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martes, 26 de enero de 2010

Opinión: Color humano


Opinión: Color humano
x Jorge Gómez Barata*


OPINIÓN... ARGOS: ENERO 25 DE 2010...


“Las razas no existen, el color sí”




Prof. Esteban Morales





Aunque se asocian y se vinculan, el racismo no fue la causa de la esclavitud y tampoco a la inversa. La esclavitud murió y el racismo sobrevive, incluso en las sociedades más democráticas y sofisticada, aunque jamás podrá revivir al esclavismo. No se trata de un trabalenguas sino de una compleja dialéctica social.




El racismo es una especie de comodín ideológico, una justificación reaccionaria y pseudo científica que alimentó la idea de las razas superiores intentando justificar el rechazo social y la segregación de los esclavos emancipados cuando, al cesar la esclavitud fue preciso integrar al negro a quien la sociedad blanca no tuvo otra alternativa que reconocer la igualdad jurídica.





Los traficantes negreros llamaban “piezas” a los esclavos a quienes los dueños de plantaciones ubicaban al mismo nivel que a los animales, consideración de la que no escaparon las negras (entre 5 y 10 % de los esclavos) con las que fornicaban “ad líbitum”, ni los hijos nacidos como resultado de aquella relación forzada.



Los esclavos negros no eran odiados por su amos porque nadie odia a sus bestias de trabajo que, a pesar de que pudieran hablar, aprender complicados oficios, desempeñar funciones como mayorales y ayudas de cámara, coser, tocar instrumentos musicales, incluso declamar poemas, eran socialmente contenidos y alejados de los blancos por la formidable barrera social que constituía la esclavitud. Un esclavo músico que amenizaba las veladas de los blancos no era aplaudido como un talentoso artista, sino exhibido como una criatura pintoresca.



Se cuenta incluso que las señoras blancas no consideraban como infidelidad los lances sexuales de sus maridos con las esclavas ni sancionaban a sus hijos varones por conductas que eran juzgados más desde el punto de vista de la higiene como un acto sucio que por sus connotaciones morales o familiares. Por esa razón los mestizos nacidos de aquellas aventuras, no eran asumidos ni siquiera como hijos bastardos.




En determinadas crónicas de India se cuenta que en algunas haciendas donde el número de notables blancos era relativamente elevado, la cantidad de criaturas mestizas era tan notoria que llegaron a crearse mitos acerca de la existencia de “esclavitud blanca”. La decoloración del esclavo era más visible en Estados Unidos donde los colonos ingleses, irlandeses, alemanes y de otros países eran notoriamente más pálidos que los españoles.




Cierta vez un ilustrado cura jesuita me comentaba que el lado negro se comportaba de modo más humano. Según él entre las esclavas poseídas y embarazadas no eran raros los suicidios y la historia alcanzaba perfiles sublimes cuando negros varones jóvenes y orgullosos, en cuya entorno cultural la virginidad de la mujer era una condición, por amor y por solidaridad asumían como a sus mujeres a aquellas desdichadas muchachas y a los nacidos en tan tristes circunstancias como hijos.



Como una curiosidad de tipo cultural, el padre me comentaba que, debido a que los esclavos eran traídos de diferentes regiones de África, hablaban lenguas distintas y no se entendían entre sí, aprender el idioma del déspota, castellano, portugués o inglés se convirtió en la más expedita opción para comunicarse. Me hubiera gustado —decía él —asomarme a un barracón para escucharlos hablar en la lengua de Shakespeare o en la de Cervantes.


No obstante su proceder, condicionados por circunstancias económicas y respaldados por la ideología dominante, los dueños de esclavos eran humanos que no escapaban a la influencia de los componentes culturales y religiosos que hacen surgir sentimientos como los de paternidad y de afecto hacia la madre de los hijos, cosa en la que de hecho convertían a las esclavas que, sin poder negarse a recibir la obra de varón, amaban entrañablemente a sus hijos a los cuales debían proteger del triste destino a que sus padres blancos los condenaban.


Tal vez ese complejo proceso en el cual deben haber intervenido la contradictoria situación de hombres libres que engendraban “hijos” esclavos en los cuales seguramente se manifestaron sentimientos de culpa o cargos de conciencia, probablemente influyó en que, precisamente el fin de la esclavitud comenzara por la liberación de los “vientres”. Las leyes de de “vientres libres” se aplicaron en todos los países iberoamericanos y precedieron a la abolición de la esclavitud.


Al menos respecto a los negros, el racismo comienza a mostrar sus componentes más degenerados, precisamente cuando termina la esclavitud con la cual cayó una barrera social que durante cuatrocientos años contuvo al negro, lo alejó y lo excluyó, “protegiendo” a la sociedad blanca de su invasión.



Explotar al negro, mantenerlos en los barracones y castigarlos cuando desobedecían no generaba un odio tan visceral como tener que asumirlos como iguales, permitirles entrar en sus escuelas y en sus salones, alternar con ellos en barrios, comercios y espectáculos, incluso no poder impedir que las mujeres blancas los amaran. La incapacidad para asimilar el cambio llevó a las élites blancas a concebir y a aplicar la segregación racial.


La cultura latinoamericana y caribeña, sincrética y mestiza ha sido enriquecida por el sufrimiento intrínseco en las historias de amor y de ira generadas por la actitud de una sociedad que no pudo sostener más la esclavitud pero que se negó a aceptar su derrota vengándose en el negro. “El Derecho de Nacer”, de Félix B Cainet, se integró a la cultura hispana por su capacidad para sintetizar una dramática historia de odio/amor a la que Rubén Blades puso música al contar el romance de una joven blanca con un trompetista negro, incluso hoy, hasta en la Casa Blanca de Washington, saben de eso.


En ningún lugar el proceso de sustituir la exclusión que naturalmente provocaba la esclavitud por la segregación legalizada, fue tan “perfecto” como en los Estados Unidos donde después de una guerra civil, la muerte de un presidente como Abraham Lincoln, la adopción de una Enmienda a la Constitución que prohibió la esclavitud y otra que otorgó el derecho al voto a los negros, la segregación racial más absoluta sobrevivió durante casi cien años.


Los relatos sobre Ku, Klux Klan, las anécdotas del escuadrón aéreo Tuskegee, formado por aviadores negros norteamericanos que en una unidad segregada combatieron por su país en los cielos de las II Guerra Mundial y cuyos aviones llevaban la cola pintada de rojo para que en el aire fueran identificados por los racistas pilotos alemanes; las terribles humillaciones que soportó Jackie Robinson, primer beisbolista negro en las Grandes Ligas; la magnífica entereza de Rosa Park y el martirologio de Martin Luther King, me hacen polemizar con quienes restan importancia al hecho de que un negro sea Presidente de los Estados Unidos, significado que es todavía mayor porque aquel líder ascendió al sitio donde se encuentra con el compromiso de cambiar esa sociedad. Tal vez no lo logre y su merito se reduzca a habérselo propuesto que, dicho sea de paso, no es poca cosa.


No obstante, por su origen económico y social, las circunstancias descritas y otras para las que no tengo espacio, hacen del racismo asociado al negro, un fenómeno diferente a otras expresiones no ligadas al color, como por ejemplo el antisemitismo. Cuando Hitler concibió la “solución final” para exterminar físicamente a los judíos, no se refería a una raza ni a un color, sino a una cultura, un modo de concebir el mundo y de vivir la fe.


No obstante, en cualesquiera de sus formas y con cualquier contenido el racismo es abyecto, despreciable y debe ser combatido y erradicado.


*Jorge Gómez Barata (Camagüey 1946) – Cuba… Reside en Ciudad Habana, Cuba… Periodista y profesor. Graduado del Instituto Pedagógico y colabo-rador de medios cuba-nos y extranjeros. En su columna, el autor incluye —además de artículos exclusivos para CubAhora (http://www.cubahora.cu) — materiales suyos publicados por el diario mexicano !Por Esto!, las emisoras ‘Radio Habana Cuba’ y ‘Radio Taíno’, y otros difundidos por la Agencia ecuatoriana ‘ALTERCOM’ y por la Agencia Rusa de Información ‘NOVOSTI’. Actualmente es Director Regional de la Agencia de Contrainformación ArgosIs-Internacional en la Rep. de Cuba (http://espanol.groups.yahoo.com/group/ArgosIs-RepCubana)...



Marcos Jesús Concepción Albala


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