Portada de antigua versión de Revista Libre Pensamiento

martes, 30 de junio de 2009

El primer golpe de Estado de Obama

Golpe de Estado en Honduras
El primer golpe de Estado de Obama
Por Eva Golinger *


¿Quién está detrás del golpe de Estado en Honduras? ¿Qué fuerzas o países extranjeros están tratando que este pequeño país no encuentre su soberanía popular? ¿Puede ser posible qué en pleno siglo XXI Honduras y la América Latina sean todavía víctimas y testigos de experimentos antidemocráticos que nieguen a sus pueblos la elección soberana que han buscado? Podrá el pueblo hondureño liberarse de estos golpistas discípulos de Pinochet?


28 de junio de 2009


También persiguen al pueblo. Manifestantes hondureños se protegen detrás de una pequeña pared para cubrirse de los disparos de los soldados en las cercanías del Palacio Presidencial en Tegucigalpa este 28 de Junio 2009 (Foto Getty Images / YVKE Venezuela.)


[Nota: ­­­­En estos momentos son las 11 y cuarto de la mañana, hora de Caracas. Manuel Zelaya, presidente de Honduras, está hablando en directo en TeleSur desde San José (Costa Rica). Ha confirmado que esta madrugada unos soldados irrumpieron abriendo fuego en su residencia y lo amenazaron de muerte, a él y a su familia, si se oponía al golpe de Estado. Se vio obligado a acompañar a los soldados, que lo transportaron a la base aérea, desde donde voló a Costa Rica. Ha solicitado que el gobierno de Estados Unidos emita un comunicado en el que condene el golpe, pues lo contrario significaría su aquiescencia.]


Caracas (Venezuela).- El mensaje de texto que sonó en mi teléfono móvil esta mañana decía así: “Alerta, Zelaya ha sido secuestrado, golpe de Estado en marcha en Honduras. Difúndelo.” Ha sido un duro despertar en un domingo por la mañana, sobre todo para los millones de hondureños que se estaban preparando para ejercer por primera vez su sagrado derecho al voto en un referéndum consultivo sobre la convocatoria de una Asamblea Constituyente para reformar la Constitución. Supuestamente, la disputa se centra en el referéndum convocado para hoy, que no es vinculante, sino sólo una encuesta de opinión para determinar si una mayoría de hondureños desean, o no, que se inicie un proceso para modificar su Constitución.


Una iniciativa de este tipo nunca había tenido lugar en esta nación centroamericana, cuya constitución es tan limitada que sólo permite una mínima participación del pueblo hondureño en sus procesos políticos. Dicha constitución, redactada en 1982, en el momento álgido de la guerra sucia del gobierno de Reagan en Centroamérica, fue diseñada para instituir que quienes detentaban el poder tanto económico como político pudiesen mantenerlo con las mínimas interferencias del pueblo. Zelaya, elegido en noviembre de 2005 por la plataforma del Partido Liberal de Honduras, había propuesto la encuesta de opinión para determinar si la mayoría de los ciudadanos estaban de acuerdo en que era necesaria una reforma constitucional. Su propuesta fue apoyada por la mayoría de los sindicatos y movimientos sociales del país. De haber tenido lugar, y dependiendo de los resultados, se habría organizado un referéndum durante las próximas elecciones de noviembre para votar sobre la convocatoria de una Asamblea Constituyente, pero la encuesta prevista para hoy no era vinculante de acuerdo con la ley.


De hecho, varios días antes de que tuviera lugar, la Corte Suprema de Honduras la declaró ilegal a petición del Congreso. Es de señalar que ambos, Congreso y Corte Suprema, están controlados por mayorías contrarias a Zelaya y por miembros del ultraconservador Partido Nacional de Honduras (PNH). La ilegalización dio lugar a manifestaciones masivas favorables al presidente Zelaya. El 24 de junio, el presidente destituyó al jefe del alto mando militar, el general Romeo Vásquez, después de que éste se negase a permitir que los militares distribuyesen el material electoral para la consulta de hoy. El general Vásquez mantuvo el material bajo estricto control militar y se negó a distribuirlo, incluso a los seguidores del presidente, con la excusa de que la Corte Suprema había declarado ilegal la consulta prevista y, por lo tanto, no podía obedecer la orden presidencial. Al igual que sucede en Estados Unidos, el presidente de Honduras es el Comandante en Jefe y tiene la última palabra en cualquier acción militar, por lo que ordenó la destitución del general. Ángel Edmundo Orellana, ministro de Defensa, también dimitió como respuesta a esta situación cada vez más tensa.


Pero al día siguiente la Corte Suprema de Honduras restituyó en sus funciones al general Vásquez, tras declarar “inconstitucional” su destitución. Miles de hondureños se echaron a las calles de Tegucigalpa, la capital del país, en apoyo al presidente Zelaya, como muestra de su determinación de asegurar que la consulta no vinculante tuviera lugar. El viernes pasado, el presidente y un grupo de centenares de seguidores, marcharon a la cercana base aérea para recuperar el material electoral previamente secuestrado por los militares. Aquella noche, Zelaya celebró una conferencia de prensa nacional junto a un grupo de políticos de diferentes partidos y movimientos sociales, en la que hizo un llamamiento a la paz y a la unidad en el país.


Ayer sábado se informó que la situación en Honduras era tranquila. Sin embargo, en la madrugada de hoy domingo un grupo de aproximadamente sesenta militares armados asaltaron la residencia presidencial y tomaron como rehén a Zelaya. Tras varias horas de confusión, empezaron a filtrarse informaciones según las cuales el presidente había sido transportado a la cercana base aérea y llevado a la vecina Costa Rica. Hasta el momento no existen imágenes del presidente y se desconoce si su vida está en peligro.


Sobre las 10 de la mañana, hora de Caracas, Xiomara Castro de Zelaya, la esposa del presidente, denunció en directo en TeleSur que en la madrugada del domingo los soldados irrumpieron en su residencia disparando, golpearon al presidente y lo secuestraron. “Fue un acto cobarde”, dijo la primera dama refiriéndose al secuestro, que tuvo lugar a una hora en la que nadie pudo reaccionar. Castro de Zelaya hizo también un llamamiento para que mantuvieran con vida a su marido e indicó que incluso ella desconoce su paradero. Añadió que sus vidas siguen estando en “grave peligro” y pidió que la comunidad internacional denunciase este golpe de Estado y actuase con rapidez para reinstaurar el orden constitucional del país, lo cual incluye el rescate y regreso del democráticamente elegido Zelaya.


Evo Morales y Hugo Chávez, presidentes de Bolivia y Venuela, han realizado declaraciones públicas la mañana de hoy domingo, en las cuales condenan el golpe de Estado en Honduras y han hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que reaccione, se restaure la democracia y el presidente constitucional regrese a su puesto. El miércoles pasado, 24 de junio, tuvo lugar en Venezuela un encuentro extraordinario de los países miembros del ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas), de la que forma parte Honduras, con el fin de dar la bienvenida a la organización a Ecuador, Antigua, Barbados, San Vicente y las Granadinas. Durante el encuentro, al que asistió Patricia Rodas, ministra de Exteriores de Honduras, se leyó una declaración de apoyo al presidente Zelaya en la que se condenaba cualquier intento socavar su mandato y los procesos democráticos de Honduras.


Informes provenientes de Honduras establecen que el Canal 8 de la televisión pública ha sido tomado por las fuerzas golpistas. Hace pocos minutos TeleSur anunció que los militares hondureños están cortando la electricidad del país. Según ha informado la ministra Rodas en TeleSur: “Las comunicaciones telefónicas y la electricidad están cortadas. Las televisiones emiten dibujos animados y telenovelas y no informan al pueblo de Honduras de lo que está sucediendo.” La situación es muy parecida a la del golpe de Estado de abril de 2002 contra el presidente Chávez en Venezuela, cuando los medios jugaron un papel clave, en primer lugar manipulando la información como apoyo al golpe y, con posterioridad, eliminando cualquier información una vez que el pueblo empezó a manifestarse y terminó por derrotar a las fuerzas golpistas rescatando a Chávez, que también fue secuestrado por los militares, y restaurando el orden constitucional.


Honduras es una nación que ha sido víctima el siglo pasado de dictaduras y múltiples intervenciones de Estados Unidos, entre ellas varias invasiones militares. La última intervención importante del gobierno estadounidense en Honduras tuvo lugar durante los años ochenta, cuando el gobierno de Reagan financió escuadrones de la muerte y paramilitares con el fin de eliminar cualquier “amenaza comunista” en Centroamérica. En aquel momento, John Negroponte era el embajador estadounidense ante el gobierno de Honduras y fue el responsable directo de la financiación y entrenamiento de los escuadrones de la muerte hondureños que asesinaron e hicieron desaparecer a miles de ciudadanos en la región.


El viernes pasado, la Organización de Estados Americanos (OEA) convocó una reunión extraordinaria con el fin de discutir la situación en Honduras. Con posterioridad emitió un comunicado en el que condenó las amenazas a la democracia y autorizó el viaje a Honduras de un grupo de representantes de la OEA. No obstante, el viernes, Philip J. Crowley, secretario de Estado adjunto estadounidense, se negó a definir la posición del gobierno estadounidense con respecto al posible golpe de Estado contra el presidente Zelaya y, en su lugar, emitió una ambigua declaración de la que se desprendía que Washington apoyaba a la oposición al presidente Zelaya. Mientras que la mayoría de los gobiernos latinoamericanos declararon sin ningún género de duda su más rotunda condena de los planes golpistas de Honduras y su inquebrantable apoyo al presidente constitucionalmente elegido, el portavoz estadounidense afirmó: “Nos preocupa la ruptura del diálogo político entre los políticos hondureños sobre la consulta constitucional del 28 de junio. Instamos a las partes a que busquen una solución democráticamente consensuada al actual callejón sin salida político, que sea conforme a la constitución y a las leyes hondureñas acordes con los principios de la Carta Democrática Interamericana.”


Hoy domingo, a las diez y media de la mañana, Washington todavía no ha emitido ninguna declaración relativa al golpe de Estado en Honduras. La nación centroamericana es muy dependiente de la economía estadounidense, que le asegura una de las principales fuentes de ingresos, las transferencias de dinero que envían los hondureños que trabajan en Estados Unidos bajo el programa de “estatuto temporal protegido”, instaurado durante la guerra sucia de Washington en la década de los ochenta a causa de la enorme inmigración a territorio estadounidense para escapar de la zona de guerra. Otra fuente importante de ingresos de Honduras es USAID, que aporta más de 50 millones de dólares anuales para programas de “promoción de la democracia”, los cuales habitualmente dan apoyo a las ONG y a los partidos políticos favorables a los intereses de Estados Unidos, como ha sido el caso en Venezuela, Bolivia y otras naciones de la región. El Pentágono también mantiene la base militar de Soto Cano en Honduras, con aproximadamente quinientos soldados y numerosos aviones y helicópteros de combate.


Patricia Rodas, ministra de Exteriores, ha dicho que ha intentado repetidamente ponerse en contacto con Hugo Llorens, embajador de Estados Unidos en Honduras, el cual hasta el momento no ha respondido a ninguna de sus llamadas. El modus operandi del golpe de Estado deja bien claro que Washington está implicado. Ni el ejército hondureño, cuya mayoría ha sido entrenada por las fuerzas estadounidenses, ni las elites políticas y económicas del país derrocarían a un presidente democráticamente elegido sin el apoyo y respaldo de Washington. Las fuerzas conservadoras de Honduras han sometido al presidente Zelaya a ataques cada vez más frecuentes por su creciente relación con los países del ALBA, en particular con Venezuela y el presidente Chávez. Muchos están convencidos de que este golpe pretende asegurar que Honduras no seguirá acercándose a los países más izquierdistas y socialistas de América Latina.


Is a Venezuelan-American attorney based in New York. She is currently writing a book about the results of her investigation of U.S. intervention in Venezuela. See also:  

Honduras: La futilidad del golpe

Honduras: La futilidad del golpe
Por Atilio A. Boron

30/06/2009


La historia se repite, y muy probablemente concluya de la misma manera.


El golpe de estado en Honduras es una re-edición del que se perpetrara en Abril del 2002 en Venezuela y del que fuera abortado ante la fulminante reacción de varios gobiernos de la región en Bolivia el año pasado. Un presidente violentamente secuestrado en horas de la madrugada por militares encapuchados, siguiendo al pie de la letra lo indicado por el Manual de Operaciones de la CIA y la Escuela de las Américas para los escuadrones de la muerte; una carta de renuncia apócrifa que se dio a conocer con el propósito de engañar y desmovilizar a la población y que fue de inmediato retransmitida a todo el mundo por la CNN sin antes confirmar la veracidad de la noticia; la reacción del pueblo que conciente de la maniobra sale a la calle a detener los tanques y los vehículos del Ejército a mano limpia y a exigir el retorno de Zelaya a la presidencia; el corte de la energía eléctrica para impedir el funcionamiento de la radio y la televisión y sembrar la confusión y el desánimo. Como en Venezuela, ni bien encarcelaron a Hugo Chávez los golpistas instalaron un nuevo presidente: Pedro Francisco Carmona, a quien la inventiva popular lo rebautizó como “el efímero.” Quien desempeña su rol en Honduras es el presidente del Congreso unicameral de ese país, Roberto Micheletti, quien juró este domingo como mandatario provisional y sólo un milagro le impediría correr la misma suerte que su predecesor venezolano.


Lo ocurrido en Honduras pone de manifiesto la resistencia que provoca en las estructuras tradicionales de poder cualquier tentativa de profundizar la vida democrática. Bastó que el Presidente Zelaya decidiera llamar a una consulta popular -apoyada con la firma de más de 400.000 ciudadanos- sobre una futura convocatoria a una Asamblea Constitucional para que los distintos dispositivos institucionales del estado se movilizaran para impedirlo, desmintiendo de ese modo su supuesto carácter democrático: el Congreso ordenó la destitución del presidente y un fallo de la Corte Suprema convalidó el golpe de estado. Fue nada menos que este tribunal quien emitió la orden de secuestro y expulsión del país del Presidente Zelaya, prohijando como lo hizo a lo largo de toda la semana la conducta sediciosa de las Fuerzas Armadas.


Zelaya no ha renunciado ni ha solicitado asilo político en Costa Rica. Fue secuestrado y expatriado, y el pueblo ha salido a la calle a defender a su gobierno. Las declaraciones que logran salir de Honduras son clarísimas en ese sentido, especialmente la del líder mundial de Vía Campesina, Rafael Alegría. Los gobiernos de la región han repudiado al golpismo y en el mismo sentido se ha manifestado Barack Obama al decir que Zelaya "es el único presidente de Honduras que reconozco y quiero dejarlo muy claro". La OEA se expresó en los mismos términos y desde la Argentina la Presidenta Cristina Fernández declaró que "vamos a impulsar una reunión de Unasur, aunque Honduras no forma parte de ese organismo, y vamos a exigir a la OEA el respeto de la institucionalidad y la reposición de Zelaya, además garantías para su vida, su integridad física y la de su familia, porque eso es fundamental, porque es un acto de respeto a la democracia y a todos los ciudadanos.”


La brutalidad de todo el operativo lleva la marca indeleble de la CIA y la Escuela de las Américas: desde el secuestro del Presidente, enviado en pijama a Costa Rica, y el insólito secuestro y la golpiza propinada a tres embajadores de países amigos: Nicaragua, Cuba y Venezuela, que se habían acercado hasta la residencia de la Ministra de Relaciones Exteriores de Honduras, Patricia Rodas, para expresarle la solidaridad de sus países, pasando por el ostentoso despliegue de fuerza hecha por los militares en las principales ciudades del país con el claro propósito de aterrorizar a la población. A última hora de la tarde impusieron el toque de queda y existe una estricta censura de prensa, pese a lo cual no se conoce declaración alguna de la Sociedad Interamericana de Prensa (siempre tan atenta ante la situación de los medios en Venezuela, Bolivia y Ecuador) condenando este atentado contra la libertad de prensa.


No está demás recordar que las fuerzas armadas de Honduras fueron completamente restructuradas y “re-educadas” durante los años ochentas cuando el Embajador de EEUU en Honduras era nada menos que John Negroponte, cuya carrera “diplomática” lo llevó a cubrir destinos tan distintos como Vietnam, Honduras, México, Irak para, posteriormente, hacerse cargo del super-organismo de inteligencia llamado Consejo Nacional de Inteligencia de su país. Desde Tegucigalpa monitoreó personalmente las operaciones terroristas realizadas contra el gobierno Sandinista y promovió la creación del escuadrón de la muerte mejor conocido como el Batallón 316 que secuestró, torturó y asesinó a centenares de personas dentro de Honduras mientras en sus informes a Washington negaba que hubiera violaciones de los derechos humanos en ese país. En su momento el Senador estadounidense John Kerry demostró que el Departamento de Estado había pagado 800 mil dólares a cuatro compañías de aviones de carga pertenecientes a grandes narcos colombianos para que transportasen armas para los grupos que Negroponte organizaba y apoyaba en Honduras. Estos pilotos testificaron bajo juramento confirmando las declaraciones de Kerry. La propia prensa estadounidense informó que Negroponte estuvo ligado al tráfico de armas y de drogas entre 1981 a 1985 con el objeto de armar a los escuadrones de la muerte, pero nada interrumpió su carrera. Esas fuerzas armadas son las que hoy depusieron a Zelaya. Pero la correlación de fuerzas en el plano interno e internacional es tan desfavorable que la derrota de los golpistas es sólo cuestión de (muy poco) tiempo.


La Haine

Mundo
 

Emociones, recuerdos, reflexiones

Emociones, recuerdos, reflexiones
Toni Solo

 
Rebelión


30/06/2009


Tegucigalpa 28 de junio 2009


Incredulidad, rabia, impotencia – admiración por Manuel Zelaya, Patricia Rodas, Carlos Eduardo Reina, Luther Harry, todas y todos las y los ministros y funcionarios del gobernante legítimo– para los líderes del movimiento popular que convocaron al pueblo a protestar. Como dijo Comandante Hugo Chávez, las emociones corren hirviendo por la sangre y los nervios. Repudio total para los golpistas - Chávez los llama “gorrilettis”, Correa “pinochettis”.


Son fascistas de los más asquerosos y mediocres, llenos de odio y rencor. Su golpe es un señal de desesperación porque temieron el enorme “¡Sí!” que iba a resultar de la consulta popular programado para el domingo 28 de junio. Temen a la voz del pueblo. Por eso imposibilitaron la consulta.


La voz del pueblo no se calla tan fácil ni con las herramientas clásicas, cavernícolas de los golpistas - sus soldados, tanquetas, helicópteros, sus francotiradoreses en el techo del Hotel Marriott, sus ráfagas ametralladoras y sus gases lacrimógenas. Escuchen aquí a las grabaciones tomadas frente a la Casa Presidencial que dan una idea de la respuesta del pueblo hondureño en las calles.


Un grupo de observadores internacionalistas fuimos invitados por La Cancillería de la República de Honduras para presenciar la Consulta de la Cuarta Urna. Se llama la Cuarta Urna porque a las tres urnas de votación para Presidente, diputados y alcaldes se añadiría una cuarta para permitir a la ciudadanía votar sí o no quisiera tener una asamblea constituyente .Los pinochettis en el Congreso Nacional han acusado al Presidente Manuel Zelaya del “delito” de consultar al pueblo. Los legisladores cavernícolas de Honduras, ellos mismos aprobaron la Ley de Participación Ciudadana que dice en su quinto artículo:


“La iniciativa ciudadana es un mecanismo de participación mediante el cual el ciudadano podrá presentar las solicitudes e iniciativas siguientes:


Solicitar que los titulares de órganos o dependencias públicas de cualquiera de los poderes del Estado que convoque a la ciudadanía en general, a los vecinos de un municipio, de un barrio o colonia, a gremios, sectores o grupos sociales organizados, para que emitan opiniones y formulen propuestas de solución a problemas colectivos que les afecten. Los resultados no serán vinculantes pero sí elementos de juicio para el ejercicio de las funciones del convocante; y,

2.Ofrecer colaboración a la autoridad pública en la ejecución de una obra o la prestación de un servicio, aportando para su realización recursos económicos, materiales o trabajo personal para beneficio de la comunidad o del Estado. El órgano público competente de acuerdo con sus disponibilidades financieras, podrá aportar recursos para coadyuvar en la ejecución de las obras o en su caso, hacer un llamado público para que otros ciudadanos, empresas o grupos sociales colaboren con su ejecución.


Estas iniciativas ciudadanas podrán ser planteadas no solamente por ciudadanos individualmente considerados, sino que también por asociaciones civiles, patronatos, empresas, gremios o cualquier otro grupo social organizado.”


Los absurdos argumentos de los golpistas caen patéticamente al suelo frente a esta ley que ellos mismos aprobaron.


En la conferencia de prensa de la noche del sábado 27 de junio, Presidente Zelaya explicó las razones de la consulta. Explicó que para desarrollar un sistema de democracia participativa es necesario consultar al pueblo de Honduras. Enfatizó la absoluta prioridad de la consulta y del diálogo. Explicó que la Constitución vigente de la República de Honduras contiene cláusulas que obstaculicen consultar al pueblo en asuntos de relevancia para la política y economía del país y para el desarrollo de la misma sociedad hondureña.


Al terminar de hablar Presidente Zelaya, el embajador estadounidense se levantó, hizo un apurado gesto con la mano como si fuera a la vez para pedir permiso y decir adiós y salió caminando rápido. Quizás iba a leer cuentos de hadas a sus hijos para dormirles o quizás a preparar los cuentos del día siguiente con sus colegas en Washington y con los pinochettis.


Algo que hay que considerar con respecto a las declaraciones de Barack Obama – tan experto en hablar de los dos lados de su boca al mismo tiempo – es que solo quedan cinco meses hasta las elecciones nacionales del 29 de noviembre en Honduras. Obama hablará de la necesidad de diálogo, de negociar – cualquier cosa para dilatar y perder tiempo hasta poder reconocer un nuevo gobernante electo en noviembre que tomará poder en enero 2010 y lo más probable será que ratificará todos los actos ilegales del regimen usurpador de los pinochettis. Igual harán los europeos – campeones mundiales de la hipocresía.


Este golpe está dirigido no solo a hacer imposible los cambios democráticos en Honduras. Está dirigido contra todo el proceso de integración y avance económico y político de América Latina. Específicamente es un golpe a la Alianza Bolivariana de los pueblos de nuestras Américas, ALBA. Las fuerzas oligárquicas e imperialistas del continente no podían con Chávez. No podían con Evo. No podían con Correa. No podían con Daniel. Jamaś lograron nada con Fidel y Raúl y el pueblo mil veces heróico de Cuba. Ahora la prueba es si van a poder con el pueblo hondureño y su Presidente legítimo Mel Zelaya.


Vamos a ver si los gobiernos norteamericano y europeos suspenden sus ayudas al régimen de los pinochettis como lo hicieron al gobierno más democrático y humanitario de Centro América aquí en Nicaragua. Eso será la prueba de ácido de la sinceridad de todas las declaraciones de los países ricos sobre su compromiso inquebrantable con la democracia.
En la conferencia de prensa del 27 de junio, Presidente Zelaya también desmintió una vez más las falsas acusaciones de un afán de continuismo de su parte. Sin embargo esa misma acusación apareció en un reportaje – basado en la agencia de desinformación Reuters - del supuestamente prestigioso periódico británico “the Guardian”. El mismo día del golpe alegó que la consulta tuviera el fin de reelegir a Manuel Zelaya. Ahora lo han corregido, a su manera.


Pero la mentira ya se ha difundido a nivel internacional. “The Guardian” no habrá sido solo en eso. Seguramente, se ha difundido la misma mentira por los sospechosos de siempre “ “New York Times”, “Le Monde”, “El País” - toda la gran prensa corporativa internacional y su maquinaria de desinformación sutíl o no-tan sutíl, siempre siniestra. Manuel Zelaya siempre ha dejado muy claro que cualquier asamblea constituyente que resultara del proceso de consulta para lo que él denomina como una Cuarta Urna se establecería en el próximo período de gobierno con otro Presidente.


Después de la conferencia de prensa del 27 de junio, hubo una reunión entre el Presidente Zelaya y el grupo de observadores – entre ellos senadores chilenos, miembros del Parlamento Centroamericano, sindicalistas de California, Edén Pastora de Nicaragua, periodistas de diferentes países, representantes de ONGs. Presidente Zelaya explicó la importancia de la consulta para poder iniciar un proceso hacia la posibilidad de pedir al pueblo hondureño si o no quisieran tener una asamblea constituyente.


La Canciller Patricia Rodas amplió para el grupo de observadores la explicación del Presidente Zelaya sobre la importancia de la consulta específicamente para algunas cláusulas fijas o perpétuas e inalterables de la Constitución de la República de 1982. La oligarquía – traidores a la Patria de Honduras - interprete la mera sugerencia de cambiar aquellas cláusulas como un delito de traición a la Patria. Por ese motivo Patricia Rodas explicó que el lunes 22 de junio recibió en su despacho órdenes judiciales que la amenazaron con un proceso judicial si siguiera apoyando el proceso de consulta de la Cuarta Urna.


Durante las palabras del Presidente Zelaya al grupo de observadores, salió la oportunidad de preguntar a la Canciller por qué la oposición en Honduras tuviera tanto odio para un gobernante tan sincero, tan consecuente. Patricia Rodas dijo, que es por el miedo de un pequeño élite de tener que escuchar la voz del pueblo, un pueblo que ha pedido ser consultado por medio de casi 500,000 peticiones a favor de una consulta. Manuel Zelaya ha abierto el camino para responder a aquellas peticiones.


La oligarquía no lo acepta. Han visto que pasa cuando se permite al pueblo hablar. Lo han visto en los procesos constituyentes en Venezuela, en Bolivia, en Ecuador. Quieren imposibilitar un proceso parecido en Honduras. Ahora hay que solidarizarse fuertemente con el Presidente Manuel Zelaya, con su Canciller Patricia Rodas, con todo su equipo, con los movimientos sociales, con todo el pueblo hondureño.


El día del 28 de junio las y los integrantes del grupo de observadores amanecieron a noticias del golpe. Desde alrededor de las siete de la mañana se cortaron las comunicaciones. Se cortó la luz. La comunicación solo fue posible por teléfono celular. Por la tarde todos los medios afines al gobierno habían sido suprimidos. Recibimos reportes de la detención de diferentes ministros, entre ellas y ellos, la Canciller Patricia Rodas. Otros funcionarios quienes quedaron libres como Carlos Enrique Reina - o líderes como Andres Pavón del Comité de Defensa de los Derechos Humanos en Honduras o Rafael Alegría, diputado de la Unidad Democrática - andaban organizando la protesta.


Los canales afines a los golpistas - la mayoría - transmitieron caricaturas o películas. Cuando salió algún programa de noticias, el mensaje fue siempre que prevalezca la calma y que fue mejor para la gente quedar en sus casas. Se suprimió toda información sobre la creciente protesta afuera de la Casa presidencial. Alli una parte de la delegación de observadores fuimos testigos de la valentía de los manifestantes.


Los militares observaron de sus helicopteros, del techo del Hotel Marriott y de otros puntos. Se podía ver que los militares paulatinamente iban reforzando sus tropas en la Casa Presidencial. Lo tenían que hacer por medio de helicóptero. Cuando un camión lleno de tropas intentó llegar a la Casa Presidencial, carros particulares, y taxis lo bloquearon la entrada. Los manifestantes gritaron a las tropas para que se fueran. El camión dio la vuelta y se fue. Para el momento.


Hay que recordarles a los golpistas pinochettis del Artículo Tres de la Constitución de la República de Honduras dice: “Nadie debe obediencia a un gobierno usurpador ni a quienes asuman funciones o empleos públicos por la fuerza de las armas o usando medios o procedimientos que quebranten o desconozcan lo que ésta Constitución y las leyes establecen. Los actos verificados por tales autoridades son nulos. El pueblo tiene derecho a recurrir a la insurrección en defensa del orden constitucional.”audio :

Todos somos hondureños

Todos somos hondureños
Por Álvaro Cuadra
*


El siglo XX se caracterizó en América Latina por una larga rotativa de Golpes de Estado. La irrupción de los militares era parte del paisaje político de estos países. Lo que llamaba la atención era, por el contrario, la existencia de algunos breves pero intensos paréntesis democráticos en la región. Esta situación tiende a cambiar en el presente siglo. Tras el ocaso de las dictaduras del Cono Sur y las Guerras Civiles que asolaron a Centroamérica, las ideas de Derechos Humanos y respeto a la democracia comenzaron a tener algún sentido moral y político.


Por esta razón, las inquietantes noticias provenientes de Tegucigalpa sobre un Golpe de Estado contra el presidente constitucional de Honduras golpean en toda la región como un lamentable retroceso. Los Golpes Militares repugnan a la conciencia latinoamericana como fórmula de imponer soluciones políticas de facto. En este sentido, frente al secuestro del presidente constitucional de una nación hermana como Honduras, todos somos hondureños.



El repudio a la intentona golpista en Honduras es una defensa de la democracia en nuestro continente. Frente a esta afrenta a la democracia no hay términos medios: la intromisión de los uniformados en contra de su propio pueblo en cualquier país latinoamericano es política y moralmente inaceptable y representa una ofensa y una amenaza para todos los pueblos de la región. Es hora de que los militares hondureños sepan que ninguna de sus acciones quedará impune y que los gobiernos democráticos de América Latina no permitirán esta violación a los más elementales derechos políticos.



La actitud de los gobiernos y los organismos supranacionales frente a la amenaza que hoy se cierne sobre los hondureños es trascendental para el futuro inmediato. Si se permite que un grupo de conjurados se haga con el poder en este pequeño país de nuestra América, estamos abriendo la puerta a viejas prácticas que hemos querido desterrar estas últimas décadas. El mensaje a los enemigos de la democracia, en este siglo XXI, debe ser claro y contundente: Nunca más Golpes de Estado en América Latina. Luchamos por décadas para dejar atrás para siempre el sanguinario legado de Somoza, Pinochet, Videla y tantos otros.


En esta hora crítica para el pueblo hondureño es el momento de levantar nuestra voz, para impedir que una minoría en defensa de sus intereses aplaste la voluntad popular. Es el tiempo histórico de activar todas las organizaciones regionales para impedir que un grupo de aventureros con uniforme consume este ataque a la democracia en nuestro suelo. Cualquier otra actitud débil representa una amenaza para otros pueblos el día de mañana, como Bolivia, Paraguay o Ecuador.


El respeto de los cauces democráticos y de todos los derechos ciudadanos debe estar garantizado no sólo por la constitución nacional de nuestros países sino por la comunidad de naciones hermanas. Una efectiva “soberanía democrática latinoamericana” es el primer paso a la consolidación de una Patria Grande, tal como soñaron los próceres de nuestra independencia en el siglo XIX.


* Investigador y Académico de la Escuela Latinoamericana de Postgrados y Políticas Públicas ELAP / ARCIS

miércoles, 24 de junio de 2009

Sólo el socialismo puede salvarnos

Sólo el socialismo puede salvarnos
Gianni Vattimo


18.May.09 :: Grandes debates



Polémica entrevista al pensador italiano, uno de los principales filósofos del posmodernismo. Harto del capitalismo, hoy Vattimo se declara «comunista» recuperando a Marx y al marxismo.


[Nota introductoria de La Rosa Blindada]



Resulta interesante (precisamente por lo polémico, incluso cuando no se suscriban algunas de sus opiniones) consultar esta entrevista al filósofo Gianni Vattimo…


Conviene recordar que Vattimo fue uno de los principales impulsores y defensores del llamado “pensamiento débil”… que muchos y muchas cultivaron con entusiasmo para denostar, insultar y reírse del socialismo, el comunismo y la revolución en pleno auge neoliberal.


¿Sus antiguos y leales adherentes, que tanto festejaban sus poses posmodernas, continuarán suscribiendo las opiniones de Vattimo, ahora que —harto de la euforia capitalista— reivindica el socialismo y el comunismo?


Las reflexiones de esta entrevista nos hacen acordar aquel gesto similar que tuvo Jacques Derrida en 1993. Derrida había promocionado la denominada “deconstrucción” y el posestructuralismo. Como Vattimo, incluso mucho más que el italiano, Derrida tuvo su obediente séquito de seguidores, siempre atentos al «último grito» de la Academia europea (sobre todo si se trata de gritos reaccionarios). De la pluma de Derrida se aferró un sector de la intelectualidad académica vernácula para liquidar viejas cuentas con el marxismo y el socialismo, supuestamente reprimidos y «pasados de moda» (como si se trataran de una camisa, un corte de cabello o un par de zapatos). Pero Derrida descolocó a todos y todas, publicando en 1993 Espectros de Marx, libro dedicado nada menos que a la memoria de Chris Hani, un dirigente político-militar del Partido Comunista de Sudáfrica asesinado en abril de ese año por un fascista-racista blanco partidario del apartheid…


[Fin de nota introductoria]


Entrevista realizada por Héctor Pavón:


¿LENIN VUELVE? Vattimo defiende la idea del comunismo según el líder soviético: “electrificación y soviet”, es decir, desarrollo controlado por los ciudadanos.


¿Se puede volver a ser lo que se era…? La pregunta es filosófica, es política y se refiere al deseo de que retorne una ideología que está o, al menos, parece muerta. Entonces, la pregunta concreta es: ¿se puede volver a ser comunista…? Una vez más el interrogante provocador viene desde la otra orilla, desde Turín. La enuncia Gianni Vattimo. Y ese cuestionamiento lo hace en su último libro Ecce Comu. Cómo se llega a ser lo que se era (Paidós). Vattimo dice que hoy se torna necesario reavivar la llama del comunismo para ponerle coto al capitalismo salvaje y a sus máximos exponentes e íconos. En el ideario comunista de Marx, dice, están las respuestas.


El llamado a volver a leer a Marx y reivindicar determinados valores del comunismo son los argumentos de Vattimo en momentos en que la crisis global está golpeando intensamente a países europeos como Italia, España o Irlanda, entre otros. Una crisis que el filósofo italiano analiza y diagnostica de modo lúgubre: “Tendremos una oleada de desocupación porque las industrias deberán reducir la producción. Estoy convencido de que se necesita redimensionar nuestro estilo de vida con cambios políticos y decisiones compartidas. Pero así es terrible, incluso porque los consumos se han reducido violentamente, y no por parte de los ricos, sino sólo por los pobres, que serán cada vez más pobres. Ya en Italia los recortes del presupuesto cayeron sobre la educación.”


En su nuevo libro, compuesto por una serie de artículos escritos entre 2002 y 2004, Vattimo insiste con preguntas lacerantes que cuestionan el status quo: “¿Se estaba efectivamente mejor cuando estábamos peor, como suele decirse, y hoy aún más debido a la nueva situación política de un mundo que ya no está dividido por la Guerra Fría?” Y sigue: “¿Tiene la izquierda realmente un horizonte distinto que ofrecer, otro proyecto de futuro, que no consista en seguir esta danza frenética que ahora sólo dirige el capital financiero, pero que, sin embargo, tampoco se deja describir (como podría) como un feliz abandono del principio de realidad, como era en determinados aspectos el programa de Keynes?”


En esta entrevista realizada a la distancia, Vattimo va a responder sobre el ideal del retorno al comunismo y de las fuentes que nutrieron su pensamiento, de los libros que lo marcaron para siempre. Aun con un mundo en crisis profunda, Vattimo no deja de ser un hombre optimista.


¿Cuáles son los libros que más lo han influenciado desde sus primeras lecturas hasta el presente?


Es difícil enumerarlos a todos ahora. Comienzo desde la adolescencia: Emmanuel Mounier, Fe cristiana y civilización; Jacques Maritain, Humanismo integral; Thomas Mann, La montaña mágica; Georges Bernanos, Diario de un cura rural. Después: Friedrich Nietzsche, Segunda consideración intempestiva; Martin Heidegger, Ser y tiempo; Luigi Pareyson, Arte, verdad e interpretación; Hans-Georg Gadamer, Verdad y método. Pero son nada más que los primeros que me vienen a la mente.


¿Cuál ha sido la influencia de los textos marxistas en su formación humana y filosófica?


Tuve pocas lecturas marxistas en mi juventud. Una pequeña parte de El Capital; más textos de la Escuela de Frankfurt: Marcuse, Adorno, Horkheimer, Habermas. Creo que me acerqué al marxismo a partir de dos consideraciones: Marx tiene razón cuando describe la proletarización progresiva ligada al capitalismo, los proletarios son cada vez más y los patrones cada vez más ricos y en número más restringido. Y a continuación: en una sociedad que se vuelve cada vez más controlada y controlable con las tecnologías de la información, sólo un gobierno socialista puede salvarnos de la esclavitud.


¿Realmente lo cree así?


Sí.


¿Y cuáles serían los incentivos, las causas que podrían convertirnos al comunismo hoy?


Las dos consideraciones que mencioné antes. Y la idea del comunismo, tal como la definía Lenin: electrificación y soviet. Lo que significa: desarrollo económico y tecnológico, pero controlado por todos los ciudadanos, no confiado a las manos de unos pocos tecnócratas al servicio del capital. Hoy estamos –al menos en Occidente – en manos de un capitalismo que piensa solamente en el desarrollo de la riqueza propia, mientras que la calidad de vida y la participación de los ciudadanos tiende a ser nula.


¿Y usted cree que la izquierda de hoy tiene la capacidad de leer y entender a Marx y de volcarlo en ese tipo de políticas concretas que usted menciona?


No sabría qué decir, solamente constato que muchos políticos de izquierda hoy creen –con los conservadores – que Marx es “un perro muerto”. Pero no son políticos de izquierda; las pretensiones de realismo y de eficacia inmediata los reducen al nivel de sus adversarios. Izquierda: ¡un esfuerzo más, por favor, antes de que el capitalismo imperial nos fagocite a todos!


A veces se producen ayudas involuntarias, ¿no cree que personajes como Berlusconi colaboran para que muchas personas retornen a Marx?


Sí, Berlusconi en tanto caricatura del capitalismo más consumista y descarado, debería impulsarnos a volver a Marx. Pero como domina los medios de comunicación, no es tan fácil que sirva realmente para ese objetivo. Es más bien un agente de corrupción moral universal. ¿Será que para redescubrir el comunismo debemos antes tocar el fondo de la alienación capitalista?


¿Qué opina de las experiencias socialistas latinoamericanas? ¿Tienen futuro? ¿Cómo se ven desde Europa?


No sólo creo que los socialismos latinoamericanos tienen un futuro. Creo que ellos son el futuro, hasta del posible socialismo europeo, que solamente aliándose productivamente con Castro, Chávez, Morales y los otros líderes de izquierda de América Latina tendrá la posibilidad de construir una Europa capaz de enfrentar al (viejo) poder exorbitante de los Estados Unidos y a las nuevas superpotencias neocapitalistas que se presentan en la escena del mundo actual.


¿Para usted, el populismo es una categoría política de segunda clase, una mala palabra como lo es para muchos politólogos?


No creo que populismo sea un término vergonzoso en política. Naturalmente, como sucede con todos los “ismos”, debería dejar paso a lo que constituye su referente de base, el pueblo. Como decía, los soviets, aunque la palabra asuste a muchos, son solamente los consejos democráticos de los ciudadanos. Sin ellos, la democracia muere –y ya está muriendo en muchos países de Occidente.



¿Siente nostalgia de la era comunista, cuando para la izquierda europea, latinoamericana todo parecía posible?


Cuando se pensaba en el advenimiento del comunismo eran tiempos distintos del nuestro, e incluso momentos distintos entre sí. Se pensaba en los años de los fascismos europeos, y entonces era un sueño de libertad auténtica, que por lo demás se confirmó con el aporte decisivo que hizo la URSS a la derrota del nazismo –no debemos olvidar que sin la batalla de Stalingrado no habrían bastado americanos e ingleses para combatir a Hitler. Después, en los años de la Guerra Fría, la esperanza del comunismo se vio muy opacada por los desastres del estalinismo –no sé hasta qué punto por culpa de Stalin o también por culpa de la propaganda estadounidense. Pero de todos modos, ahora que el comunismo “real” murió, se puede y se debe esperar respuestas del comunismo. Me refiero al comunismo como ideal de la igualdad y la justicia social, de una sociedad más humana y amistosa.


¿Y en este contexto, cuál es el valor, el significado de la palabra utopía?


Se ha hablado muy mal de la utopía en estos últimos años, pensando que era mejor predicar un realismo capaz de transformar realmente el mundo. Pero el realismo enseguida se convierte en la disponibilidad a cualquier concesión. Esto se ve en la historia de los movimientos políticos de izquierda, incluso y sobre todo en Italia, y en Europa. Quizás una verdadera oposición al capitalismo puede ser sólo intensamente utópica; debe saber renunciar a perspectivas de poder a corto plazo, de lo contrario se deja corromper fatalmente. Naturalmente, entiendo que es un problema: un partido, aun de izquierda, debe estar en condiciones de prometer a sus electores algún resultado sin plazos de siglos. Pero en la situación actual, con la corrupción y el compromiso que invaden también los partidos de izquierda en Europa, es necesario volver a descubrir el valor de la utopía, de los proyectos de transformación radical, de lo contrario no se arregla nada ni siquiera en el plano de las cosas más banales. Es necesario, en suma, poner en funcionamiento un canon también para matar un moscardón, una gran perspectiva revolucionaria incluso para hacer funcionar los correos estatales. En síntesis: sólo si aceptamos volver a ser, como decían Marx y Engels, un “fantasma”, el comunismo tiene perspectivas de futuro.


¿Usted se define como comunista?


Cierto, me defino comunista justamente en ese sentido, pese a no ser partidario de una economía planificada y un Estado burocrático. Pero también Lenin soñaba con el fin del Estado. ¿Puedo llamarme anarco-comunista? También esa es una utopía. ¿Por qué no?

martes, 23 de junio de 2009

Marxismo y revisionismo

Marxismo y revisionismo 
V. I. Lenin


1908


Es bien conocido el aforismo que dice que si los axiomas geométricos afectasen los intereses de la gente, seguramente habría quien los refutase. Las teorías de las ciencias naturales, que han chocado con los viejos prejuicios de la teología, provocaron y siguen provocando hasta hoy la oposición más enconada. Nada tiene de extraño, pues, que la doctrina de Marx, que sirve en forma directa a la educación y organización de la clase de vanguardia de la sociedad moderna, que señala las tareas de esa clase y demuestra la sustitución inevitable -en virtud del desarrollo económico- del régimen actual por un nuevo orden, haya debido luchar por conquistar cada uno de sus pasos.


Inútil es decirlo, esto aplicado a la ciencia y la filosofía burguesas, oficialmente enseñadas por profesores oficiales para embrutecer a las nuevas generaciones de las clases poseedoras y "adiestrarlas" contra los enemigos exteriores e interiores. Esta ciencia no quiere oír hablar de marxismo y lo proclama refutado y aniquilado; Marx es atacado con igual celo por los jóvenes doctos que hacen carrera refutando el socialismo, como por los decrépitos ancianos que conservan la tradición de toda suerte de anticuados "sistemas". Los avances del marxismo y la difusión y el afianzamiento de las ideas marxistas entre la clase obrera provocan inevitablemente la reiteración y agudización de esos ataques burgueses contra el marxismo, que sale más fuerte, más templado y vitalizado de cada uno de sus "aniquilamientos" por la ciencia oficial.


Pero, aun entre las doctrinas vinculadas a la lucha de la clase obrera y difundidas de modo predominante entre el proletariado, el marxismo de ningún modo consolidó su posición de golpe, ni mucho menos. Durante el primer medio siglo de su existencia (desde la década del 40 del siglo XIX) luchó contra teorías que le eran profundamente hostiles. En la primera mitad de la década del 40, Marx y Engels ajustaron cuentas con los jóvenes hegelianos radicales, cuyo punto de vista era el del idealismo filosófico. A fines de esa década, en el campo de las doctrinas económicas pasó a primer plano la lucha contra el proudhonismo. Esta lucha terminó en la década del 50 con la crítica de los partidos y doctrinas que habían surgido en el turbulento año 1848. En la década del 60, al expulsar al baliuninismo [1] de la Internacional, la lucha se desplazó del campo de la teoría general a un campo más cercano al movimiento obrero propiamente dicho. A comienzos de la década del 70, se destacó en Alemania, por breve tiempo, el proudhonista Mühlberger; a fines de ese período, el positivista Dühring. Pero la influencia de uno y otro sobre el proletariado era ya insignificante. El marxismo había alcanzado un indiscutible triunfo sobre todas las otras ideologías del movimiento obrero.


En lo fundamental, este triunfo culminó en la década del 90 del siglo pasado. Hasta en los países latinos, donde se habían mantenido las tradiciones del proudhonismo por más tiempo, los partidos obreros estructuraron sus programas y su táctica sobre bases marxistas. Al reanudarse en forma de congresos internacionales periódicos, la organización internacional del movimiento obrero, se colocó, en lo esencial, inmediatamente y casi sin lucha, en el terreno del marxismo. Pero cuando el marxismo hubo desplazado a todas las doctrinas más o menos integrales que le eran hostiles, las tendencias que en ellas se albergaban comenzaron a buscar otros caminos. Las formas y las causas de la lucha cambiaron, pero la lucha continuó. Y el marxismo comenzó su segundo medio siglo de existencia (década del 90 del siglo pasado) enfrentando una corriente hostil en el mismo marxismo.


El ex-marxista ortodoxo Bernstein dio su nombre a esta corriente al proclamar con gran alharaca y con grandilocuentes expresiones las enmiendas de Marx, la revisión de Marx, el revisionismo. Aun en Rusia, donde -debido al atraso económico y a la preponderancia de la población campesina oprimida por los vestigios de la servidumbre- el socialismo no marxista se ha mantenido durante mucho tiempo, hoy se convierte sencillamente en revisionismo ante nuestros propios ojos. Y lo mismo en el problema agrario (programa de municipalización de toda la tierra) que en las cuestiones programáticas y tácticas de índole general, nuestros socialpopulistas fueron sustituyendo cada vez más con "enmiendas" a Marx los restos agonizantes y caducos del viejo sistema, coherente a su modo y profundamente hostil al marxismo.


El socialismo premarxista ha sido derrotado. Continúa luchando ya no en su propio terreno, sino en el del marxismo, como revisionismo. Examinemos, pues, cuál es el contenido ideológico del revisionismo.


En el campo de la filosofía, el revisionismo iba a remolque de la "ciencia" académica burguesa. Los profesores "retor naban a Kant", y el revisionismo se arrastraba tras los neokantianos [2]; los profesores repetían las vulgaridades que los curas habían pronunciado mil veces contra el materialismo filosófico, y los revisionistas, sonriendo complacidos, murmuraban (repitiendo palabra por palabra el último manual) que el materialismo había sido "refutado" desde hacía mucho tiempo. Los profesores trataban a Hegel como a "perro muerto", y mientras ellos mismos predicaban el idealismo, solo que mil veces más mezquino y superficial que el hegeliano, encogiéndose desdeñosamente de hombros ante la dialéctica, los revisionistas se hundían tras ellos en el pantano del envilecimiento filosófico de la ciencia, sustituyendo la "sutil" (y revolucionaria) dialéctica por la "simple" (y pacífica) "evolución". Los profesores ganaban su sueldo oficial ajustando sus idealistas y "críticos" sistemas a la dominante "filosofía" medieval (es decir, a la teología), y los revisionistas se acercaban a ellos, esforzándose por hacer de la religión un "asunto privado", no en relación al Estado moderno, sino en relación al partido de la clase de vanguardia.


No se necesita decir el verdadero significado de clase de semejantes "enmiendas" a Marx: es bien evidente. Sólo señalaremos que Plejánov fue el único marxista en la social democracia internacional que criticó desde el punto de vista del materialismo dialéctico consecuente aquellas increíbles necedades acumuladas por los revisionistas. Es tanto más necesario subrayar esto con fuerza, por cuanto en nuestro tiempo se hacen tentativas profundamente erróneas, destinadas a presentar el viejo y reaccionario fárrago filosófico bajo pretexto de crítica del oportunismo táctico de Plejánov. [*]


Pasando a la economía política, es necesario señalar, ante todo, que en esta esfera las "enmiendas" de los revisionistas eran muchísimo más multifacéticas y minuciosas; se trataba de sugestionar al público con "nuevos datos sobre el desarrollo económico". Se decía que la concentración y desplazamiento de la pequeña producción por la gran producción no se opera de ningún modo en la agricultura y con extrema lentitud en el comercio y la industria. Se decía que las crisis se han vuelto ahora más raras y débiles, y que los cártels y trusts probablemente harían capaz al capital de eliminarlas por completo. Se decía que la "teoría de la bancarrota" hacia la cual marcha el capitalismo es inconsistente debido a que las contradicciones de clase tienden a suavizarse y atenuarse. Y, por último, se decía que no estaría mal corregir también la teoría del valor de Marx de acuerdo con Bohm-Bawerk [3].


La lucha contra los revisionistas en torno de estas cuestiones sirvió para reavivar de manera fecunda el pensamiento teórico del socialismo internacional, tal como había ocurrido veinte años antes con la polémica de Engels contra Dühring. Los argumentos de los revisionistas fueron analizados con hechos y cifras en la mano. Se demostró que embellecían sistemáticamente la pequeña producción actual. Datos irrefutables prueban la superioridad técnica y comercial de la gran producción sobre la pequeña, no sólo en la industria, sino también en la agricultura. Pero la producción de mercancías está mucho menos desarrollada en la agricultura y, por lo general, los estadísticos y economistas actuales no saben destacar las ramas especiales y, a veces, incluso las operaciones de la agricultura que expresan de qué manera la agricultura es progresivamente arrastrada al proceso de intercambio de la economía mundial. La pequeña producción se sostiene sobre las ruinas de la economía natural debido al constante empeoramiento de la alimentación, el hambre crónica, la prolongación de la jornada de trabajo, el deterioro de la calidad y atención del ganado; en una palabra, debido a aquellos mismos métodos con que se sostuvo también la producción artesanal contra la manufactura capitalista. En la sociedad capitalista, cada avance de la ciencia y la técnica socava, inevitable e inexorablemente, los cimientos de la pequeña producción. Y la tarea de la economía política socialista consiste en investigar este proceso en todas sus formas, no pocas veces complejas e intrincadas, y demostrar al pequeño productor la imposibilidad de sostenerse en el capitalismo, la situación desesperada de las explotaciones campesinas en el régimen capitalista y la necesidad de que el campesino adopte el punto de vista del proletariado. Ante la cuestión que nos ocupa, los revisionistas cometieron el pecado, en el aspecto científico, de generalizar superficialmente algunos hechos tomados de manera unilateral, al margen de su conexión con el sistema del capitalismo en su conjunto; y en el aspecto político, cometieron el pecado de que, inevitablemente, quisieran o no, invitaron o empujaron a los campesinos a tomar la actitud del propietario (es decir, la actitud de la burguesía), en vez de instarlos a adoptar el punto de vista del proletariado revolucionario.


El revisionismo salió aún peor parado en lo que se refiere a la teoría de las crisis y a la teoría de la bancarrota. Sólo personas muy poco perspicaces y durante muy poco tiempo podían pensar en modificar los fundamentos de la doctrina de Marx bajo la influencia de algunos años de animación y prosperidad industrial. Muy pronto la realidad se encargó de enseñar a los revisionistas que las crisis no eran cosa del pasado: la prosperidad fue seguida por la crisis. Cambiaron las formas, la sucesión, el cuadro de las distintas crisis pero éstas seguían siendo parte integrante, inevitable, del régimen capitalista. Mientras unifican la producción, los cártels y trusts, simultáneamente, y en forma visible para todos, agravan la anarquía de la producción, la inseguridad de la vida del proletariado y la opresión del capital, agudizando así las contradicciones de clase en grado sin precedentes. Los modernos, gigantescos trusts ponen en evidencia, de modo bien palpable y en inmensas proporciones, que el capitalismo marcha hacia la bancarrota, tanto en el sentido de las crisis políticas y económicas aisladas como en el del hundimiento completo de todo el régimen. La reciente crisis financiera en Norteamérica y el horroroso crecimiento de la desocupación en toda Europa, sin hablar de la próxima crisis industrial, de la que asoman no pocos síntomas, han hecho que las recientes "teorías" de los revisionistas fueran olvidadas por todos, incluidos al parecer muchos de ellos mismos. Las que no deben olvidarse son las enseñanzas que esta inestabilidad de los intelectuales ha brindado a la clase obrera.


Con respecto a la teoría del valor, sólo es necesario decir que, aparte de alusiones y suspiros muy vagos, al estilo de Bohm-Bawerk, los revisionistas no aportaron absolutamente nada ni dejaron, por tanto, ninguna huella en el desarrollo del pensamiento científico.


En la esfera política, el revisionismo intentó revisar realmente los fundamentos del marxismo, o sea, la teoría de la lucha de clases. La libertad política, la democracia, el sufragio universal -nos decían los revisionistas- destruyen el terreno para la lucha de clases y desmienten la vieja tesis del Manifiesto Comunista de que los obreros no tienen patria. Puesto que en la democracia prevalece "la voluntad de la mayoría", según ellos, no se debe considerar al Estado como órgano de dominación de clase ni negarse a establecer alianzas con la burguesía progresista, socialreformista, contra los reaccionarios.


Es indiscutible que estas objeciones de los revisionistas se reducían a un sistema bastante armónico de concepciones, a saber: las bien conocidas concepciones liberalburguesas. Los liberales han dicho siempre que el parlamentarismo burgués destruye las clases y diferencias de clase, ya que todos los ciudadanos sin distinción gozan del derecho a votar e intervenir en los asuntos de Estado. Toda la historia de Europa durante la segunda mitad del siglo XIX, toda la historia de la revolución rusa a comienzos del siglo XX enseñan de manera patente lo absurdo de tales conceptos. Con las libertades del capitalismo "democrático", las diferencias económicas, lejos de atenuarse, se acentúan y agravan. El parlamentarismo no elimina, sino que pone al desnudo el carácter innato de las repúblicas burguesas más democráticas como órganos de opresión de clase. Al ayudar a ilustrar y organizar a masas de población incomparablemente más vastas que las que antes participaban en forma activa en los acontecimientos políticos, el parlamentarismo no contribuye a la eliminación de las crisis y revoluciones políticas, sino a la agudización de la guerra civil durante esas revoluciones. Los acontecimientos de París, en la primavera de 1871, y los de Rusia, en el invierno de 1905, revelaron con suma claridad que dicha agudización se produce indefectiblemente. Para aplastar el movimiento proletario, la burguesía francesa no vaciló ni un segundo en pactar con el enemigo de toda la nación, con las tropas extranjeras que habían arruinado a su patria. Quien no comprenda la inevitable dialéctica interna del parlamentarismo y de la democracia burguesa, que lleva a solucionar la disputa por la violencia de las masas de un modo todavía más tajante que en tiempos anteriores, jamás podrá, basándose en ese parlamentarismo, realizar una propaganda y agitación consecuente y de principio que prepare realmente a las masas obreras para una participación victoriosa en tales "disputas". La experiencia de las alianzas, acuerdos, bloques con el liberalismo socialreformista en la Europa Occidental y con el reformismo liberal (kadetes) en la revolución rusa, muestra de manera convincente que esos acuerdos, al unir a los elementos combativos con los elementos menos capaces de luchar, con los más vacilantes y traidores, sólo embotan la conciencia de las masas, y no refuerzan, sino que debilitan la importancia real de su lucha. El millerandismo francés -la más grande experiencia de aplicación de la táctica política revisionista en una escala de amplitud realmente nacional- nos ha ofrecido una valoración práctica del revisionismo que el proletariado del mundo entero jamás olvidará.



El complemento natural de las tendencias económicas y políticas del revisionismo era su actitud hacia la meta final del movimiento socialista. "El objetivo final no es nada; el movimiento lo es todo": esta expresión proverbial de Bernstein pone en evidencia la esencia del revisionismo mejor que muchas largas disertaciones. Determinar su comportamiento caso por caso, adaptarse a los acontecimientos del día, a los virajes de las minucias políticas, olvidar los intereses cardinales del proletariado y los rasgos fundamentales de todo el régimen capitalista, de toda la evolución del capitalismo, sacrificar esos intereses cardinales en aras de las ventajas verdaderas o supuestas del momento: ésta es la política del revisionismo. Y de la esencia misma de esta política se deduce, con toda evidencia, que puede adoptar formas infinitamente diversas y que cada problema más o menos "nuevo", cada viraje más o menos inesperado e imprevisto de los acontecimientos -aunque sólo altere la línea fundamental del desarrollo en proporciones mínimas y por el plazo más corto-, provocará siempre, sin falta, una u otra variedad de revisionismo.


El carácter inevitable del revisionismo está determinado por sus raíces de clase en la sociedad actual. El revisionismo es un fenómeno internacional. Para ningún socialista que reflexione y tenga un mínimo de conocimientos puede existir ni la más pequeña duda de que la relación entre ortodoxos y bernsteinianos en Alemania, entre guesdistas y jauresistas [4] (ahora, en particular, broussistas) en Francia, entre la Federación Socialdemócrata y el Partido Laborista Independiente en Inglaterra, entre Brouckere y Vandervelde en Bélgica, entre integralistas [5] y reformistas en Italia, entre bolcheviques y mencheviques en Rusia es, en todas partes, en lo sustancial, una y la misma pese a la inmensa diversidad de las condiciones nacionales y de los factores históricos en la actual situación de todos esos países. En realidad, la "división" en el movimiento socialista internacional de nuestra época se produce ya, ahora, en los diversos países del mundo, esencialmente en una misma línea, lo cual muestra el formidable paso adelante que se ha dado en comparación con lo que ocurría hace 30 ó 40 años, cuando en los diversos países luchaban tendencias heterogéneas dentro del movimiento socialista internacional único. Y ese "revisionismo de izquierda" que se perfila hoy en los países latinos como "sindicalismo revolucionario" [6] se adapta también al marxismo "enmendándolo": Labriola en Italia, Lagardelle en Francia, apelan muy a menudo del Marx mal comprendido al Marx bien compreadido.


No podemos detenernos a examinar aquí el contenido ideológico de este revisionismo, que dista mucho de estar tan desarrollado como el revisionismo oportunista y que no se ha trasformado en internacional, ni afrontado una sola batalla práctica importante con el partido socialista de ningún país. Por eso, nos limitaremos al "revisionismo de derecha" descrito antes.
¿En qué descansa su carácter inevitable en la sociedad capitalista? ¿Por qué es más profundo que las diferencias de las particularidades nacionales y el grado de desarrollo del capitalismo? Porque en todo país capitalista existen siempre, al lado del proletariado, extensas capas de pequeña burguesía, de pequeños propietarios. El capitalismo ha nacido y sigue naciendo, constantemente, de la pequeña producción. Una serie de nuevas "capas medias" son inevitablemente formadas, una y otra vez por el capitalismo (apéndices de las fábricas, trabajo a domicilio, pequeños talleres diseminados por todo el país para hacer frente a las exigencias de la gran industria, por ejemplo de la industria de bicicletas y automóviles, etc.). Esos nuevos pequeños productores son nuevamente arrojados, de modo no menos infalible, a las filas del proletariado. Es muy natural que la concepción del mundo pequeñoburguesa irrumpa una y otra vez en las filas de los grandes partidos obreros. Es muy natural que así suceda, y así sucederá siempre hasta llegar a la revolución proletaria, pues sería un profundo error pensar que es necesario que la mayoría de la población se proletarice "por completo" para que esa revolución sea posible. La experiencia que hoy vivimos, a menudo sólo en el campo ideológico, es decir las discusiones sobre las enmiendas teóricas a Marx; lo que hoy surge en la práctica sólo en problemas aislados y parciales del movimiento obrero tales como las diferencias tácticas con los revisionistas y la división que se produce en base a ellas, todo ello lo experimentará en escala incomparablemente mayor la clase obrera cuando la revolución proletaria agudice todos los problemas en litigio, concentre todas las diferencias en los puntos que tienen la importancia más inmediata para determinar la conducta de las masas, y en el fragor del combate haga necesario separar los enemigos de los amigos, echar a los malos aliados para asestar golpes decisivos al enemigo.



La lucha ideológica, librada a fines del siglo XIX por el marxismo revolucionario contra el revisionismo no es más que el preludio de los grandes combates revolucionarios del proletariado que, pese a todas las vacilaciones y debilidades de los filisteos, avanza hacia el triunfo completo de su causa.


Notas


(*) Ver el libro Ensayos sobre la filosofía del marxismo, de Bogdánov, Bazárov y otros. No es oportuno analizar aquí este libro y, por el momento, me limito a manifestar que en un futuro próximo demostraré en una serie de artículos, o en un folleto especial, que todo lo que en él se dice sobre los revisionistas neokantianos guarda también relación, en sustancia, con estos "nuevos" revisionistas neohumistas y neoberkelianos. (Véase V. I. Lenin, Obras Completas, t. XIV. - Ed.)


[1] El bakunismo: corriente anarquista cuya denominación tiene origen en M.A Bakunin. El bakunismo formulo la teoría de la igualación de las clases, consideró que la abolición del derecho de sucesión era punto inicial de la revolución social y preconizó el abandono de todas las actividades políticas de la clase obrera. La tesis fundamental del bakunismo era la negación de la dictadura del proletariado y de su partido, sostuvo que el Estado era fuente de todo tipo de desgracias, por li que debía ser abolido de toda las maneras. Finalmente, cayó en la anarquía. El bakunismo era enemigo encarnizado del marxismo. Bakunin y sus seguidores efectuaron en la I Internacional actividades conspirativas escisionistas intentando en vano usurpar la dirección del movimiento obrero internacional. En 1872 Bakunin fue expulsado de la I Internacional. Marx y Engels condenaron severamente la teoría y la táctica de los bakunistas. Lenin calificó esa corriente como la “concepción del pequeño burgués que no tiene esperanzas de salvarse” (V.I.Lenin , “En memoria de Herzen”. Obras Completas, t. XVIII):
[2] Neokantianos: Partidarios de la corriente filosófica burguesa surgida en Alemania en la segunda mitad del siglo XXI. Reproducía las tesis idealistas más reaccionarias de la filosofía de Kant. Bajo la consigna de “retorno a Kant”, los neokantianos combatían el materialismo dialéctico e histórico, trataban de conciliar la ciencia con al filosofía idealista de Kant, negaban “la cosa en sí”, rechazaban la admisión de la ley objetiva de la sociedad. En la socialdemocracia alemana, los neokantianos (E. Bernstein, C. Schmindt,) revisaron la filosofía de mar, su teoría económica y sus tesis sobre la lucha de clases y la dictadura del proletariado. En Rusia, los partidarios del neokantismo fueron los “marxistas legales”, los eseritas y mencheviques.
[3] Eugen Bohm-Bawerk fue un vulgar economista burgués austriaco, uno de los representantes de la llamada “escuela austriaca” en economía política. Se oponía a la teoría marxista de la plusvalía, afirmaba que la ganancia surge como la diferencia entre la valoración subjetiva de los bienes actuales y la de los futuros y no como resultado de la explotación de los obreros por las capitalistas. Encubriendo las contradicciones del capitalismo, trató de distraer de la clase obrera de la lucha revolucionaria.
[4] Jauresistas: partidarios del socialismo francés J. Jaures, quien conjuntamente con A. Millerand, formó en los años 90 del siglo XIX el grupo de los “socialistas independientes” y encabezó el ala derecha, reformista del movimiento socialista francés. Con el pretexto de una supuesta “libertad de crítica”, los jauresistas propugnaban la revisión de las tesis fundamentales del marxismo y predicaban la colaboración de clase del proletariado con la burguesía. En 1902 formaron el Partido Socialista Francés, de tendencia reformista.
[5] Los integralistas: partidarios de una corriente socialista pequeñoburguesa en el movimiento obrero de Francia, Italia y Bélgica de finales del siglo XIX. Ellos se pronunciaban porque el socialismo no solo se apoyase en la clase obrera, sino en “todos los que sufrían”, sin distinción de clase, defendían la paz entre las clases y combatían la lucha de clases. Los representantes principales de los integralistas eran el francés Malon y el italiano Ferri. En la década de loas90, sobre una serie de problemas lucharon los integralistas italianos contra los reformista que ocupaban posiciones oportunistas extrema y colaboraron con la burguesía reaccionaria.
[6] Sindicalismo revolucionario: corriente pequeñoburguesa aparecida en el movimiento obrero de varios países de Europa Occidental a finales del siglo XIX. Los sindicalistas negaban la necesidad de la lucha política de la clase obrera, el papel dirigente del partido y la dictadura del proletariado. Consideraban que los sindicatos pueden, organizando la huelga general de los obreros, derrocar el capitalismo sin revolución y tomar en sus manos la dirección de la producción.

Texto extraído de www.jjcc.cl/




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