Murillo, dice que estando en su beneficio de café y arroz que tenía en Masatepe, en el mes de Febrero de 1934, recibió una llamada telefónica de Managua en la que se le dijo que su primo Rolando Murillo quería hablar con él antes de morir, pues le decían que estaba muy mal herido, dice que salió inmediatamente para Managua el día 22 de Febrero de 1934 y cuando llegó a la casa de la mama del Joven Murillo Rivas, lo llevaron a su cuarto, que Rolando al verle, le dijo:


"Has llegado a tiempo, pues dentro de poco me operan y ya no se si hubiera podido hablar contigo. Quiero contarte que como a las ocho de la noche de ayer (21 de Febrero) llegué a casa de mi suegro (Don Sofonías Salvatierra, Ministro de Agricultura del Dr. Juan Bautista Sacasa) aunque ya se rumoraba que a César Augusto Sandino y a sus compañeros los iban a capturar en la casa de mi suegro. Encontré solo a Sócrates Sandino Tiffer, enfermo en los ojos, haciéndose unos remedios. De pronto apareció el Capitan Juan Ferreti, y dijo: “Acaban de capturar al General (Sandino), a sus compañeros y a Don Gregorio (padre del Gral. Sandino y de Sócrates Sandino), así es que vámonos antes de que nos agarren. Que en ese momento rodeaban la casa las patrullas de la Guardia Nacional. El Capitan Juan Ferreti huyó saltando por una tapia vecina y Sócrates Sandino corrió a su cuarto. En esos momentos se oyeron disparos de ametralladoras por el lado de la Aviación y Sócrates dijo: "Ya mataron a César Augusto" Luego entraron los guardias a la casa y Sócrates sostuvo un violento tiroteo con ellos hasta que se le terminó el parque. Sócrates cayó muerto y yo (Rolando Murillo) caí mal herido de un balazo en el hígado. Cuando se terminó la balacera, se llevaron el cadáver de Sócrates y a mí (Rolando Murillo) me dejaron tendido en el suelo. Como el ministro americano (el embajador) Arthur Bliss Lane, llegara junto con las patrullas de la Guardia Nacional y andaba por ahí como inspeccionando el lugar, al pasar, cerca de mí, lo cogí de una pierna y le dije: "Señor Ministro, sálveme, yo soy civil, yo nada tengo que ver en estos asuntos. "No me hizo caso y al dirigirse a la puerta de salida se encontró con el Policía, Meléndez, a quien le dijo algo mientras me señalaba con la mano. En seguida se apareció un soldado de la Guardia Nacional, el que me dijo: "Te voy a rematar. "Yo le dije entonces: "no seas bárbaro! tenés familia, tenés madre, tenés esposa, tenés hijos, pues todo eso tengo yo también..."En ese momento llegó Santos Ramírez y me preguntó: "¿Qué te pasa?" "Me balearon y éste me quiere rematar." Entonces Santos me echó sobre su hombro y me llevó a su camioneta que le dicen "La Barata", me fue a dejar a la casa de mi madre. A Santos Ramírez lo echaron preso porque me debía haber entregado (entiéndase eliminado)."En este momento entraron unos hombres con una camilla para llevárselo al Hospital, donde el eminente cirujano, Dr. Rodolfo Espinoza R. realizó la delicada operación. Pero su primo, Rolando Murillo, murió varios días después, el 17 de Marzo de 1934, como a las 6 am y se llevó a la tumba el resto de la historia de aquel suceso sangriento. Supuestamente a complicaciones de las heridas recibidas esa fatídica noche. Versión esta que fue desmentida por el propio primo del Sr. Murillo Rivas, el Coronel GN Francisco Solórzano Murillo.


Estas fotos históricas, fueron tomadas en la casa de Don Sofonías Salvatierra, ubicada en la Calle 15 de Septiembre, o calle de la Aviación, frente a la Iglesia El Calvario de Managua. Al momento de la foto, Don Sofonías era Ministro de Agricultura y del Trabajo en el Gobierno del Dr. Juan Bautista Sacasa.


En una de estas fotos aparece el joven Rolando Murillo Rivas, yerno de Don Sofonías Salvatierra, quien fuera herido de bala el día del infame asesinato del Héroe Nacional, el General Augusto Cesar Sandino. También aparece el Sr. Norberto Salinas de Aguilar, un gran amigo personal del Gral. Sandino, escritor y abuelo del actual Ministro del Turismo de Nicaragua, Cro. Mario Salinas Pasos.


La pregunta que nos hacemos es la siguiente: ¿Qué hacia el propio embajador de los Estados Unidos de Norteamérica en esa fatídica noche, acompañado de guardias nacionales, solamente minutos después de perpetrado semejante crimen?, pues no era lógico que este Sr. se encontrara de casualidad a altas horas de la noche en esta casa, la cual se encontraba en un lugar apartado en las afueras de Managua, frente a la iglesia del Calvario, mucho menos en horas de la madrugada del 22 de Febrero de 1934 en los cuarteles de la GN. Todo indica que este crimen no solamente fue planificado por el Imperio Yankee, sino que lo supervisaron y ejecutaron por ellos mismos, quienes veían amenazados sus intereses en la región Centroamericana.


Arthur Bliss Lane fue designado nuevo embajador de Estados Unidos en Nicaragua el 31 de julio de 1933, llega a Managua el 28 de Noviembre de ese mismo año y presenta credenciales como nuevo embajador de Estados Unidos en Nicaragua, en sustitución de Matthew Hanna el 7 de diciembre de 1933. Todo parece indicar que la decisión de eliminar al General Sandino fue tomada desde Washington.


Desde tempranas horas del día 21 de Febrero de 1934 el Pro-Cónsul norteamericano, Bliss Lane sostenía incansables reuniones planificando este crimen. Después de una conversación telefónica, entre Bliss Lane y Somoza sostienen una entrevista personal en horas de la mañana, luego Lane almuerza, con Moncada. A las seis de la tarde de este mismo día, Somoza García se reúne con dieciséis oficiales de la guardia para ultimar detalles del plan criminal. Como podemos ver el peso del Pro-Cónsul norteamericano, se hizo sentir a partir de las 10 de la mañana cuando sostiene una reunión con Somoza para ultimar detalles, después en horas de la tarde (6:00 pm) se le ve cerca de la Casa Presidencial corroborando la asistencia del Gral. Sandino y sus generales, como a las 10:30 de la noche del 21 de febrero se presentó en la casa de Don Sofonías Salvatierra, pese a las extremas medidas de seguridad de los militares, él no tuvo problemas para llegar y ver al joven Murillo herido y desangrándose. Luego fue de nuevo a Casa Presidencial, donde el presidente Sacasa le pidió que mediara ante Somoza García, pues creía que se trataba de un golpe de Estado. Logró hablar con Somoza quien le acompañó a Casa Presidencial, fue testigo cuando aquél le dijo al Presidente que ignoraba todo lo acontecido, pues esa noche había estado en el recital de la declamadora peruana. La demostración de poder de Bliss Lane quedó expuesta cuando como a la 1:30 de la madrugada del día 22 llegó a El Hormiguero y se llevó en su carro a los señores Salvatierra y Sandino hasta la sede diplomática norteamericana. Más tarde los condujo a Casa Presidencial. Por la mañana, a petición del Presidente Sacasa, Bliss Lane acompañó al campo de aviación al general Portocarrero y al doctor Salvador Calderón Ramírez, quienes partieron a El Salvador.



¿Por qué mataron a mi Abuelo, el General Augusto Cesar Sandino?:


Hasta hoy se ha dicho que el crimen fue meditado, planificado y ordenado por el General Anastasio Somoza García como forma eficaz de congraciarse con los norteamericanos y ganar influencia. Recordemos que el Gral. Sandino los había humillado ante el mundo en la guerra de guerrillas: “David contra Goliat”. Se conoce también que al terminar la balacera en la casa del Ministro Don Sofonías Salvatierra, Camilo González Cervantes hizo irrupción en las habitaciones y se llevó toda la valiosa documentación sandinista y varias libras de oro en barra, producto del sudor de los campesinos de la mina en Wiwili y que el Gral. Sandino guardaba en la caja de hierro de Don Sofonías Salvatierra. Este oro meses más tarde Somoza se lo entrego nuevamente a su amigo y conocedor del rico metal Camilo González, quién lo vendió en Nueva York, al National City Bank, dicen que eran 768 onzas a 35 dólares la onza, dando un total de US$26.880 dólares "fuertes", entregados luego a Somoza García para uso de sus gastos personales, dándole su comisión a Camilo González.


Nota importante: Solo para que el lector tenga una idea de lo que significaba el tesoro producto del trabajo de los campesinos de la mina en Wiwili, podemos concluir sin temor a equivocarnos lo siguiente: Se conoce que la cantidad de oro que el Gral. Sandino traía consigo en su ultimo viaje a Managua era de 768 onzas, equivalente a 60 libras de oro aproximadamente. Eso significaba una fortuna para aquella época, si tomamos en cuenta que el oro se ha establecido como una inversión refugio tras el estallido de la crisis financiera, en busca de posiciones seguras, los grandes capitales de todo el mundo han recurrido al metal amarillo para capear el temporal bursátil. Así pues, la onza de oro llegó a un récord de 1,030.80 dólares americanos en marzo de 2008, lo que significaría que esa misma cantidad de oro en el mercado internacional hoy en día tuviera un precio aproximado de 791,654.40 dólares.


Se creía también que este crimen había sido incubado en el mismo Gobierno del Presidente Sacasa y la prueba de ello es que inmediatamente de cometido ese bochornoso crimen, se estableció la más estricta censura, no dando a nadie cuenta de los resultados de las investigaciones que prometió ese mismo Presidente a raíz del crimen y el mundo siempre espero los pormenores verídicos que de ese Gobierno nunca se tuvo. El Presidente Sacasa pudo haber parado la inevitable masacre, pero calló por temor a Somoza. Al mismo tiempo se hizo publica también en Managua la opinión del ex presidente José María Moncada, que en la misma noche en que se supo de la matanza la justificó asegurando que: “solo matando a Sandino podía haber seguridad”.


Para el Gral. Sandino, Sacasa era un hombre noble y honrado, le enviaba con frecuencia informes de sus trabajos en la Comuna, le participaba con toda buena fe, sus proyectos sus éxitos, sus triunfos, sus métodos y todo se lo decía como a un hermano, de confianza ilimitada; hasta pensaba que le protegería pecuniariamente para llegar mas pronto a la realización de sus anhelados sueños.


El General Sandino pensaba, que el mismo Presidente Sacasa se daría cuenta que esa Comuna Universal seria fundamental y ejemplo de inmenso progreso en el que participarían por igual todos sus habitantes, entrando en una nueva y mejor vida, de igualdad, de fraternidad y de felicidad, sin nubes oscuras y en un corto lapso de tiempo. Le enviaba al Presidente Sacasa con mucha frecuencia productos de la Comuna, también le llevo como obsequio en este ultimo viaje un kilo de oro, sacado de las arenas del Río Coco para darle una prueba contundente del futuro hermoso de su querida Comuna, sin pensar que con eso despertaría la envidia y las ambiciones en almas viles y corruptas que buscaron la manera de arrebatarle esas riquezas en alianza con su enemigo mayor El Imperialismo Yankee.


No fue proyectado el crimen en el momento de la visita al Presidente; fue engendrado desde Washington meses atrás, a quienes sí les preocupaba la implementación de este nuevo Proyecto Comunal que se contraponía a los intereses y a la Política de ese Sistema Capitalista. Y fue Mr. Arthur Bliss Lane el hombre escogido para cometer semejante crimen, cuando es designado como nuevo embajador de los Estados Unidos en Nicaragua el 31 de julio de 1933. Mr. Bliss Lane arriba a Managua el 28 de noviembre de 1933; presenta credenciales como nuevo embajador de los Estados Unidos de Norteamérica en Nicaragua, en sustitución de Matthew Hanna el 7 de diciembre de ese mismo año. El 5 de febrero de 1934, el Presidente Sacasa propone a Sandino un nuevo viaje a Managua para una “franca discusión”. Arthur Bliss Lane y Somoza sostienen una entrevista el 21 de febrero de 1934, en horas de la mañana, luego Mr. Bliss Lane almuerza con el Gral. José María Moncada y a las seis de la tarde de este mismo día se reúne nuevamente con Somoza García, para darle instrucciones precisas del Plan al cual llamaron “Pacto de Sangre” o conocido también como “La Muerte del Cesar”. Concluida esta reunión Somoza se reúne con dieciséis oficiales de la Guardia Nacional para ultimar detalles del plan criminal, que ya todos conocemos.



Hoy los descendientes directos del Gral. Augusto Cesar Sandino, tenemos el deber y la obligación de dar a la luz esta verdad sobre la muerte de nuestro abuelo y sabemos que los criminales no han quedado impunes; pues conocemos que la Ley de la Justicia Divina no perdona; ella es la Ley que anota, pesa, paga y cobra con supremo dolor.


Nosotros hemos perdido a un familiar muy querido pero Nicaragua y el mundo entero perdieron a uno de sus más fuertes paladines de la libertad. ¿Cuánto bien pensaba hacer en beneficio de la Humanidad entera, cuantos proyectos bullirían en su esclarecido Espíritu todo Luz todo Amor?. Hoy mas que nunca estoy convencido que quienes hemos sido consecuentes con sus ideales, tenemos la obligación y autoridad moral para continuar realizando este trabajo de investigación en función de la verdadera imagen que debieran de tener todos los ciudadanos Nicaragüenses y de los pueblos del mundo. Estoy sumamente orgulloso de él y comprometido a continuar su Proyecto. “El que no espera nada de los hombres es superior a todos los hombres” AC Sandino.


Siempre mas allá...


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  1. Bonita y esclarecedora investigación...Hechos 24:15 Dios promete una resurrección y Daniel 2:44 la instauración de un gobierno universal dirigido por el propio Jesucristo...Se sabe que el poder corrompe por ello que apropiado es este arreglo divino donde todos tenemos un futuro pometedor segun salmo 37:29

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