Portada de antigua versión de Revista Libre Pensamiento

domingo, 18 de octubre de 2009

ALGUNOS PARADIGMAS DE LA IDENTIDAD LATINOAMERICANA FRENTE A LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL


A PROPÓSITO DE LOS PROCESOS DE INTEGRACIÓN
ALGUNOS PARADIGMAS DE LA IDENTIDAD LATINOAMERICANA FRENTE A LA G LOBALIZACIÓN NEOLIBERAL.

Msc. Ricardo Avilés Salmerón.

Managua, agosto de 2009.

“Toda memoria es subersiva;
Porque es diferente,
Y también todo proyecto futuro.”
Eduardo Galeano
Introducción:

A la entrada de los que muchos llaman el nuevo milenio, se nos presenta con todas sus fuerzas un fenómeno de carácter mundial, que desde los países desarrollados y producto del inmenso desarrollo científico técnico fundamentalmente en las comunicaciones, amenaza con arrasar todo a su paso, la agricultura, la industria, etc.; pero principalmente la cultura, la autodeterminación y la independencia. Es justamente la globalización neoliberal que tiene como principal objetivo uniformar al mundo bajo un solo poder de influencia, el poder de las grandes transnacionales fundamentalmente de los Estados Unidos. En el caso de Latinoamérica esta amenaza no es nada nueva, desde que por un manifiesto divino los Estados Unidos de Norteamérica está llamado a controlar a sus vecinos más débiles, a su traspatio han impuesto en nombre de la Libertad, sus criterios, sus empresas y sus intereses sobre cualquier otra cosa y pretenden convencernos que es para nuestro propio beneficio.

Hoy en día esa libertad se centra en la libertad de comercio, del mercado, que por ser una libertad de una solo vía atenta contra todo lo que parece auténtico y propio de nuestras naciones. Para enfrentar este fenómeno con un poco de dignidad y con las ansias de seguir siendo o de ser un poco más independientes es que debemos de retomar el pensamiento de grandes hombres que a lo largo de nuestra tormentosa y gloriosa Historia, han representado y representan por sus dichos y hechos una fuente de inspiración, una guía para poder no solo sobrevivir como pueblos, sino, conservar nuestra esencia y tener perspectivas de un futuro que poco a poco sea más próspero, pero sin el menoscabo de nuestra independencia y soberanía política, económica, cultural, alimenticia y fundamentalmente de nuestras conciencias.



Justamente el más grande de esos grandes personajes de la América Hispana es el venezolano Simón Bolívar (1783-1830), el cubano José Julián Martí Pérez (1853-1895) prócer de la independencia de su patria y de América, y que sin haber publicado libro, dejó millares de páginas escritas en la mejor lengua española y previó en política y en arte, y al que hoy citan los estadistas, los escritores y los hombres sencillos...(Martí, 1985:6), quien desde el prólogo de sus versos sencillos, pinta su angustia de sólo pensar que los pueblos hispanoamericanos sean dominados por los Estados Unidos o sometidos a ellos, y de que Cuba se incline a la América anglosajona, en lugar de hacerlo a la hispana. (Roig, 1983:203-204)

Y los nicaragüenses Félix Rubén García Sarmiento, reconocido como Rubén Darío (1867-1916), príncipe de las Letras Castellanas y principal representante del Modernismo, quien le dedicó una Oda al Libertador 1883 y llamó a Martí “Maestro”, que desde un pequeño país como Nicaragua, transformó el idioma español y le dio a conocer al mundo lo valioso que somos en estas latitudes; y por último al General Augusto Nicolás Calderón Sandino, conocido mundialmente como Augusto César Sandino, constitucionalmente Héroe Nacional de Nicaragua, como símbolo de Nación independiente, como país y pueblo que merece y debe exigir por lo menos respeto

La historia del capitalismo, puede, o mejor, debe ser comprendida como historia contingente de la globalización, dependiente de diversidad de factores (económicos, políticos, ideológicos), “tanto en lo que respecta a las dimensiones materiales como también en relación con la construcción social de la realidad”. (Gualdrón, 2005:29) Ya desde Carlos Marx como economista, hizo posible “la imbricación de las dimensiones sociales de las estructuras con las constataciones sociales de los actores: la globalización de capital es, por lo tanto, la globalización de la sociedad de clases y debe ser examinada, discutida y entendida como tal”. (Gualdrón, 2005:29)

En este proceso de internacionalización o transnacionalización práctica del estado, la conservación simultánea de la ideología del Estado nacional, tiene mucho sentido en la perspectiva neoliberal y globalizadora. Por un lado, “requiere la internacionalización del Estado para asegurar la gestión de la crecientemente globalizada socialización capitalista neoliberal, y necesita, por otra parte, del Estado nacional como oferta de identificación y factor de obstaculización de la formación trasnacional de una clase desde abajo. La crisis central del Estado se manifiesta en la actualidad particularmente en muchos estados de la periferia no disponen de la suficiente capacidad para garantizar la estabilidad de la socialización y globalización capitalista”. (Gualdrón, 2005:33)

Esto es la esencia de este proceso, donde existen naciones globalizadoras y globalizadas, impuestas por el Consenso de Washington. Ya desde 1947,la naciente concepción neoliberal manifestada en la Sociedad Mout Peterin (SMP), donde estaban los miembros de la Chicago School Friedrich August von Hayek, Ludwig von Mises, Milton Friedman; y tambén hombres de negocios como el industrial suizo Hunold, Alfred Müller Armack (fundador del concepto de la “economía social de mercado”) y Ludwig von Erhard, denominados en aquel momento, pos II Guerra Mundial “Liberales Marginales de Derecha”.

Dichos miembros de la SMP “representaban con mayor decisión formas de “globalización”, internacionalización e integración impulsadas desde la economía privada y explícitamente antisindicales”. (Gualdrón, 2005:42) en contraste con una estrategia de “globalización”, internacionalización e integración fuertemente orientada políticamente y por el Estado benefactor (incluyendo grupos sociales antagónicos, particularmente a los sindicatos). Ya el llamado “Consenso de Washington” de principios de los 90, “abogó por el uso de una pequeña serie de instrumentos que incluía la estabilidad macroeconómica, la liberalización comercial y las privatización para alcanzar una meta relativamente estrecha: el crecimiento económico”. (Stolowicz, 2005:112

Fue C. Wright Mills, quien planteó la concepción acerca de los responsables de la toma de decisiones en grandes organizaciones económicas, políticas, militares, de conocimiento y cultura, donde su concepción del “poder de las élites no puede ser entendida de ninguna manera como una conspiración, sino que más bien acentúa dimensiones absolutamente impersonales”, (Gualdrón, 2005:50) como es el caso de los Organismos Financieros Internacionales, Compañías Trasnacionales, las Grandes Cadenas de Medios de Comunicación, etc.

Organismos donde cobra vigencia que la idea de élite debe ser pensada en compañía de su contrario, la antiélite, porque está inscrita en un campo de lucha, es expresión de conflictos que evidencian los procesos socioculturales y políticos, ya que la élite, entendida como grupo especial de una clase o capa socioeconómica, “exhibe un grado de identidad y afinidad en sus actividades […] Agencia y defiende concentradamente determinados intereses dominantes o en curso de serlo, sean estos económicos, políticos o culturales”. (Sánchez, 2005:437) Estas élites están presentes fundamentalmente en la Burocracia o Nomenclatura de los Organismos Financieros Internacionales por ejemplo.

Previo a la actual crisis, “el neoliberalismo está desprestigiado socialmente, pero no en crisis intelectual. Las críticas a los efectos sociales de las políticas económicas no han alcanzado a los modos de pensar: siguen predominando los parámetros teóricos y epistemológicos entronizados por las clases dominantes para imponer y legitimar la reestructuración neoliberal del capitalismo”. (Stolowicz, 2005:53) Y es que “el neoliberalismo se impuso mediante una violenta derrota social de los sectores populares. El posliberalismo se está imponiendo cuando los pueblos están empezando a superar aquella derrota”. (Stolowicz, 2005:56)

El Estado no debía meterse en los asuntos del mercado; dónde están hoy los profetas del neoliberalismo, dónde en la actual crisis, cuando el Estado se mete para salvar a los causantes de esa misma crisis. Por eso “no es casual que parte de la ofensiva ideológica de la derecha sea la teorización posmoderna que absolutiza la palabra y el sentido, como simbolismo subjetivo e individual independiente de las determinaciones de clase y de las relaciones de poder”. (Stolowicz, 2005:53) En este aspecto, que a inicios de los ´90 se presentó en algunos países de América Latina es señalado por Eduardo Galeano con toda claridad, cuando dice:

“Con una celeridad y una eficacia que daría envidia a Michael Jackson, las cirugías ideológicas mudan el color de muchos militantes revolucionarios y de muchos partidos de la izquierda roja o rosada. Alguna vez escuché decir que el estómago es vergüenza de la cara, pero los Camaleones contemporáneos prefieren explicarlo de otro modo; hay que consolidar la democracia, debemos modernizar la economía, no hay más remedio que adaptarse a la realidad“. (Galeano, 199:320)

De ahí la importancia de retomar a los próceres de nuestra “continentalidad”, no para momificarlos o dogmatizarlos, sino, para que sean nuestro norte, nuestra fuente de esperanzas y energía en la búsqueda de dignidad desde una posición dialéctica, racional en defensa de la identidad de indoamericanos y sobre todo nuestros paradigmas en un mundo que se nos presenta con antivalores propios de un modelo económico que destruye todas nuestras bases morales y nuestra esperanza de superar nuestra eterna crisis y pobreza, sumergiéndonos en las tinieblas de la mediocridad y dependencia. Sus obras, acciones y escritos en muchos casos hablan por si solos y lo valioso en este momento es que desde su tiempo y contexto histórico cobran sus posiciones una vigencia que es obligación de nuestros pueblos, pero principalmente en los encargados de la educación, el retomarlos para un mejor futuro, un futuro más nuestro, hechos por nosotros mismos, “vino amargo, pero nuestro”, en los actuales procesos de integración regional.

Ya lo decía el General Sandino: “Los Latinoamericanos formamos una solo nacionalidad, la Nacionalidad Latinoamericana... Es el pueblo latinoamericano, por tanto y no los gobiernos, el llamado a resolver en última instancia la suerte del mismo pueblo”. (Ramírez, 1984:67)

“El pacto de la civilización
consiste en reconocer que somos un área policultural,
dueña de una enorme variedad de tradiciones
en donde escoger elementos para un nuevo modelo
de desarrollo y sin razones para estar casados
con una sola solución”
Carlos Fuentes

Elementos de la Identidad Cultural en este Contexto de Integración Regional:

Para el pensador mexicano Leopoldo Zea: "Occidente creó el Humanismo, pero a su vez lo destruyó desde que se impuso... Si la Filosofía es la actividad humana que tiene por objeto resolver problemas humanos, es claro que en nuestra circunstancia la tarea principal de la Filosofía consiste en plantearse y resolver el más humano de nuestros problemas que es el de la identidad de nuestro ser". (Avilés, 2002:79)

En el sentido histórico, la identidad es una construcción ilustrada, un producto cultural refinado que no evoluciona espontáneamente. Y un aumento del “sentido histórico” de las gentes como tal no es ciertamente una caracterización evidente de la cultura de nuestra época; pero sí lo es la continua reivindicación de una “historia propia” por parte de cada individuo o cada entidad como elemento básico de su propia identidad. La Historia de cada uno es su presente y lo contrario, lo que llamamos el multiculturalismo acompaña a la disociación entre el relato histórico y la política de la memoria que se combinaban clásicamente en el marco del Estado-Nación, no escapa la memoria política de su memoria nacional.

En este sentido el historiador Le Goff señala que el futuro, lo mismo que el pasado, atrae a los hombres de hoy en busca de sus raíces y su identidad, fascinándolos más que nunca, lejos de las posiciones apocalípticas. (Le Goff, :193) Por su parte Marvin Barahona es oportuno al afirmar que “Si la historia sirve de contexto formador a la identidad, esta última actúa como conciencia testimonial y viva de la historia”. (Barahona, 1991:42)

Recordemos que para que los seres humanos podamos ser felices, tenemos que sentir el pálpito de nuestra identidad, sintiendo emoción ante cualquiera de los elementos significativos de nuestra cultura. Eso en las actuales circunstancias también implica que el énfasis en la inversión social contra la exclusión, la recuperación de la vocación agrícola, la competitividad apoyada en factores nacionales, la integración regional abierta y profunda y la política macroeconómica, comprometida con la estabilidad y la equidad, son los retos del modelo alternativo latinoamericano para la globalización. Igualmente, los grandes desafíos de su Agenda Global son la gobernabilidad en lo político, la competitividad en lo económico, la equidad en lo social y la identidad en lo cultural. El ex-presidente colombiano Samper por eso afirma que “Esta última cita, la cita con la identidad, nos debe ayudar a reencontrarnos como nación, la gran nación latinoamericana, la misma que alguna vez quisieron y soñaron Bolívar, San Martín, Martí y O´Higgins”. (VI Encuentro, 2002:11)

Justamente este elemento de Identidad Cultural en los procesos de integración, debe servirnos a los Latinoamericanos a tener la dignidad e hidalguía suficiente para hacer frente a las falsas concepciones sobre nuestro desarrollo. La culpa de nuestra desgracia, si bien es cierto, es culpa fundamentalmente de nosotros mismos, no es solo nuestra, es también producto de la intromisión extranjera, cuando en algún país del continente se pretende o se ha pretendido superar esos pesados males nuestros como sistemas despóticos, caudillismo, políticas o gobiernos sumisos a intereses foráneos.

Además cuando queremos actuar con autodeterminación, la pesada presencia estadounidense se hace sentir aplastando de cualquier forma estos intentos, basta revisar la historia del siglo XX desde Zelaya, la Nicaragua de Sandino la Guatemala del ´54, la Cuba del ´59, el Chile del ´73, la Nicaragua de los ´80, la Grenada del ´83, la Panamá del 89 y ahora la Honduras del 2009. La responsabilidad compartida del imperio y los hijastros de estos países, han frenado nuestro progreso y la galopante pobreza y miseria de nuestros pueblos continua y lo que es peor, aumenta. Por eso Darío es preciso cuando señala “nos miran, desde la torre de sus hombros, a los que no nos inguritamos de bifes y no damos all right, como seres inferiores”.(Darío, 1983:85)

Hay que entender que la historia es esencia, cambio, movimiento, es decir, progreso. La tesis del decadente neoliberalismo parte de uno de sus ideólogos Francis Fukuyama, la cual nos quiere imponer el no protagonismo en nuestras decisiones, fundamentalmente de orden económico y por ende, cultural, alimenticio, comercial, etc. Hoy muchos fuera y dentro de nuestros países defienden que la Globalización es imposible de enfrentarla, que no podemos quedar fuera de ella, sino nos arrastra.

Este no es un proceso nuevo y desde los tiempos pasados los Estados Unidos ya venían con esas pretensiones de expansión y conquista a la América Hispana; ya se alertaba sobre este aspecto y hacían llamados a enfrentar a la voraz potencia. Es conocida la frase de Bolívar cuando dice que Estados Unidos parecía estar destinado por la providencia “a plagar a la América de miserias en nombre de la libertad”. (Rodríguez, 2009:56) La lucha de Bolívar contra el Panamericanismo fue contundente, en función del Latinoamericanismo, la Gran Patria.

Este sentimiento antiimperialista, que por la cercanía de la potencia de norte se relaciona con Estados Unidos, es retomado por Martí al decir siempre que “Viví en el monstruo y el conozco las entrañas; y mi honda es la de David” (Martí, 1985:157) y por si fuera poco, señaló claramente que “los pueblos de América son más libres y prósperos a medida que más se apartan de los Estados Unidos”. (Roig, 1983:198) La amenaza actual de nuevas bases militares confirman esas palabras. Por su parte, muy contundentemente nuestro Rubén en su escrito del triunfo de Calibán de 1895, señala:
“No, no puedo estar de parte de esos búfalos de dientes de plata. Son enemigos míos, son los aborrecedores de la sangre latina, son los bárbaros. Así se estremece hoy todo noble corazón, así protesta todo digno hombre que algo conserve de la leche de la Loba...Y los he visto a esos yankees, en sus abrumadoras ciudades de hierro y piedra, y las horas que entre ellos he vivido las he pasado con una vaga angustia.” (Darío, 1983:85)

Hay que ir abandonando la idea que sólo con Estados Unidos está “la panacea de la salvación”, porque siempre nos quieren imponer sus reglas y porque no conviene depender de un solo polo, la actual crisis nos lo está demostrando. Por eso Sandino, coincidiendo en la posición frente a Estados Unidos afirma: “El progreso y la civilización no deben estar estancados; pero no lo deseamos en la forma de conquista”. (Ramírez, 1984:159) Y en el contexto de su resistencia frente a ese coloso del norte escribió: “Queremos probarle a los pesimistas que el patriotismo no se invoca para alcanzar prebendas y puestos públicos; se demuestra con hechos tangibles ofrendando la vida en defensa de la soberanía de la patria, pues es preferible morir antes que aceptar la humillante libertad del esclavo” (Selser, 1983:202)

Y es más contundente frente a Estados Unidos fue cuando señaló claramente que: “Esos banqueros escogieron a tales desnaturalizados con el fin de celebrar tratados y pactos que les dieron la apariencia de legalidad y así apoderarse de Nicaragua”. (Wünderich, 1995:148)

Hoy las administraciones estadounidenses, tildan a los que se oponen a su “Democracia” de Comunistas y como si fuera poco de Terroristas; Sandino y demás próceres, fueron acusados también, pero el héroe de Niquinohomo señalaba al respecto: “Los verdaderos y legítimos bandoleros están en las cavernas de la Casa Blanca de Washington, desde donde dirigen el saqueo y asesinato de nuestra América española” (Ramírez, 1984:116); América española como la llamaba Rubén.

Es cierto, actualmente hay un proceso que ya lo tenemos encima, pero que no necesariamente implica, aceptar de la forma más indigna imposiciones denigrantes y severas para los pueblos fundamentalmente, quienes son los que pagan los altos costos de estas políticas inhumanas y deshumanizante, fundamentalmente en tiempos de crisis del sistema imperante como en la actualidad.

Por eso la identidad cultural debe ser fomentada a partir del conocimiento y estudio serio de nuestra Historia, implica por ejemplo profundizar en los campo de la cultura y de la educación. Para el Libertador “el Gobierno debe ser maestro… La educación literaria y civil de la juventud es uno de los primeros y más paternales cuidados del Gobierno. Queda así establecido, para las nuevas repúblicas, el principio democrático de la educación como un derecho de todos los ciudadanos” (Tünnermann, 2001:64) Muy relacionado al respecto, el Presidente chileno de la dignidad, Salvador Allende, al referirse sobre la enseñanza superior en un famoso discurso en Guadalajara, estando de visita en México a finales de 1972 decía:

“...el que es estudiante tiene una obligación porque tiene más posibilidades de comprender los fenómenos económicos y sociales y las realidades del mundo; tiene la obligación de ser un factor dinámico del proceso de cambio, pero sin perder los perfiles, también, de la realidad” (Universidad, 1999:137)

Y es que sin ser un filósofo, sino más bien, un estadista, un forjador de pueblos, la gran meta de Bolívar era integrar “a esas grandes masas de América latina, ignorantes, anárquicas, disgregadas, en una sola nación formada por hombres libres, cultos, morales, disciplinados, conscientes de sus derechos y de sus deberes, capaces de defender sus libertades” (López, 2001:45) En ningún proceso de integración se hace en base a la ignorancia de los pueblos. Todo hombre decía Martí está llamado a pensar por sí mismos.

No es en vano que las políticas neoliberales estén encaminadas a privatizar fundamentalmente la educación pública en todos los niveles, de “primarizar” nuestros países. Por la falta de educación desde el Estado que fomenten los intereses de la Nación o de la Región, es la Televisión en muchos casos la “encargado de educar” a nuestros jóvenes y niños, es aquí como la violencia y el dinero fácil se han convertido en los principales objetivos y metas de los futuros ciudadanos. Por eso Martí en su escrito Guatemala fue categórico al decir:

“Una escuela es una fragua de espíritus ¡ay de los pueblos sin escuelas! ¡ay de los espíritus sin temple!... Hombre recogerá quien siembre escuelas... ser culto es el único modo de ser libres”(Roig, 1983:101)

El mero hecho que a Darío, los nicaragüenses sólo teníamos una posesión sentimental, acaso anecdótica y superficial; muy citado y hasta inventado, es una muestra de la poca importancia que se le da a la educación del pueblo. Por eso el General Sandino es enfático cuando afirma: “Nuestros pueblos, por la ignorancia, han sido tan envilecidos que ni liberales ni Conservadores saben lo que discuten, al extremo que hay muchos Liberales de nombre que son más Conservadores de hecho, que los que dicen que son Conservadores” (Ramírez, 1984:174) Coincidiendo de manera puntual con V.I. Lenin cuando este escribe: “Los hombres han sido siempre en política víctimas necias del engaño de los demás... y del propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a discernir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas morales, religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase”. (Buzuev, 1987:91)

Hoy en día elementos como la dignidad, solidaridad, justicia, etc. Están recuperándose en el léxico y las conciencias de muy buena parte de los pueblos de Latinoamérica. Y es que algo que no se aprende, no hay manera de perderlo, porque nunca se ha tenido. Y en eso Martí es categórico cuando dice que “ni un pueblo ni hombres respetan a quien no se hace respetar”.(Roig, 1983:193)

La globalización neoliberal por eso ha impuesto el oscurantismo cultural desde los medios masivos como la T.V. o el INTERNET, sólo que ese oscurantismo no es como el medieval, que restringía la información; el actual es más bien el que deslumbra con tanta información, que al final tienden a confundir o a perder todo interés por obtener información. Quedando el valioso instrumento de comunicación para “Chatear” o para la “consulta” de páginas de todo tipo que denigran la conciencia de los jóvenes principalmente.

Y es que para ser ciudadano y ejercer la política –afirmaba el Libertador- es condición indispensable saber leer y escribir y profesar alguna ciencia o tener algún grado científico, (Tünnermann, 2001:65) ya que la preparación adecuada se irradia en otras facetas de los ciudadanos como por ejemplo, el sentido del trabajo. Hoy en día el que trabaja lo hace para ganar dinero, o en casos extremos para sobrevivir. El trabajar para aportar elementos que mejoren la sociedad, para fomentar la grandeza del país en que se vive ha desaparecido en muchas mentes latinoamericanas, siendo el principal sueño de muchos jóvenes vivir en medio del “sueño americano”.

Por eso, ante la corrupción, que no es ajena al sistema neoliberal capitalista, sino generada por el mismo sistema, el aspecto Moral se vuelve cada vez más en un elemento clave de la formación del ciudadano. En el Congreso de Bolivia, donde el Libertador expone el Proyecto de la Nueva Constitución, retoma la filosofía de Locke y Montesquieu, pero desde la perspectiva del Poder Moral, para lo cual sugiere construir el Areópago “para que purifique lo que se haya corrompido en la república; que acuse la ingratitud; el egoísmo, la finalidad del amor a la patria, el ocio, la negligencia de los ciudadanos; que juzgue de los principios de corrupción, de los ejemplos perniciosos; debiendo corregir las costumbres con penas morales, como las leyes que castigan los delitos con penas aflictivas y no solamente lo que viola la Constitución, sino lo que viola el respeto público”, (González, 2001:20) que para el Libertador, que rogó préstamo de dinero del erario público en tiempos duros al final de su vida, el “Saber y Honradez, y no el dinero, requiere el ejercicio del poder Público”. (Arellano, 2001:33)

José Martí, consecuente con ese humanismo expresó: “¡Yo quiero cuando me muera, sin patria, pero sin amo, tener en mi losa un ramo de flores y una bandera!”, (Avilés: 2003: 71) coincidiendo el General Sandino con ese nivel de profundidad de su sacrifico en el carácter de su lucha, al advertir:

"Yo no estoy dispuesto a entregar mis armas en caso que todos lo hagan, yo me haré morir con los pocos que me acompañan, porque es preferible hacernos morir como rebeldes y no vivir como esclavos... El hombre que de su Patria exige mas que un palmo de tierra para su sepultura, merece no sólo ser oído sino también creído..." (Avilés, 2003:71)

Rubén Darío en su poema “La Calumnia”, resaltaba la importancia de ser moralmente bueno. Sandino, es en este sentido enfático al afirmar que: ”Solo el respeto a la moral y la práctica de la justicia, son la base de estabilidad y prosperidad de las naciones”. (Ramírez, 1984:260) Y es que, para Bolívar, “De ordinario el Ejecutivo no es más que el depositario de la cosa pública, pero los tribunales son los depositario s de las cosas propias, de las cosas de los individuos (…) Poco importa, a veces, la organización política, con tal que la civil sea perfecta; que las leyes se cumplan religiosamente y se tengan inexorablemente como el destino”. (Arellano, 2001:32-33) Para que un proyecto tenga futuro, debe ser transparente, como decía Martí: “¡Oh Libertad! ¡No manches nunca tu túnica blanca, para que no tenga miedo de ti el recién nacido! (Avilés, 2002:83)

Por eso Sandino, muy claramente dijo: ”Los bienes de la Nación deben ser sagrados, y deben respetarse, porque el ser partidario no amerita ningún derecho para medrar al amparo de la causa que se invoca”. (Ramírez, 1984:203)

Sólo así se puede superar a la política tradicional, la cual está lejos de buscar lo que el proyecto Social de Bolívar planteaba que había que promulgar y fomentar la igualdad, que debía ser la “ley de las leyes”, la abolición absoluta de la esclavitud y de los privilegios; siendo una gran meta el hecho de reivindicar la dignidad humana, eliminando las diferencias derivadas de la estratificación social.

El luchar por los derechos de los marginados y explotados de siempre, se manifestó en el hecho de liberar a los negros, redimir a los indios y propender a la superación de los pardos; en síntesis la igualdad para todos.

José Carlos Mariátegui a propósito de la identidad de Bolívar muy atinadamente nos da elementos para no descontextualizar la visión del Libertador al recordar que: “no podía haber nacionalismo donde no había aún nacionalidades. La revolución no era un movimiento de las poblaciones indígenas. Era un movimiento de las poblaciones criollas, en las cuales los reflejos de la revolución francesa había generado un humor revolucionario”. (Sánchez, 2005:446)

Ya Martí luchaba también en contra de la discriminación, planteaba que: “El hombre no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a una raza u otra; dígase hombre y ya se dicen todos los derechos. El negro por negro, no es ni inferior ni superior a ningún otro hombre: peca por redundante el negro que dice “mi raza”. Todo lo que divide a los hombres, todo lo que los especifica, aporta o acorrala, es un pecado contra la humanidad...Hombre es más que blanco, más que mulato, más que negro...De racistas serían iguales culpables: el racista blanco y el racista negro”. (Avilés, 2003:75)

Rubén Darío clamaba también por la unión sin importar las razas, al cantarle en la Oda a Roosevelt a la América del grande Moctezuma, del Inca y al gran Caupolicán, esa identidad que planteaba Bolívar: “No somos ni europeos ni indios, sino una especie intermedia entre los aborígenes y los españoles. Americanos de nacimiento y europeos por nuestros derechos, es necesario disputar con los naturales, los títulos de posesión y luchar contra el invasor en el país que nos vio nacer”. (Arellano, 2001:54)

A este respecto recordemos al Héroe Nicaragüense, el cual reivindicó su lucha como la lucha de la raza indohispana al decir que “Este movimiento es nacional, antimperialista, mantenemos la bandera de la Libertad para Nicaragua y para toda Hispanoamérica, por lo demás en el terreno social este movimiento es popular y preconizamos en el sentido de avance en la inspiración social". (Avilés, 2002:76). Y manifestando su orgullo de clase dijo: "... que soy pequeño para la obra que tengo emprendida: paro mi insignificancia está sobre pujada por la altivez de mi corazón de patriota, y así juro ante la Patria y ante la historia que mi espada defenderá el decoro nacional y que será redención para los oprimidos". (Avilés, 2002:86)

Inspiración que parte justamente de la injusticia y la miseria en que viven los sectores populares en todo el continente, producto de los planes económicos neoliberales impuestos por los organismos financieros internacionales. Debemos remarcar siempre nuestra identidad, y sobre todo la identidad de clase, por eso el actual proceso de integración debe ir más allá y en dirección hacia el bienestar de los desposeídos, porque como decía Martí: “Mientras haya un pobre, a menos que no sea un perezoso o un vicioso, hay una injusticia”. (Avilés, 2003:69)

Todo lo anterior es importante para evitar la equivocada noción de que el pasado se repite, pero peor aún, que se considere que en el pasado nunca se ha hecho nada para cambiar las cosas, porque justamente la falta de educación es para evitar que conozcamos esos elementos valiosos de nuestro pasado que han construido nuestra identidad.

“¡Pero así está Bolívar en el cielo de América,
vigilante y ceñudo, sentado aún en la roca de crear,
con el inca al lado y el haz de banderas a los pies;
así está él, calzadas aún las botas de campaña,
porque lo que él no dejó hecho,
sin hacer está hasta hoy:
porque Bolívar tiene que hacer
en América todavía!”.
José Martí

Expectativas de Desarrollo América Latina y su Proceso de Integración:

Retomando nuestra identidad y nuestra nueva formación cultural y ética, la práctica de la Política, debe escapar de la lamentable lógica de rapiña que el neoliberalismo ha impuesto. Para muchos, quienes se meten a políticos en su gran mayoría, lo hacen pensando en los enormes salarios que van a tener; representan a Partidos que ya no actúan en nombre y consecuencia de la ideología que dicen profesar. Van pensando en el Estado que van a controlar como un “botín” y en controlar los préstamos que generosamente los grandes países y organismos financieros internacionales van a otorgar, para salir de la deuda externa de la que jamás salimos a pesar de sus bien aventuradas condonaciones.

Por eso desde el poder político de la mayoría de nuestros países la dignidad, autodeterminación, la solidaridad, la independencia, el respeto, etc.; deben ser parte de la política de Estado. No se debe aceptar que la lógica de los poderosos del planeta es y ha sido robarnos el reloj, para donarnos o prestarnos generosamente la hora, a costa de nuestra independencia y libertad. Para Bolívar, el actuar en la Política, se trata de lograr la emancipación, ruptura de los nexos de dependencia -respecto a la corona española en su tiempo-; el nacimiento de una magna entidad nueva, junto con el afianzamiento de la libertad. (González, 2001:19)

Por su parte Martí, en numerosos trabajos –escribe Emilio Roig de Leuchsenring- pensando en su patria, reitera su firmísima convicción de la necesidad de un cambio total de vida y costumbres, públicas y privadas... en uno de los boletines, de 25 de mayo de 1875, publicados en la Revista Universal, de México afirma: “Un pueblo, no es independiente cuando no ha sacudido las cadenas de sus amos; empieza a serlo cuando se ha arrancado de su ser los vicios de la vencida esclavitud”. (Roig, 1983:40)

La Democracia debe ir más allá de las elecciones, el propio Darío fue duro con la Democracia criolla al afirmas en su contundente escrito ¿Por qué? De 1892: “No se llama democracia a esa quisicosa política que cantan los poetas y alaban los oradores? Pues maldita sea esa democracia. Eso no es democracia, sino baldón y ruina. El infeliz sufre la lluvia de plagas; el rico goza" (Darío, 1983:35) Después del Pacto del Espino Negro de 1927, donde la política criolla demostró su esencia, Sandino fue claro al señalar: “Moncada nos traicionó en Tipitapa. Allí quedó sepultado mi liberalismo. Tomé la decisión de luchar contra esos politicastros [...] corrompidos y zánganos y construir una nueva Nicaragua sin toda esa podredumbre”. (IES, 1986:58)

Hay que cambiar el quehacer de la política, porque la “necesidad de la globalización” y sus tratados de libre comercio impuestas desde afuera no debe ser mansamente aceptada por nuestros gobernantes sin querer incidir en nada. Las medidas neoliberales, como muy buenos alumnos han sido aplicadas al pie de la letra, ofreciendo hasta más de lo que nos exigen hacer.

Lo más grave es que lo pintan como inevitable el retomar otra alternativa, que por la falta de educación y por ende de Identidad, nuestros pueblos en su gran mayoría aceptan con un “Pragmatismo Resignado” bochornoso y lamentable, porque tienen una visión muy localista y particular ya señalada por Martí que desde Nuestra América escribe:

“Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde... o le crezcan en las alcancías los ahorros; ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le puedan poner la bota encima. Ni de la pelea de los cometas en el cielo, que van por el aire dormidos engullendo mundos” (Martí, 1985:157)

Y es que el proyecto del Libertador, desde la Economía, aspiraba a sustituir la estructura agraria del esclavismo por la del salariado del régimen monetario; trabajó decidido por la justicia en la distribución de los bienes; apuntó a la independencia económica –dentro de aquella su idea económica- dentro de aquella su idea de “la independencia en el más alto sentido de esta palabra, sustituida a cuantas dependencias antes nos encadenaban”- por la distribución de la fuerza a los trabajadores, esto es, situar los medios de producción en las manos de sus verdaderos agentes”. (González, 2001:19)

Desde las potencias, muy por el contrario de esta visión, no solo nos imponen tratados de “libre” comercio, que solo para ellos es libre, sino además, una transculturación que pretende dejarnos sin nuestras raíces, inculcando cada vez más un sentimiento de inferioridad y dependencia. “Patria es Humanidad –decía Martí-, es aquella porción de la humanidad que remos nos tocó nacer”. (Roig, 1983:84)

Rubén Darío en la Conferencia Panamericana de inicios de siglo XX, dio lectura a su controvertida salutación al águila, donde le llamaba al respeto mutuo, diciendo ¡Águila, existe el Cóndor! Él es tu hermano en las grandes alturas....” (Darío, 1983:XX) Ese respeto que debe prevalecer en estos tratados actuales, Martí los resume así:

“Quien dice unión económica dice unión política... Hay que equilibrar el comercio, para asegurar la libertad... Ni uniones de América contra Europa, ni con Europa contra un pueblo de América. El caso geográfico de vivir juntos en América no obliga, sino en la mente de algún candidato o algún bachiller, a unión política... La unión, con el mundo, y no con una parte de él; no con una parte de él, contra la otra”...”El pueblo que compra, manda. El pueblo que vende, sirve. Hay que equilibrar el comercio, para asegurar la libertad. El pueblo que quiere morir vende a un solo pueblo, y el que quiere salvarse, vende a más de uno”. (Roig, 1983:148)

Pero desde la sociedad de consumo que nos impone la globalización, en medio de la crisis en que viven nuestros países, los casinos son un negocio rentable, la lotería es el sueño de muchos y el narcotráfico es la peligrosa elección de otros. Además la Mc Donalización, la Cocalización y demás chatarra que nos importan y nos imponen, siguen haciendo dinero a costas de nuestras propias conciencias.

A ese respeto y ese tratamiento equitativo no lo obtendremos de las potencias, fundamentalmente de Estados Unidos y la Unión Europea, si no consolidamos un bloque económico Latinoamericano, del cual ya existen en nuestro continente como UNASUR, SICA, PETROCARIBE-ALBA, CARICON y el MERCOSUR. Darío en 1902 estuvo clarísimo de esto al decir que si el Brasil, la Argentina y Chile, abandonando sus querellas intestinas y sus rivalidades, hallasen la estabilidad política y se consagrasen a cultivar las riquezas maravillosas de su suelo, se podría ver, en un cuarto de siglo, o en medio siglo, constituirse en esa región naciones potentes, capaces de contrapasar a la América anglosajona, y de hacer en lo de adelante vano el sueño de hegemonía panamericana acariciado por los Estados Unidos”. (Darío, 1983:128) Martí a este respecto decía:

“Cuando un pueblo es invitado a unión por otro, podrá hacerlo con prisa el estadista ignorante y deslumbrado, podrá celebrarlo sin juicio la juventud prendada de las bellas ideas, podrá recibirlo como una merced el político venal y demente y glorificarlo con palabras serviles; pero el que siente en su corazón la angustia de la patria, el que vigila y prevé, ha de inquirir y ha de decir qué elementos componen el carácter del pueblo, que convida y el del convidado. Y el que resuelve sin investigar, o desee la unión sin conocer, o la recomiende por mera frase y deslumbrante, o la defienda por la poquedad del alma aldeana, hará más a América”. (Roig, 1983:58)

Hay que buscar la igualdad de oportunidades en el mundo y a lo interno de nuestras Sociedades, hacer de nuestra América países competitivos, que prosperen con la Globalización de la Solidaridad, de las luchas por el Medio Ambiente, por los Derechos Humanos, de las Mujeres, de la Niñez, de los Pueblos Indígenas, de los Sindicatos, de los Campesinos sin Tierra, de los Discapacitados y de cada uno de nosotros. Porque un principio martiano es que “No hay democracia política si no hay democracia económica”.

Pero una Globalización Nuestra, que responda al Imaginario de la Integración, la cual viene desde “la historia de la comunidad imaginaria de países y pueblos que conforman lo que reconocemos como América Latina puede con propiedad ser denominada como, de encuentros y desencuentros, como unidades y divisiones, como proyecto de integración y fragmentación, en una combinación discentiva y con un desarrollo desigual. No hay lugar para ningún unilateralismo mistificador de unidad aérea del continente o ínfulas de autorreconocimiento”. (Sánchez, 2005:441) Octavio Paz llama a que “la unidad no es uniformidad”.

Encaminarnos juntos, globalizarnos juntos desde nuestra diversidad, sin imposición de ningún tipo, más por la necesidad urgente de salir adelante: “Una posición conjunta, a partir de una visión clara de nuestro propio proyecto de integración regional, nos permitiría sentarnos a la mesa de las negociaciones con la frente en alto y sacar el mejor partido posible de un proceso histórico cuya inevitabilidad, para lo bueno y lo malo, tenemos que empezar a aceptar […]América Latina no puede caer en la trampa de aceptar el camino de las negociaciones bilaterales para ingresar al ALCA y que cada país negocie y suscriba, lo que el Presidente Luis Ignacio Lula ha llamado con razón acuerdos de “anexión bilaterales”. ” (VI Encuentro, 2002:8)

Y es que la visión de Bolívar en el campo del Derecho, y su acción revolucionaria se expresa en “todo el esfuerzo y consecuencia a favor de la integración; él es el líder de la unión, del entendimiento y de la solidaridad activa entre nuestras patrias”. (González, 2001:19) John Lynch -sobre esa visión de Bolívar- planteó: “Su ideal de una Gran Colombia, que duró aproximadamente una década, no significaba una negación de la identidad nacional sino una afirmación de ella. En efecto, estaba aplicando uno de los objetivos característicos del nacionalismo, es decir, la unidad nacional”. (Sánchez, 2005:442) La unidad hace que se logre merecer mayor respeto de otras grandes naciones, principalmente de los Imperios.

Porque no se trata de confrontar de frente al orden económico global porque sí, ni tampoco a Estados Unidos con posiciones sectarias. Josep Stiglitz, sin pretensiones de transformar radicalmente el sistema actual, considera que el Consenso económico actual debe ser “post-Washington”. Explica este premio Nobel en economía estadounidense que “el nuevo Consenso no puede basarse en Washington. Es preciso rechazar el escenario cerrado que definió el decálogo inicial, conformado por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y los grupos y las autoridades influyentes en Estados Unidos Si las políticas han de ser sostenibles, los países en desarrollo tienen que reivindicar su propiedad sobre las mismas”. (Mora-Puelio, 2005:112-113)

Por otro lado, Cuando un periodista le preguntó por teléfono a Juan Bosch, derrocado presidente dominicano en 1965, si él es enemigo de los Estados Unidos. “No; respondió él, soy enemigo de imperialismo de los Estados Unidos; nadie que haya leído a Mark Twain, puede ser enemigo de los Estados Unidos”.(Galeano, 1986:229) Y Darío en la misma salutación al águila señala ¡Salud, Águila! Extensa virtud a tus inmensos revuelos, reina de los azures, ¡salud!, ¡Victoria y encanto! ¡Que la Latina América reciba tu mágica influencia. y que renazca nuevo Olimpo, lleno de dioses y de héroes! (Darío, 1983:X)

La crítica debe ser directa y racional al sistema, que busque únicamente preservar en nuestras naciones y cultura una pisca de respeto y consideración, una equidad de tratamiento, conservando nuestra independencia y dignidad nacional y humana, y en su momento, por qué no, un nuevo sistema económico.

Sandino en determinado momento dejó claro que “personalmente no tengo nada contra los norteamericanos. Que vengan a trabajar aquí, pues. Sin embargo no aceptaré que vengan como otros amos... Envío mis saludos al pueblo norteamericano” (Ramírez, 1984:148) Y el mismo Martí reconoció lo mucho que la América Latina debe reconocer y retomar de los norteamericanos, cuando escribe en un artículo en The Hour en 1880 que: “Nunca sentí sorpresa en ningún país de mundo que visité. Aquí quedo sorprendido. A mi llegada en uno de estos días de verano, cuando las caras de los apresurados hombres de negocio eran a la vez fuente de volúmenes; cuando maleta en mano, abierto chaleco, la corbata deshecha vi a los diligentes neoyorkinos corriendo de aquí para allá ora comprando, ora vendiendo, trabajando, mediando; cuando noté que nadie permanecía estancado en las esquinas, ninguna puerta se mantenía cerrada un momento, ningún hombre estaba quieto, me detuve, miré respetuosamente a este pueblo, y dije adiós para siempre a aquella perezosa vida y poética inutilidad de nuestros países europeos... Estoy al fin, en un país donde cada uno parece su propio dueño... Aquí uno puede estar orgulloso de su especie. Todos trabajan, todos leen”. (Roig, 1983:180)

Por eso hay que empezar desde adentro, y sobre todo buscar como revivir el sueño Bolivariano, del cual Martí juzga que para consolidar la gran patria americana, la América de Bolívar y suya, hay que contar con el campesino y el obrero, con el indio y el negro; en una palabra, con aquellos de quienes en sus versos sencillos decía: “Con los pobres de la tierra quiero yo ni suerte echar” (Roig, 1983:87). Además se tiene que reconocer la vigencia de Bolívar cuando Darío escribió así:
“¡Oh, pobre Nicaragua que has tenido en tu suelo a Cristóbal Colón y a Fray Bartolomé de las Casas, y por poeta ocasional a Víctor Hugo; sigue tu rumbo de nación tropical; cultiva tu café y tu cacao y tus bananos; no olvides las palabras de Jerez: “Para realizar la Unión Centroamericana, vigorízate, aliéntate con el trabajo y lucha por unirte a tus cinco hermanas!”” (Darío, 1983:144)

Ese proyecto económico de integración lo recoge el General Sandino en 1929 en su escrito “El Supremo sueño de Bolívar”, ya que insistía en que “la América Latina, unida, se salvará; desunida, perecerá” (Ramírez, 1984:261) Hay que ser optimistas, ya Darío saludaba esa opción “Ínclitas razas ibérrimas, sangre de hispania fecunda...Únanse, brillen, secúndense, tantos vigores dispersos; formen todos un solo haz de energía ecuménica. Sangre de hispania fecunda, sólidas, ínclitas razas, muestren los dones pretéritos que fueron antaño su triunfo... La latina estirpe verá la gran alba futura:...Y así sea Esperanza la visión permanente en nosotros”.

"Seamos realistas, pidamos lo imposible"
Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nóbel de Paz
Foro Social Sao Paulo
Febrero 2002
Conclusiones:

En la famosa Carta de Jamaica de 1815 Bolívar expresa: “Yo deseo más que otro alguno formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y su gloria… Seguramente la unión es la que nos falta para completar la obra de nuestra regeneración”. (López, 2001:46) Puede ser que a alguien en América Latina, su país o su continente no le guste, conociendo su historia despertaría su interés y amor por su cultura, como escribiría Eduardo Galeano al final de su Libro Memorias del Fuego, El siglo del Viento “Escribirlo fue una alegría de la mano; ahora yo me siento más que nunca orgulloso de haber nacido en América, en esta mierda, en esta maravilla, durante el siglo del viento”. (Galeano, 1986:337)

En la presentación del prólogo de uno de los números de “El pez y la serpiente” en 1983, Pablo Antonio Cuadra expresó: “Simón Bolívar fundó la tradición revolucionaria de Hispanoamérica estableciendo –con su obra de guerrero y estadista y con su ejemplo- la verdadera relación entre el hombre y el poder. El genio guerrero de Bolívar tuvo en su puño a América y pudo imitar el cercano ejemplo imperial de Napoleón, pero prefirió el título de ciudadano al título mismo de Libertador; el genio de estadista de Bolívar, gobernante en poderes omnímodos, entregó al pueblo esos poderes y les dio la garantía del sistema democrático, porque lo fundamental de la obra de Bolívar fue, más que la independencia de los americanos, y más que el haber creado naciones, haber creado pueblos libres”. (Arellano, 2001:9)

Este reconocimiento al Libertador Martí lo comparte plenamente al cuando dice: “¡Los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes” (Roig, 198:160) Y Sandino, como buen hijo de Bolívar dice: “Todo lo positivo y creador que pudo dar América a muchos hombres, lo entregó íntegramente a uno solo: a Simón Bolívar”. (Arellano, 2001:53) Y claro, en su Oda al “Libertador Bolívar”, Rubén Darío escribe:

“Vibre plectro sonoro
que haga temblar la citara en la mano
y un armonioso coro,
un himno soberano
resuene en la extensión del mundo indiano.

Del libre del pecho ardiente,
un grito exhale de entusiasmo y gloria;
Que ahora surge esplendente
a la faz de la historia,
Bolívar, el titán de la victoria”. (López, 2001:39)

A Bolívar y demás próceres como José de San Martín, Antonio José de Sucre, Francisco Morazán, José María de Hostos, José Martí, Rubén Darío, Benjamín Zeledón, Farabundo Martí, etc. Y los héroes indígenas como Nicaragua, Lempira, Diriangén, Túpac Katari, Túpac Amaru, etc.; hay que mantenerlos vigentes, estudiarlos, pero sobre todo imitarlos, en su ejemplo, su ética y sobre todo su perseverancia. Ya Martí era claro de esto al decir: “¡Así, de hijo en hijo, mientras la América viva, el eco de su nombre (Simón Bolívar) resonará en lo más viril y honrado de nuestras entrañas! (Martí, 1985:236) La esencia Bolivariana, hay que mantenerla viva en el reconocimiento de los héroes de la epopeya libertaria, aunque la tumba de los héroes sea desconocida, estamos claros como dijo el poeta trapense, que lo es toda la Patria, la Patria Grande: “El hombre es superior a la palabra. Recojamos el polvo de sus pensamientos, ya que no podemos recoger el de sus huesos y abrámonos camino hasta el campo sagrado de sus tumbas para doblar ante ellos la rodilla y perdonar en su nombre a los que olvidan o no han tenido el valor de imitarlos...". (Avilés, 2003:77)

Las diversas luchas por la independencia, la soberanía y la autodeterminación de nuestros pueblos, con sus guerras y luchas, constituyen momentos claves en el imaginario de la integración y la unidad de América Latina, en formar un solo bloque. Esto durante la necesidad de expulsar a ejércitos imperiales invasores, la lucha de movimientos sociales sindicales, universitarios; de insurrecciones populares y guerras revolucionarias para derrocar dictaduras militares, procesos revolucionarios acosados o campañas de desobediencia civil llegando hasta luchas por triunfos electorales de movimientos sociales frente a partidos tradicionales. Pero para quienes creen el que el Imperio es invencible, recordar a Darío es importante: ”Pero hay quienes me digan: ¿No ve usted que son los más fuertes? ¿No sabe usted que por ley fatal hemos de perecer tragados o aplastados por el coloso? ¿No reconoce usted su superioridad? Sí, ¿Cómo no voy a ver el monte que forma el lomo del mamut? Pero ante Darwin y Spencer no voy a poner la cabeza sobre la piedra para que me aplaste el cráneo la gran Bestia”. (Darío, 1983:88)

José Carlos Mariátegui, comunista peruano afirma que “Los pueblos de la América española se mueven en una misma dirección. La solidaridad de sus destinos históricos no es una ilusión de la literatura americanista. Estos pueblos, realmente, no sólo son hermanos en la retórica, sino también en la historia. Proceden de una matriz única”. (Sánchez, 2005:446) la integración regional no atenta contra la nacionalidad de nuestros pueblos, John Lynch sobre el sueño del Libertador escribió: “Su ideal de una Gran Colombia, que duró aproximadamente una década, no significaba una negación de la identidad nacional sino una afirmación de ella. En efecto, estaba aplicando uno de los objetivos característicos del nacionalismo, es decir, la unidad nacional”. (Sánchez, 2005:442)

La solidaridad debe sustentar los procesos de integración, la superación de la pobreza y por ende el desarrollo debe ser el fin máximo, la autodeterminación, la independencia plena y el antiimperialismo su identidad política; la diversidad étnica, la plurinacionalidad, pluriculturalidad y multilingüe su identidad cultural. La izquierda con sus características particulares en cada país su identidad política. Dicho planteamiento suena para muchos radical, pero “a la raíz va el hombre verdadero. Radical no es más que eso; el que va a las raíces. No se llame radical quien no vea las cosas en su fondo. Ni hombre, quien no ayude a la seguridad y dicha de los hombres” “Hacer es la mejor manera de decir… La gloria no es de los que van para atrás, sino para adelante...¡Los flojos respeten: los grandes, adelante! Esta tarea es de grandes”. (Roig, 1983:188)

Por eso sigue siendo válido ante los tímidos y “moderados” el llamado del General de hombres libres en estos nuevos tiempos de reacomodo de fuerzas políticas en Latinoamérica y el Caribe, frente a las pretensiones de retroceder la historia y frenar esta integración, teniendo como la última muestra de esto el golpe contra el gobierno constitucional de Honduras, como manera de decirle a Bolívar que “no aró en el mar”:

“Ustedes están en la obligación de hacer entender a los pueblos de América Latina, que entre nosotros no deben existir fronteras, y que todos estamos en el deber preciso de preocuparnos por la suerte de cada uno de los pueblos de la América Hispana, porque todos estamos corriendo la misma suerte ante la política colonizadora y absorbente de los imperialistas yanquis”. (Ramírez, 1984: 270-271)


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