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jueves, 28 de enero de 2010

Tres referencias a la muerte del historiador Howard Zinn



Tres referencias a la muerte del historiador Howard Zinn
Rebelion. Murió el historiador y activista norteamericano Howard Zinn

28-01-2010

Autor de "La otra historia de los EEUU"
Murió el historiador y activista norteamericano Howard Zinn



Nueva York, 27 de enero. Howard Zinn, el historiador que narró la otra historia de Estados Unidos, desde el punto de vista de los de abajo, a lo largo de su carrera, falleció este miércoles a los 87 años de edad.


Autor de varios libros, entre ellos el texto de historia más vendido, La otra historia de Estados Unidos (A People’s History of the United States), ponente, articulista, dramaturgo (Marx en Soho y una obra sobre Emma Goldman) y colaborador de La Jornada, era profesor emérito de historia en la Universidad de Boston.


Una de las voces independientes de izquierda, fue uno de los intelectuales más admirados por veteranos de las luchas sociales de la posguerra como por jóvenes, por su vida de praxis: era pensamiento y acción. El problema no es la desobediencia civil, sino la obediencia civil, afirmó en un discurso en Baltimore en los años 60, durante un acto al cual acudió en lugar de presentarse ante un juez para ser sentenciado por sus acciones contra la guerra en Vietnam; después, cuando regresó a la Universidad de Boston, un par de policías lo esperaban para arrestarlo.


Veterano de la Segunda Guerra Mundial, donde participó en los bombardeos aéreos contra Alemania, Zinn regresó después del conflicto para ver la destrucción que se cometió desde 30 mil pies de altura. Al ver Dresden y otras ciudades, decidió que para siempre, sin excepción, tenía que oponerse a la guerra. Colocó sus medallas y documentos que recibió por su servicio militar en un sobre, lo cerró y lo rotuló nunca más, refirió Ap.


Nació en Nueva York en 1922, hijo de inmigrantes judíos que vivieron en una colonia de clase trabajadora en Brooklyn. Se educó en la Universidad de Nueva York y en la Universidad de Columbia, donde recibió su doctorado en historia. En 1956 se le ofreció una plaza en Spelman College, una universidad para mujeres afroestadunidenses, en lo que era entonces la ciudad racialmente segregada de Atlanta.


Ahí participó en los inicios del movimiento de derechos civiles, alentado a sus estudiantes a participar en él. Una de ellas era Alice Walker, autora de El color púrpura, quien se hizo amiga de toda la vida de Zinn. Despedido de Spelman por insubordinación, Zinn fue contratado como profesor por la Universidad de Boston, donde continuó su activismo, tanto en el movimiento de derechos civiles como contra la guerra en Vietnam (uno de los primeros intelectuales estadunidenses en hacerlo).


Se jubiló en 1988 y pasó su último día apoyando una huelga de enfermeras, pero nunca dejó de trabajar, y gozar, en la desobediencia al poder, a la imposición, a la guerra y al imperialismo. En numerosas entrevistas con La Jornada, donde también contribuyó con decenas de artículos a lo largo de los últimos años, este ser digno, humano y modesto nunca perdió el optimismo sobre la capacidad del ser humano para rescatar a la humanidad con la rebelión ante la opresión de todo tipo.


Preguntado porqué en Estados Unidos había tan pocas señales de un movimiento masivo progresista en la era de George W. Bush, respondió que había más vitalidad y expresión progresista que en los años 60, pero estaba fragmentada y más aislada de sí misma, aunque presente en casi todas las esquinas.


Recordó que los intelectuales izquierdistas lamentaban lo mismo en los 50 del macartismo, pero que en esos mismo momentos jóvenes en varios pueblos del sur del país realizaban los primeros actos de desobediencia civil contra la segregación racial, la que estallaría poco después en el gran movimiento de derechos civiles. Eso, seguramente, está ocurriendo ahora. Eso es lo que uno aprende de la historia, esas sorpresas que solamente se perciben después.


En lo que tal vez fue su última aportación a un medio, Zinn escribió unos párrafos para The Nation sobre el primer año de Barack Obama. No me ha decepcionado terriblemente porque no esperaba mucho de él. Esperaba que fuera un presidente demócrata tradicional. En política exterior, eso es poco diferente a un republicano: nacionalista, expansionista, imperial y bélico. La gente está apantallada por la retórica de Obama, y creo que ya debería empezar a entender que será un presidente mediocre, lo cual significa, en estos tiempos, un mandatario peligroso, a menos que se presente un movimiento nacional para empujarlo en una dirección mejor, escribió Zinn.


Entre sus admiradores estadunidenses están Bruce Springsteen (el historiador influyó, se dice, en algunas de sus canciones) y fue amigo de Matt Damon, quien incluyó una famosa referencia a su texto de historia en el guión de la película Good Will Hunting, donde su personaje le recomienda el libro a su sicólogo (Robin Williams). Pero desde los jóvenes de las batallas por la justicia global en Seattle hasta los veteranos activistas, Zinn siempre fue referencia.


Recientemente había realizado un teatro de lecturas en voz alta con diversos actores y músicos reconocidos (Tim Robbins, Damon, Springsteen), y otros de discursos, canciones, versos, cartas y más sobre figuras históricas, algunas famosas otras no, que reflejan la historia desde debajo de este país. Un documental sobre lo anterior fue grabado y trasmitido por el History Channel el mes pasado, y el video estará pronto a la venta. Los textos forman parte de Voices of a People’s History of the United States, un volumen de los materiales primarios que utilizó para su famoso texto de historia.


Zinn murió de un infarto mientras estaba de viaje en California. Su esposa falleció en 2008, con la cual tuvo dos hijos. El historiador seguirá vivo a través de los desobedientes que siempre celebró.


Referencias:

Libros:

"La otra historia de los Estados Unidos", "Estados Unidos: Por qué tener esperanzas en tiempos difíciles", "Nadie es neutral en un tren en marcha", "Emma", "Marx en el Soho" "Sobre la guerra. La paz como imperativo moral", de Howard Zinn


Libros de Howard Zinn publicados en España:

La otra historia de los Estados Unidos, traducción de Toni Strubel, Hiru, 1997.

Estados Unidos: Por qué tener esperanzas en tiempos difíciles;

La resistencia ignorada; La revuelta de los guardianes, traducción de Valeria Verona, Hiru, 1998.

Emma, traducción de Tony Strubbel, Hiru, 2001.

Nadie es neutral en un tren en marcha, traducción de Roser Berdagué, Hiru, 2001.

Marx en el Soho, traducción de José Sastre, Hiru, 2002.

Sobre la guerra: la paz como imperativo moral, traducción de Ramón Vilà, Debate, 2007.


Textos de Howard Zinn en Rebelión


Reseña de “Sobre la guerra. La paz como imperativo moral”, de Howard Zinn Los principios de un hombre al que debemos unirnos Pascual Serrano 22-11-2007


Howard Zinn en La Habana http://www.rebelion.org/noticia.php?id=99490 Santiago Alba Rico

Howard Zinn en La Habana http://www.rebelion.org/noticia.php?id=1325 Angel Guerra

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=99483


Rebelion. Nuestro querido Howard
-01-2010

Nuestro querido Howard


Hoy viernes 28 de enero hemos sabido la noticia de que Howard Zinn ha muerto. Es difícil expresar la tristeza profunda que nos ha causado en la editorial. Porque en Hiru tenemos miles de razones para considerar a este gran autor norteamericano no sólo un gran escritor y un valiente activista, sino un gran, grandísimo amigo. Desde que en Hiru le publicamos su libro La Otra Historia de los EEUU, al que siguieron otros libros suyos, Howard se mostró siempre dispuesto, solidario y generoso con nosotros, a sabiendas de que esa pequeña editorial del País Vasco no le reportaría grandes beneficios económicos, sino otros valores, para él mucho más importantes. Desde el principio de nuestra relación Howard Zinn conectó intelectual y humanamente de inmediato con Eva Forest, y ambos se aventuraron en una relación en donde lo más importante no era la de editor-escritor, sino las relaciones humanas y el compartir una misma idea del mundo. Por eso, cuando Howard renunció a sus derechos sobre su afamada obra para que Hiru pudiera editar otros libros, estaba iniciando algo que tendría su continuidad a lo largo de los años: Los Libros Solidarios. Es decir, libros financiados con los derechos cedidos por otro autor de la casa. Así pudimos hacer el libro Haití para qué, de Paul Farmer. Como escribió Eva Forest en su texto Hiru: ¿es realmente una editorial?: “...Cuando nos visitó Howard Zinn, en los 90, en su presentación en el Ateneo de Madrid y en un centro de obreros parados de Leganés, yo se lo dije: “Usted es responsable de que exista Hiru. Puede decirse que nuestra editorial en parte ha nacido de la necesidad de publicarlo a usted”. Y le dimos las gracias. Y él, con su sensibilidad exquisita, dijo que si teníamos paciencia iba a decirnos unas palabras en su mal castellano. Y fue muy emocionante lo que les dijo a los obreros. Al regreso a los EEUU no quiso cobrar los derechos de aquella edición y los empleamos en los libros solidarios. Esta es nuestra relación con los autores”...


También fueron numerosas las veces en que se le solicitó su apoyo para causas solidarias, y Howard Zinn siempre estuvo ahí: ¡contad con mi nombre!, era siempre su respuesta. Y contamos con él. Y seguimos contando. Howard Zinn, amigo, como te escribimos en numerosas ocasiones, aquí te admiramos y respetamos, pero por encima de todo, te queremos.


Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa de los autores, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


http://www.rebelion.org/noticia.php?id=99511

Rebelion. Howard Zinn en La Habana
28-01-2010

Hemeroteca en memoria de Zinn: un encuentro de 2004
Howard Zinn en La Habana

LADINAMO nº 11


A los 81 años Howard Zinn visita Cuba por primera vez para supervisar los ensayos de su obra Marx en Soho y una tarde de mayo dialoga en el hotel Ambos Mundos de La Habana con una treintena de intelectuales y poetas cubanos. Zinn es un viejo hermoso de la estirpe libertaria de Thoreau y de Walt Whitman, manifiesto vivo de esa otra historia de los EEUU de la que se ha ocupado y que ha nutrido con su obra. Muy alto, muy espigado, sucinto y campestre como un pino, sólo su acusada delgadez hace difícil concebir que en su juventud, antes de ser historiador, se ganase la vida como cargador de puerto. Todo lo demás despega y se funde en el generoso trajín del sueño colectivo de los cargadores del mundo: su vigor físico, el verbo claro de su pedagogía militante, su voluntarismo veterano, esa sonrisa siempre encendida, entre tímida y avisada, del que ha aprendido más en la brega que en los libros y que sabe que lo que sabe debe enseñarlo en la palma de la mano. Desde detrás de la mesa escucha hacia delante y toma un hormiguero de notas; y responde modesto, abierto, aprendiz, intenso, insistiendo en la enorme eficacia de lo mínimo y en las colosales esperanzas de la paciencia. A una pregunta de Abel Prieto, brillante escritor y ministro de cultura de Cuba, Howard Zinn responde hablando de sus giras por pueblecitos y ciudades de provincia, apenas localizables en el mapa de los EEUU, donde a veces se reúnen cientos de personas para escucharlo: "No suelo utilizar la palabra socialismo. Les hablo de la nacionalización de la riqueza, del derecho a educación y sanidad gratuita, de la lucha contra el imperialismo, y todos aprueban con entusiasmo. Luego, a veces, les digo que eso es el socialismo y se quedan asombrados. Pero si pronunciase de entrada la palabra "socialismo" todos se asustarían y dejarían de escucharme".


Por la noche, Zinn cena en casa de Abel Prieto ensalada y pollo, acribillando a preguntas a su anfitrión sobre las elecciones cubanas, los programas de estudio y la libertad de creación; y sonríe, mientras escucha, con la ingenuidad invencible, insobornable, de un niño difícil. A los postres, le sirven un vasito de ron añejo y él hace una tímida alusión a un puro habano. El viejo Howard Zinn, el historiador del pueblo, se vuelve aún más hermoso detrás del gran cigarro que parece estar fumándoselo a él, con las mejillas ligeramente arreboladas por el alcohol y esa sonrisita limpia que ahora es abiertamente complacida. Y de pronto descabalga de su improvisada traductora de inglés y sorprende a todos con una correctísima, larguísima frase en castellano. Mentiría si dijese que Zinn dice: "el 11-M señala el principio del fin del imperio estadounidense", porque ya lo había dicho por la mañana; o si dijese que Zinn dice "nadie es neutral en un tren en marcha", que es el título de uno de sus libros más bonitos. Howard Zinn, el historiador del pueblo, dice muy despacio y muy sencillamente: "Estoy muy contento de haber venido a La Habana". Y la intérprete nos lo traduce rápidamente al inglés.



http://www.rebelion.org/noticia.php?id=99490


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